Me sienta en una caja, no sé si gritar, llorar o correr, pero mi mente se pone en blanco cuando veo un arma en su pantalón.
- ¡¿Vas a matarme?! -le digo asustada, mis vellos de la nuca se erizan y siento que voy a desmayarme.
-Por ahora no.
- ¡Oh po...
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Dos horas.
Solo dos horas me quedan.
Pero no se asusten, no es que me quede dos horas de vida, solo me queda dos horas para que vuelva a ser la pequeña y chiquitita hada, lo odio.
No me gusta ser chiquita, yo considero que mientras más chiquita, más débil eres, y lo soy, no logro hacer nada con mi diminuto tamaño.
Solo dos horas me quedan con mi tamaño y mis piernas largas.
— ¡Oye! —grita jazz riendo cuando Emma le hace cosquillas— ¡Ya, loca!
Ambas están a mi lado comiendo, o bueno, jugando, los chicos están al otro lado, hablando no sé de qué.
—Ahora cuéntame qué sucedió en la cena —dice Emma.
Jazz se ruboriza y trata de disimular pero las dos ya nos dimos cuenta. Jazz comienza a contar qué sucedió exactamente en la cena, de qué hablaron, y...
— ¡Awwww! —grita Emma, Jazz salta encima de ella y le susurra "Habla más bajo", veo como los chicos nos miran y Jazz niega riendo— Lo siento, pero fue su primer beso.
—Si, fue lindo y mágico, el primero de muchos, muchos, muchos más.
—¿Tú qué opinas Yasmina? —me pregunta Emma pero mi mirada está perdida en el suelo.
Solo dos horas...
—Sí, claro... Ahora vuelvo.
Me levanto y voy a... No sé dónde pero me meto por el bosque, estábamos acampando, Ryu nos está protegiendo por si viene algo o alguién.
Hojas y más hojas hay por doquier, con mi mano aparto todas las hojas que obstruye mi vista, el sonido de una rama romperse hace que mi corazón se pare por un segundo.
¿En serio? ¿Qué acaso no puedo estar en un lugar sin ser atacada? ¿O herida?
Tomo una roca que encontré en el piso, no soy lo suficientemente valiente como para pelear sola pero mi orgullo para pedir ayuda es más grande que mi valentía.
—¿Quién está ahí? —pregunto con un poco de temor, aunque con dureza.
No quiero que piense que estoy asustada, aunque lo esté.
—¿Quién está ahí? —pregunto una vez más, hojas gigantescas obstruyen mi vista a lo que sea que esté al otro lado— ¿No responderás?
Me acerco un poco, poco a poco me encuentro cerca de las hojas, siento su respiración, cuando aparto las hojas para ver quién está ahí, doy unos pasos atrás al notar unos ojos rojos gigantes del otro lado.
— ¡Yasmina! —cierto los ojos mientras que doy una vuelta y le tiro la roca a la persona que dijo mi nombre.
— ¿Taylor? —veo a Taylor parado en frente mío, tocando su abdomen— ¿Qué haces ahí?
