💎 PRÓLOGO 💎

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Al ver su reflejo en el espejo, la imagen provocó una sensación que no creyó ser capaz de volver a sentir. No desde la primera vez que lo hizo y una vez más se avergonzó de sí.

💕

Ya todo estaba decidido entonces, a qué venían todas las dudas que azotaban el pensamiento de Topacio y que la desvelaron desde las tres de la madrugada. Preguntas iban y venían, al punto de sentir que todo giraba a su alrededor. Se obligó a dejar de devanarse los sesos con el tema y tratar de dormir.

Convencida que ya no podría pegar un ojo, salió de la cama y se sentó en un pequeño escritorio que tenía en su habitación, tomó un lápiz y papel en donde escribió al menos unas cien veces "No dolor. No vergüenza. No remordimiento". Qué lejos estaban esas palabras de la realidad. Esa noche al llegar a su casa y en la soledad de su habitación, lloró hasta el amanecer.

Al salir de su habitación y en el trayecto hacia la cocina, el vidrio de una fotografía colgada en la pared le hizo darse cuenta que dos noches sin dormir y llorar durante una de ellas, no son la mejor combinación. Su rostro y en especial los ojos están hinchados y con una sombra azulada bajo ellos.

Parezco un monstruo —pensó al verse y luego sacudió su cabeza para sacar de ellas ideas que no venían al caso y siguió hacia su destino. Una vez en la cocina, buscó en las gavetas de la alacena alguna "paracetamol", cuando las encuentra saca dos pastillas y se las toma con un solo trago de agua que toma entre las manos cuando abre el grifo.  Su cabeza le duele como si el mismo demonio bailara Paddles en claqué (1) en su cerebro.

Por un instante y con las manos apoyadas en el borde del fregadero, con la cabeza baja y los hombros caídos, guarda silencio. Necesita estar segura de lo que hará de ahora en adelante. Las dudas vuelven y siente que las lágrimas aparecerán de nuevo y antes de dejarlas correr, toma una fuerte bocanada de aire y se incorpora. Saca una liga para el cabello que lleva en su bolsillo, se hace un moño alto y descuidado; luego busca un bowl grande que deja en la encimera y con una fuerza innecesaria, simulando ser convicción de su parte al querer parecer rauda y desenfadada, saca del freezer las bandejas de hielo, las desmonta dentro del bowl y termina de llenarlo con agua. Toma una nueva gran bocanada de aire y sumerge el rostro.

Se mantuvo tantos minutos como el agua casi congelada y el aire en sus pulmones le permitió. El frío le calaba hasta los huesos y en ese instante deseó que también alcanzara su corazón.

Al sacar del agua fría su rostro, la piel cambió del blanco pálido de siempre a uno azulado, casi igual que el de sus párpados. De reojo nota a su compañera de habitación sentada sobre el desayunador, la observa seria y sostiene en el aire una cuchara de cereal; le hace un movimiento con la barbilla. Ese simple gesto es suficiente para dejar sobreentendido un "buenos días". Seca su rostro, tira la toalla al cesto de ropa sucia y descarta el agua helada en la pileta, lava el bowl que utilizó y lo deja sobre el Dish rack (2).

Se aleja dispuesta a encerrarse de nuevo en su habitación. Necesita descansar las horas que estuvo llorando; se detiene unos pasos antes de subir las escaleras a la segunda planta y regresa sobre sus pasos. Entiende que le debe una explicación a su compañera. Se asoma por el marco de la puerta y al notar el ceño fruncido de Chloe, sabe que será una muy, muy larga conversación.

—Hablaremos, lo prometo. Ahora necesito dormir.

Su amiga asiente y contesta un escueto "OK".

—¿Te podrías sentar a la mesa o al menos usar uno de los taburetes del desayunados? Tienes el trasero dónde suelo preparar la comida —le grita Topacio desde las escaleras.

—¡Sí mamá! —contesta Chloe, quita el tazón de entre sus piernas y baja de un salto. Deja los utensilios sucios en el fregadero, ya se encargará después de lavar la losa.

Se aleja dispuesta a encerrarse de nuevo en su habitación. Necesita descansar las horas que estuvo llorando; se detiene unos pasos antes de subir las escaleras a la segunda planta y regresa sobre sus pasos. Entiende que le debe una explicación a su compañera. Se asoma por el marco de la puerta y al notar el ceño fruncido de Chloe, sabe que será una muy, muy larga conversación.

—Hablaremos, lo prometo. Ahora necesito dormir.

Su amiga asiente y contesta un escueto "OK".

—¿Te podrías sentar a la mesa o al menos usar uno de los taburetes del desayunador? Tienes el trasero dónde suelo preparar la comida —le grita Topacio desde las escaleras.

—¡Sí mamá! —contesta Chloe, quita el tazón de entre sus piernas y baja de un salto. Deja los utensilios sucios en el fregadero, ya se encargará después de lavar la losa.

Cierra la puerta de su habitación con el talón y casi a rastras, llega hasta la cama. La observa por unos segundos y en lugar de acostarse, sube a ella y de rodilla sobre el colchón, alcanza el bolso que usó durante la noche sacando el contenido y un puño de billetes cae. Cuenta el dinero a la vez que los acomoda. Con el peso del mundo encima haciendo mella de ella además del cansancio acumulado, lo guarda en su lugar secreto o el que ella marcó como "RENTA, no tocar", así no se veía tentada a gastarlo en cualquier cosa distinta a su propósito. Cerró la bolsa de ziploc y la colgó con un imperdible (3) en la parte interna del abrigo más viejo y que sabía Chloe nunca tocaría, había declarado su ropero como zona en cuarentena.

Se me quemaría la piel y hasta las neuronas el solo pensar en usar algo así. —solía decir cada vez que sentada en su cama, veía a Topacio acomodar su guardarropa—, desecha esas cosas, son de la época de mi abuela o de la abuela de ella. —cosa que era cierta, sus únicos dos abrigos pertenecieron a su abuela, luego a su mamá y cuando pasaron a su propiedad fue la más feliz y grandiosa experiencia. Esos abrigos eran uno de sus más grandes tesoros y cualquier cosa era posible antes que deshacerse de ellos.

¿Estaría dispuesta a repetir lo que hizo la noche anterior? —fue la pregunta que vino a su mente de inmediato, apenas cerró la puerta de su armario. No tenía idea y si decidía que sí, tampoco sabía por cuanto tiempo lo estaría haciendo. Lo que sí era seguro es que lo necesitaba y como la necesidad tiene cara de perro, tomó una decisión en ese instante, la segunda que sobre ese particular. Estaría dispuesta a sacrificarse, pero al igual que sus tesoros, guardaría por y para siempre alejado de la vida que decidía seguir, cuidaría de lo único que le pertenecía desde que nació, su nombre. Nadie lo denigraría ni siquiera ella misma; era lo único que heredó de su mamá totalmente nuevo.

Dejaría su nombre impoluto, junto a la chica ingenua originaria de Iowa, para ser ahora la mujer fría y práctica en la que necesitaba convertirse si quería sobrevivir a esa ciudad. Por otra parte, ya se estaba acostumbrando a su nuevo nombre, en especial cuando se negó a usar el verdadero cuando se mudó con Chloe.

Algunos años han pasado,desde que adoptó el nombre TOPACIO.

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(1) Paso básico de Tap (3/4)
(2) Escurridor de vajillas
(3) Gacilla

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Hola a todos!

Aparecí y creo que ya era hora.
Las musas me habían abandonado, pero creo que ya andan de vuelta.

Trataré de publicar tan seguido como pueda, sin un día fijo. Espero me comprendan que mi trabajo a veces me roba más tiempo del que quisiera.

Hay notas marcadas y que su significado está al final del capítulo y antes de mis comentarios 😅

Me gustaría conocer sus opiniones de ahora en adelante, de lo que opinan de la historia y de sus personajes.

Por favor, si ven algún detalle a corregir, todos estos comentarios los agradeceré se hagan en privado.

Espero disfrutes esta historia, que será publicada en Amazon en unos pocos días (espero).

Nos leemos después y gracias.

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