Capítulo XLVIII

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Conforme pasaron las semanas, Jaime seguía con sus compromisos laborales. Alguna cena, alfombra roja, estrenos de películas; lo que fuera, debía asistir por compromiso aun cuando no quería dejar sola a Laura. Pero Angélica, quien se dejaba ver seguido por la casa, había decidido ser su chaperona. Por lo que desde unas semanas atrás, se veían muy risueños en la prensa. Obviamente, las fans y los reporteros eran los más felices reviviendo un supuesto romance de antaño. Jaime se reía de ello cuando le consultaban en entrevistas, pero los conocía y no perdía tiempo en aclarar que con Angélica solo eran hermanos.

Laura en cambio, sabía que había algo raro en que Angélica se apareciera muy seguido por la casa. Y de alguna forma se enteraría.

Esa tarde, Laura se encontraba sola en casa pues Jaime tuvo que asistir al estreno de una película para niños y se llevó a los chicos con él. Por las redes sociales, se enteró que también andaba Angélica junto a sus hijos. Lo que no le causó mucha gracia a Laura. Sabía que sus hormonas estaban un poco descontroladas, y que posiblemente ese ataque de celos que sufría era por ello. Pero ya no le era lógico de que Angélica, de un momento a otro, viviera pegada a Jaime. Cavilando en todos esos pensamientos, la encontró la llamada de Jaime, a los minutos después.

-Hola, amor. – contestó Laura desanimada.

-Ey, amor... te escucho triste. ¿Estas bien?

-Si... solo estoy cansada.

-¿estás segura?

-Si... ¿Qué me cuentas?

-Ah pues, te llamaba porque Angélica y sus hijos nos invitaron a ir a la piscina con ellos. ¿Te animas?

Laura no tenía ganas de ver a la comadre de su novio, y seguir sintiendo esa inseguridad en todo lo que veía o decía. Por lo que usaría una pequeña mentira para quedarse en casa.

-La verdad, amor, es que estoy muy cansada. El bebé no ha parado de moverse, está muy inquieto.

-¿Amor, necesitas algo? – dijo Jaime, preocupado.

-No, no. Tú ve y diviértete y que los niños se diviertan... yo aprovecharé de descansar ¿Si?

-¿Estás segura? Si quieres, puedo llegar dentro de un rato.

-No, no. Tú disfruta la tarde con los niños. Nosotros te esperamos acá.

-Está bien. Pero me avisas cualquier inconveniente, ¿bueno?

-Por supuesto. Pásenlo bien.

Cortando la llamada, Laura dejó su teléfono celular en modo avión, para que no le llegaran notificaciones ni llamadas, y salió al jardín. Hacia un día bastante soleado y le apetecía estar en la piscina. Por lo que, aprovechando la soledad, perdió el pudor de mostrar su vientre y se puso un bikini rosa que contenía su cuerpo muy bien y que a ella le gustaba por hacerla sentir sexy. No era algo que acostumbraba a hacer, pues por lo general, cuando se metía a la piscina con los niños, usaba una camiseta que le cubría hasta los muslos. Pero aprovecharía la soledad del hogar para tomar un poco de sol y disfrutar del agua. Una vez sumergida, comenzó a recorrer lentamente de lado a lado, sintiendo el agua recorrer su cuerpo. Para ella, que pocas veces ha sido consciente de su sensualidad, el sentir el agua por su cuerpo se estaba convirtiendo en un catalizador de imágenes eróticas.

Imaginándose a su novio como gran protagonista de ellas.

Se lo imaginaba con ella, ahí en la piscina, rodeando su cuerpo con sus fuertes brazos. Rozando cada parte de su cuerpo, cada cambio, tan delicadamente que le provocaba escalofríos y despertaba todos sus puntos erógenos. Sumida completamente en sus fantasías, se fue arrastrando hasta la orilla de la piscina, sentándose en la escalinata y recibiendo los rayos de sol que caldeaban aun mas su cuerpo, comenzó a acariciarse lenta y sensualmente, dando vida a las caricias que su imaginación creaba.

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