Idril

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Nada, absolutamente nada. Estaba completamente a oscuras. Se sentía aturdida, no recordaba cómo había llegado a ese vacío. Palpó a su alrededor y sintió unos grilletes con una cadena larga en sus muñecas, le dolían mucho, de hecho, le dolía todo el cuerpo. Olía a moho y a algo putrefacto, moduló su vista privilegiada y vio que estaba en una celda. Intentó incorporarse y una corriente azotó su espalda, cayó estrepitosamente al suelo lanzando un aullido agudo. Se quedó sentada contra la pared donde estaba encadenada, intentando no hacer movimientos bruscos con la espalda, sin embargo, algo no estaba bien. Estiró su columna lo más que pudo hasta que sintió un crujido que la dejó exhausta. Se llevó las manos a la cabeza intentando recordar cómo había llegado allí y notó su cabello pegajoso, la sangre también caía por su sien y su mejilla. Estuvo sola y en silencio mucho rato hasta que el dolor y el cansancio la vencieron, se tumbó en el suelo y cayó en un profundo sueño.

Soñó con espadas, flechas y gritos de dolor. Estaba en medio de una montaña inundada de una capa de niebla espesa, estaba rodeada de orcos y elfos, éstos menguaban por momentos y se veían acorralados. Ordenó la retirada de los suyos pero ya era muy tarde, pronto se vio entre diez orcos que la apresaron y aunque luchó por librarse de ellos, una flecha negra había rozado su cabeza y sintió pesadez en todo el cuerpo, la cabeza le dolía mucho, se revolvió con todas sus fuerzas hasta que sintió un golpe seco en la espalda y ya no recordó más.

 Ordenó la retirada de los suyos pero ya era muy tarde, pronto se vio entre diez orcos que la apresaron y aunque luchó por librarse de ellos, una flecha negra había rozado su cabeza y sintió pesadez en todo el cuerpo, la cabeza le dolía mucho, se ...

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Para su suerte, los elfos se recuperaban rápido de sus heridas. Se despertó sobresaltada de la pesadilla, una voz vino a su mente: - Llevadla ante Bolgo, él sabrá qué hacer con ella.- seguido de una risa maliciosa que inundó su cuerpo con sudores fríos, eso lo había oído estando semiinconsciente en el fragor de la batalla. Seguía estando sola pero la espalda ya no le dolía tanto y las rozaduras de las muñecas ya estaban casi sanadas pero no supo cuánto tiempo estuvo así, sola, en silencio y a oscuras.

 Seguía estando sola pero la espalda ya no le dolía tanto y las rozaduras de las muñecas ya estaban casi sanadas pero no supo cuánto tiempo estuvo así, sola, en silencio y a oscuras

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Pasaron días, aunque no supo cuántos exactamente. Aunque era de naturaleza resistente las fuerzas empezaban a flaquearle, había pasado bastante tiempo desde la última vez que comió aunque se concentraba en ahorrar sus energías al máximo para aguantar como había aprendido en sus entrenamientos, pero tenía la boca y la garganta seca como un desierto. Todo seguía en silencio y oscuridad, y se volvió a dormir.

Vuelve a míWhere stories live. Discover now