Parte sin título 3

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Las fuerzas de la oferta y la demanda En Estados Unidos y en otros sistemas de libre empresa, la oferta y la demanda determinan la distribución de los recursos y los productos. Se entiende como demanda el número de bienes y servicios que los consumidores están dispuestos a comprar a diferentes precios en un momento específico. Si piensa en su experiencia personal, es probable que reconozca que los consumidores suelen estar dispuestos a comprar mayor cantidad de un artículo cuando su precio baja porque quieren ahorrarse dinero. Por ejemplo, piense en los tapetes hechos a mano. Los consumidores podrían estar dispuestos a comprar seis tapetes a 350 dólares cada uno, cuatro a 500 dólares y sólo dos a 650 dólares. La relación entre el precio y el número de tapetes que los consumidores están dispuestos a adquirir se puede representar de manera gráfica con una curva de demanda (véase la figura 1.2). Se define como oferta el número de productos —bienes y servicios— que las empresas están dispuestas a vender a distintos precios en un momento determinado. En general, como existe más potencial para obtener utilidades, las empresas están dispuestas a ofrecer mayor cantidad de un bien o servicio a precio más alto. Por ejemplo, una compañía que vende tapetes podría estar dispuesta a vender seis a 650 dólares cada uno, cuatro a 500 dólares, pero sólo dos a 350 dólares. La relación entre el precio de los tapetes y la cantidad que la compañía está dispuesta a ofrecer se puede representar gráficamente con una curva de oferta (véase la figura 1.2).

En la figura 1.2, las curvas de oferta y demanda se cruzan en el punto donde la oferta y la demanda son iguales. El precio de equilibro es aquel donde el número de productos que las empresas están dispuestas a ofrecer es igual a la cantidad de productos que los consumidores están dispuestos a comprar en un momento específico. En el ejemplo de los tapetes, la compañía está dispuesta a ofrecer cuatro tapetes a 500 dólares cada uno y los consumidores están dispuestos a comprar cuatro tapetes a 500 dólares cada uno. Por lo tanto, el precio de equilibrio de un tapete en ese momento es 500 dólares y la mayoría de las compañías del ramo establecerán ese precio para sus tapetes. Cabe suponer que una empresa que cobre más de 500 dólares (o el monto que sea el precio de equilibrio corriente) por sus tapetes no venderá muchos y no tendrá utilidades. Por otro lado, la empresa que cobre menos de 500 dólares estará aceptando una utilidad por tapete inferior a la que podría obtener al precio de equilibrio. Si el costo de elaborar tapetes sube, las empresas no ofrecerán la misma cantidad al precio anterior. El cambio de precio afecta la curva de oferta y se presenta un nuevo precio de equilibrio. Este proceso es permanente porque la oferta y la demanda no cesan de fluctuar frente a los cambios que registran las condiciones económicas, la disponibilidad de recursos y el grado de competencia. Por ejemplo, los precios de las gasolinas subieron mucho en 2008 debido a que la oferta de hidrocarburos y de petróleo crudo disminuyó y su demanda aumentó.16 A diferencia de lo que ocurrió con el auge del petróleo, en el año 2008 cerca de un millón de casas fueron embargadas y más de 3 millones de dueños de viviendas no habían cumplido puntualmente con el pago de sus hipotecas. El inventario de casas en venta se incrementó con rapidez y los precios cayeron debido a la enorme oferta que había en el mercado.17 Los precios de los bienes y los servicios varían de acuerdo con estos cambios de oferta y de demanda. Este concepto es el motor de la distribución de los recursos (bienes y servicios, trabajo y dinero) en una economía de libre empresa. Las críticas a la oferta y la demanda dicen que el sistema no distribuye los recursos con igualdad. Las fuerzas de la oferta y la demanda impiden que los vendedores que deben vender a precios más altos (porque sus costos son elevados) y los compradores que no tienen dinero para comprar los bienes al precio de equilibrio participen en el mercado. Según estas críticas, los ricos cuentan con el dinero para comprar más de lo que necesitan, pero los pobres no pueden adquirir una cantidad suficiente de lo que requieren para sobrevivir. La esencia de la competencia La competencia, o la rivalidad entre las empresas para obtener el dinero de los consumidores, es otro elemento fundamental de la libre empresa. De acuerdo con Adam Smith, la competencia propicia la eficiencia y los precios bajos pues obliga a los productores a ofrecer los mejores productos al precio más razonable; aquellos que no lo hagan así no podrán seguir operando. Entonces, la competencia mejorará la calidad de los bienes y los servicios disponibles o disminuirá los precios. Por ejemplo, gracias al excelente diseño y sentido de oportunidad de Apple, ésta domina el mercado de la música que se puede descargar con iTunes, su servicio en línea, y con su reproductor MP3, el iPod. Sin embargo, muchas compañías tienen la mira puesta en captar, con sus propios productos, parte del mercado de esa compañía. En un sistema de libre empresa, existen cuatro clases de ambientes para la competencia: la pura, la monopólica, el oligopolio y el monopolio. La competencia pura se presenta cuando existen muchas empresas pequeñas que venden un producto estandarizado, por ejemplo productos agrícolas como el trigo, el maíz y el algodón. Ninguna de ellas vende una cantidad suficiente del producto como para influir en su precio. Además, dado que no existen diferencias entre sus productos, los precios son determinados exclusivamente por las fuerzas de la oferta y la demanda. La competencia monopólica aparece cuando existen menos empresas que en un ambiente de competencia pura y casi no hay diferencia entre los bienes que venden . 11--

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