Capítulo XXXIX

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–Cuenta con ello – la volvió a besar y emprendieron rumbo hacia el elegante vehículo que los esperaba. Una vez acomodados en el interior, Jaime le presentó a Laura a su asistente y el joven, un tanto reservado, la saludó con una inclinación de cabeza. Durante el viaje, el joven les explicó que debían pasar por la alfombra roja, Jaime debía detenerse unos minutos con algunos reporteros para hablar de la última temporada de la serie y luego podrían pasar al salón donde sería el cóctel de bienvenida.

Laura se removió en el asiento al ser consciente de que tendría que pasar por la alfombra roja junto a Jaime.

–¿Es necesario que yo pase por la alfombra? – Ambos hombres la miraron asombrados – no me miren así. Si es necesario, no lo hago.

–De hecho... – mencionó el asistente – es necesario que pasen por la alfombra.

–Exacto, no me voy a privar de semejante compañía. Además, estas muy bella hoy como para que el mundo no lo note – Jaime rodeó los hombros de Laura y la atrajo hacia él. Le besó suavemente la mejilla – dame el gusto de pasar contigo.

–Si lo dices así... – respondió resignada, pero ansiosa por la experiencia.

–Además, piensa – le murmuró al oído para que solo ella pudiera escuchar – será nuestro secreto cuando te toque así.

Jaime acarició suavemente el vientre de Laura.

Laura rió fuertemente y Jaime se felicitó mentalmente al hacerla olvidar su reticencia a la exposición.

–Si lo cree conveniente – volvió a mencionar el asistente – luego de que Jaime esté con los reporteros, se puede colocar junto a mí, yo estaré fuera del alcance de ellos.

–¡Eso! – dijo Laura triunfante – serás mi salvavidas.

–Bueno, que empiece la función. – murmuró el asistente al momento en que el carro se detenía a la espera de poder avanzar y dejarlos en la alfombra donde debía llegar.

Pasados varios minutos, por fin pudieron pasar por la alfombra, y lo hicieron lentamente. Jaime la llevaba sujeta de la cintura, rozando levemente la curva de su espalda que quedaba al aire. Laura, manteniendo la sonrisa en su rostro, evitaba sobresaltarse con el suave contacto de los dedos de Jaime en su piel. Desde que lo vio con aquel esmoquin, se encontraba en un estado de excitación complejo. Sentía calor en partes del cuerpo que evidenciaban su reacción a él. Y le gustaba. Lo anhelaba y necesitaba.

Cuando iban por la mitad de la alfombra, los fotógrafos comenzaron a pedirles que posaran para ellos. Jaime, que sabia como hacerlo, la tomó de la mano y comenzó a moverse sutilmente. Cuando ella se dio cuenta, había creado un pequeño baile donde ella disfrutó con su tacto y él con la sonrisa que ella le dedicaba; y los fotógrafos obtuvieron las mejores poses para sus imágenes. Llegado el turno de las entrevistas, Laura se acercó discretamente al asistente y suspiró profundamente, había pasado la prueba de fuego y ahora solo le quedaba disfrutar.

Jaime esquivó magistralmente las preguntas en torno a Laura y pudo hacer su labor de relaciones públicas de la serie. Dejando a los reporteros atrás, Laura y él se dirigieron a la zona del coctel, donde se reuniría con la gente de la serie. Sus compañeros le habían insistido en asistir, y hasta último momento, tenía en suspenso su asistencia. Cuando lo vieron aparecer, todos gritaron y formaron un alboroto que llamó la atención de todos alrededor. Jaime fue arrastrado a los brazos de todo el mundo. Besos de sus compañeras y abrazos de sus compañeros le llegaron al corazón a Laura. Esos hombres y mujeres lo querían muchísimo, y él debía de saberlo, pues recibió cada muestra de cariño como si fuera una gema preciosa que cuidar. Cuando terminó la ronda de saludos, se dio la vuelta para tomar a Laura de una mano y acercarla al grupo.

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