Cuando llegaron, Jaime y los actores de la serie se dedicaron a dar entrevistas y sacarse fotografías, mientras Laura y algunos de sus acompañantes, los esperaban en el privado que tenían reservado. Laura conversaba con alguno que otro, pero en sí, estaba pendiente de lo que hacía Jaime y su alma de fanática, estaba fascinada de ver a tanta gente y artistas en pleno apogeo.
Habían pasado más de treinta minutos cuando Jaime volvió a su lado y bebiendo del agua de Laura, la incitó a que fueran a la pista para bailar al menos una pieza.
–¿Cómo lo llevas? – le pregunta Jaime al oído para hacerse escuchar por sobre la música.
–Pues... fascinada. – riendo, le menciona su alma de fan y le comenta lo que le había gustado. – Lo que si... pues aun está comenzando esto, pero ya me fijé en algunos que ya no están muy sanos.
–Sí, estas ocasiones se prestan para excesos.
–Pues sí.
–Entonces – dice Jaime – ¿Nos vamos? – dijo inocentemente.
–¿Tú ya estás? – dijo sorprendida.
–Ajá – asintiendo – Solo que no me resistí a bailar contigo.
–Que bello. –Mirando inocentemente – ¿Ya puedo hacer mi magistral actuación?
–¿Lo vas a hacer? – ahora fue el turno de él de sorprenderse.
–Por salvarte el pellejo, claro. –Le pellizca la mejilla– Me divertiré muchísimo.
Unos minutos después, mientras bailaban, Laura le dice a Jaime que la abrace y la lleve hacia la mesa donde estaban todos reunidos y bebiendo. Adoptando el papel de preocupado, Jaime le siguió el juego y la llevó, dejándola cuidadosamente sentada en una orilla y pidiendo un vaso de agua al mesero que tenían cerca. Cuando le llevaron el agua, Laura tomó sorbos cortos y se abanicaba el rostro, llamando la atención de la mesa quienes comenzaron a preguntar que qué le sucedía. Jaime, con preocupación, les dijo que no se sentía bien y que era mejor que se fueran. Rápidamente, algunas de las chicas se acercaron a Laura para preguntar los síntomas, pero ella escudada tras el vaso, evitó hablarles. Jaime, en cambio, se apresuró a la productora para pedirle disculpas pero que ellos se iban. Jennie, le dejó ir sin mayores contratiempos, y él se despidió de todos levantando una mano. Ayudó a Laura a ponerse de pie y esquivando a los efusivos bailarines, atravesaron la pista hasta lograr salir de la sala. Ya en el pasillo, y cuidando que los vieran, siguieron representando el papel hasta encontrar vehículo que los llevara de vuelta al departamento de Laura.
A unas cuantas cuadras del lugar, y arriba del vehículo, estallaron en carcajadas. Jaime llevaba entre sus brazos a Laura y ella, se dejaba envolver por la esencia y calor de él.
–Ay dios, creo que no me había reído así desde hace mucho tiempo. – dijo Laura.
–Ni yo... – besando la coronilla de Laura, Jaime volvió a murmurar – gracias.
Laura le devolvió el beso, depositándolo en la mejilla de Jaime. Ambos se relajaron en el silencio del vehículo, disfrutando de la presencia del otro. Minutos más tarde, el automóvil se detenía afuera del edificio de Laura, y la joven suspiraba pensando que la noche llegaba a su fin.
–Bueno... ya llegamos – dijo Laura enderezándose en el asiento.
–Sí, eso veo. – siguió Jaime.
–Gracias por la noche. Me divertí muchísimo.
–Gracias a ti por acompañarme, significó mucho para mí. –le tomó el rostro entre sus dos manos y acercó sus labios a los de ella pero sin llegar a rozarlos.
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¿Seguirás Amandome?
RomanceEsta noche eres todo mío. Esta noche, la luz del amor está en tus ojos pero, ¿Seguirás amándome mañana? Algo tan "inocente" como un amor platónico, se sale de control después de una borrachera. Cuando se dan cuenta de las consecuencias, asoman los...