Capítulo 38

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N
athán fue oficialmente arrestado por la guardia real con el nombre de Claudio Giménez. Él aceptó un trato que le aseguraba permanecer vivo mientras tradujera cada uno de los documentos que se le entregaba, también se debía mantener en secreto su identidad y no se podía divulgar que era un informante de la guardia. En contrapartida, tuvo que conceder que no diría a nadie que poseía parentesco con alguien de la guardia, no le convenía que en prisión los demás lo conocieran como el hermano de la pequeña rubia de los verdugos de Raid, asique, aceptó sin mucha oposición.
En el momento en que Lautaro lo llevó a la zona de comando, Flash y yo quedamos sorprendidas. Nathán tenía la cara hecha pedazos, algunas costillas rotas e innumerables heridas. Acababa de prometer a Flash que estaba entero.
-¿Qué le pasó? - regañé a Lautaro - No te pedí que lo golpearas
-fue el sombrío. - farfulló Nathán luego de escupir sangre - Creo que le gustas mucho
Desde ese día no he vuelto a ver a Nathán. Tampoco he oído su nombre falso entre los miembros de la guardia. Ni siquiera sé si continua vivo. Estoy segura de que nos reencontraremos cuando todo esto termine. Cuando las muertes sin sentido, y las bombas de miedo se desvanezcan, buscaré a mi hermano y haré todo lo que pueda por reconstruir la relación que teníamos previa a que ingresara al instituto. Hoy en día no siento ningún tipo de afecto por mi anterior familia, excepto por Estefanía y Nathán. A mi hermana estoy segura de que no la veré nunca más, pero a Nathán podría. Ruego porque este bien.
Penumbras fue declarada una operación exitosa. Las seis bajas jamás fueron nombradas como daño, algunos ni las notaron. Los pocos que conocían a los fallecidos portaron una cinta negra en el brazo por una semana. Un mes después nadie recordaba la operación penumbras o a sus líderes.
Mi relación con Flash se había cortado. Hablábamos y trabajábamos juntas, pero no de la misma manera. Ya no adivinaba lo que iba a decir y, tampoco deseaba que supiera lo que yo pensaba. Todo el grupo escorpión se percató del alejamiento y se incomodaron ya que ambas teníamos en deber de liderarlos junto con Marisa. Continuaba enojada con ella por obligarme a entregar a Nathán.
El clima con los verdugos tampoco era agradable. En el primer momento que tuve a Dorian frente a frente, le dejé bien claro que lo consideraba un traidor. No quería seguir teniéndolo en el pelotón, no admitiría que continuara con nosotros sabiendo que ya había roto una de mis reglas ¿Qué le impediría romper otra? Incluso entregué una nota en la oficina de oficiales. Una reverenda tontería, según Marisa, quien la rechazó luego de leerla. Insistí y volví a insistir. Contemplé la idea de hablar con Dalia. Pero no. Nada dio resultado.
-Dorian pertenece a tu pelotón por varias razones, - detallaba Marisa Raid - y siempre ha hecho un excelente trabajo. No vas a cambiarlo. Pronto pasaras a sexto y no habrá tiempo de entrenar otro comodín
Así fue como tuve que soportar mi antipatía por Dorian durante las patrullas. Los verdugos conocían la situación, y a su vez se sentían incomodos por estar en medio. Además, había opiniones dispares sobre el tema; unos creían que Dorian hizo lo correcto por el bien de Penumbras y, otros consideraban que no debió contar nada.
Bingo se reincorporó al pelotón totalmente recuperado. No me llegué a dar cuanta hasta que fue demasiado tarde, pero él y yo nos habíamos vuelto cercanos. No de una manera amistosa, sino que en términos laborales. Trabajábamos juntos prácticamente de memoria.
Mi noviazgo con Brian continuaba siendo una piedra en mi zapato. Tal vez, una montaña. Me reuní con él un par de veces junto a nuestro árbol, y en ninguna ocasión nos besamos, ni tomamos de las manos, o siquiera hablamos de nuestros sentimientos. Nos pasábamos horas hablando de asuntos superficiales e irrelevantes. Tardamos al menos unas dos horas cotorreando sobre los mejores usos del Kerambit. Sobra decir que me estaba frustrada con su frío acercamiento.
Dos últimos meses antes de pasar al sexto año. Las salidas con la guardia se redujeron a una a la semana durante los seis meses en los que los novatos de momento pasaban por las pruebas previas a los grupos. Era nuestro trabajo acompáñalos en dichas pruebas; supervisarlos, torturarlos, incluido tomar notas sobre posibles prospectos que se deberían unir al grupo.
Mientras los observaba transpirar y desfallecer en el desierto, pensé en que quizás en ese montón de novatos podría existir una nueva Amanda, es decir, otra que aceptó un trato y debería obedecer ciegamente a Dalia Raid. No sabía si estar feliz por la siguiente o sentir lastima.
Me encontraba comparando mis notas de las pruebas de novatos con Rachel de cuarto año en la oficina de oficiales, cuando Diana y Roco entraron corriendo. Tenían una cara de susto y, estaban sudorosos como si hubieran corrido kilómetros. Rachel y yo estábamos molestas ya que ellos no debieron entrar y menos, derribar la puerta como hicieron.
-¡Amanda, por fin te encontramos! - gritó Diana
-¿acaso no saben que este lugar es solo para oficiales? - exigió Rachel. La secunde con la mirada - Salgan antes de que alguien más los vea, o perdamos la paciencia
-Am, necesitamos hablar contigo - dijo Roco ignorando a Rachel que me clavó los ojos llenos de furia
-hablaremos más tarde. Ahora lárguense - expresé
-tú no entiendes, - articuló Diana - se trata de Flash
-¿Qué le pasó?
-Fabrizia… estaba patrullando en Lewin y - Roco tragó saliva - la asesinaron
-ve con ella, - sugirió Rachel. Comprendiendo la situación - Yo me encargaré de las notas para Marisa
Salí corriendo de la oficina. Diana y Roco me pusieron al tanto de los detalles mientras corríamos al bosque, último lugar en donde se vio a Flash.
Fabrizia pertenecía a un pelotón sin nombre, comandado por tres escorpiones entre los que estaba ella. Técnicamente eran tres escuadrones. Esa mañana habían sido enviados a patrullar Lewin. A las mil trecientas horas fueron emboscados por un grupo grande de revolucionarios que querían cobrar venganza por lo sucedido en Wayne. No pudieron hacer mucho, la mayoría de sus integrantes pertenecía al tercer año, por lo que no contaban con la experiencia suficiente para una pelea en la que estaban en desventaja numérica.
Todo el pelotón fue asesinado. Varios durante la disputa. Pero Fabrizia había sobrevivido a los tiros. ¡Ojala hubiera muerto por una bala en le cabeza y no como sucedió! Tal vez así, Flash no estaría tan destrozada.
A Fabrizia la colgaron de los pies en un árbol en las afueras de Lewin. Según como me contaron, la habían golpeado repetidas veces con palos o culatas hasta que falleció. Tenía la ropa rasgada y evidentes muestras de abuso. Lo peor, fue que llevaba una marca en la frente escrita con una navaja. “General B” un nombre que jamás habíamos oído.
Encontré a Flash sentada junto al arroyo en el que se solía hacer la iniciación. Estaba en silencio, cortando la corriente del agua con una vara. Alejados, a una distancia considerable, la custodiaban Samara y Ganso. Ellos me vieron llegar y se mantuvieron atentos mientras me sentaba junto a mi mejor amiga, en su peor momento.
-imagino que ya te enteraste. - dijo con voz ronca y triste - Golpeé a muchos en mi camino hasta aquí. No sabía a donde más ir
-Flash, yo… lo lamento. Es decir, - pronunciaba sin ninguna idea clara - la verdad no sé qué decirte
-está bien. Siendo sincera no quiero oírte decir nada. Quiero que estés a mi lado y me escuches. Bueno… eso creo
-te escucho
Flash ladeó la cabeza y la recostó en mi hombro. Era algo que había tratado por años, pero nunca la había dejado ya que odiaba ser tocada. Esa vez, le permití hacerlo. Sabía que era lo que solía hacer con Fabrizia, por un largo tiempo fue el único contacto que tuvieron.
Me puse tensa y apreté los nudillos con tanta fuerza que mis dedos se pusieron blancos. No me gustaba sentir a alguien más que no fuera Brian. Aun así no me moví. Luché por no demostrar que me molestaba.
-sé que odias esto, Am. Yo también. Ella nunca odió que la tocaran, - narraba Flash - solía decir que no entendía por qué a ella la caja no le afectó como al resto. Yo solo la miraba hablar y pensaba; es hermosa, ¿me estará mintiendo para que no tema acariciarla? Sabes, anoche antes de ir a dormir discutí con Fabrizia. Ella me reclamó que pasaba mucho tiempo en mis tareas y que no le dedicaba el tiempo suficiente. Le grité, ella me gritó y nos dormimos enojadas
-Flash… - quería decirle que no se sintiera culpable. Que ella no podía adivinar que iba suceder. Pero las palabras no salían de mi boca
-espera. Hoy me desperté por costumbre a la misma hora en la que subimos a los autobuses. No supe por qué, pero bajé con la intención de ir a correr, y la encontré en las escaleras. Dijo que estaba yendo a buscarme, que no quería salir del instituto sabiendo que estábamos disgustadas. Me besó, y luego me susurró que me amaba. Fue el momento más feliz de mi vida, nunca creí que fuera posible que alguien me amara después de todo lo que he hecho. Le confesé que yo también la amaba. La abracé y ella se marchó. Daba saltitos cuando bajaba los escalones. Estaba contenta y eso me puso más feliz. Yo la a hice sonreír. No sé si ella presentía algo y no quiso contármelo. Quizás, algún ángel se apiadó de nosotras y nos dejó despedirnos. Ella no se merecía terminar así. Siendo que en la guardia habremos personas horribles, fue ella a quien atraparon. Nunca tuvo una pisca de maldad en su sangre. Siempre me pregunté cómo alguien como ella término aquí. ¿Oíste hablar del general b?
-nunca
-yo tampoco, pero es obvio que quería enviar un mensaje. Quería vengar a los muertos de Wayne. Am, yo comandé penumbras. Fabrizia murió por mi codicia
-Fabrizia no murió por culpa de nadie, Flash. A ella la asesinaron unos bastardos a quienes vamos a cazar. Te prometo, que atraparemos a ese maldito. Nos vengaremos
-eso si quería escuchar
-¿ahora, qué quieres hacer? ¿Llorar, comer, tomar?
-intenté llorar por media hora, pero no saqué ni una sola lagrima. La última vez que lloré fue dentro de la primera caja, ¿y tú?
-no quiero acordarme
-quiero correr
-¿correr?
-hasta ya no sentir las piernas. ¿Vienes conmigo?
-siempre
El grupo escorpión se declaró en luto. Todos los miembros debieron usar la cinta negra en el brazo. La muerte de Fabrizia afectó a todos de sobremanera. El cuarto año estaba destrozado por perder a tres de sus miembros, los de segundo perdieron a sus tutores, al igual que los de sexto y quinto se despidieron de sus protegidos.
Al día siguiente de que la noticia fue difundida por el instituto, Flash y yo presentamos una nota pidiendo ser reincorporadas de manera completa a la guardia real, con salidas diarias, no solo una vez como estábamos haciendo. Todo el grupo escorpión firmó, al igual que Marisa Raid. Aun así recibimos una negativa. Cualquiera que tuviera una media neurona sabía que la única razón por la que los Verdugos de Raid y los Rayos Grises querían transitar las calles era la venganza. Dalia Raid pensaba que era una misión inservible, y que no favorecería a ninguna causa que ella considerase productiva. Fue así como Flash y yo, escoltadas por Marisa, nos reunimos con la directora.
-ya he dicho que no. - replicaba Dalia mientras no dejaba de escribir en un cuaderno gris - No cambiaré de opinión
-directora… - insistió Marisa, pero Dalia la silencio con un ademan
-no volveré a repetir mi negativa. Ambos pelotones, en su mayoría se graduaran pronto. Ya debieron terminar con los asuntos de la guardia. No saldrán por una absurda venganza personal
-¿absurda venganza? - entré en la conversación a pesar de que Marisa nos había ordenado mantener la boca cerrada - Según tengo entendido, a quien mataron y humillaron los revolucionarios fue a una alumna del instituto Raid. Se supone que eso debería ser imposible. Ellos no deberían creer que puedan enfrentarnos
-continúa - exigió Dalia abandonando su escritura
-pienso que si dejamos al que hizo esto sin ningún castigo, se esparcirá el rumor de que pueden dañarnos cuando quieran y no responderemos. Esto no debe volver a pasar. Hay que encontrar a ese infeliz y hacerlo llorar lágrimas de sangre por desafiarnos
-los demás integrantes activos de la guardia pueden buscarlo, ¿Por qué enviarlas a ustedes?
-usted lo sabe bien, aun así se lo diré. No existe ningún pelotón como los Verdugos o los Rayos Grises. Nadie tiene la suficiente experiencia, ni ganas de sangre que nosotros poseemos. Si lo que deseamos es que se vuelva a temblar al oír la palabra Raid, debe dejarnos salir, cazarlos hasta que el maldito general b se orine en los pantalones
-inquieta, impulsiva, presumida… - citó Dalia recordándome la lista de mis defectos que llevaba Marisa
-e infantil - concluyó la líder del grupo escorpión
-¿eso es una respuesta afirmativa? - pregunté
-agregaré; estúpida y arrogante a la lista - me dijo Marisa cuando atravesábamos el pasillo de vuelta, con el permiso de la directora en manos
-me preocupa cuanto papel gasta en esa lista, señora
El permiso que Dalia nos concedió no nos permitiría salir de lunes a lunes como queríamos. Patrullaríamos los miércoles como ya hacíamos, cumpliendo nuestros correspondientes horarios y, también los sábados en los que partiríamos antes del almuerzo y volveríamos el lunes por la mañana. Así es, estaríamos toda la noche del sábado y la madrugada del domingo fuera del instituto.
Ambos pelotones juntos los sábados y domingos; los Rayos Grises y los Verdugos de Raid. Acompañados por algunos alumnos de quinto que consiguieron el permiso, y los que aceptamos que nos siguieran. Por ejemplo, el teniente Malcolm y tres lobos más, Pájaro Rojo no fue, pero envió a dos águilas, Roco y Diana de escorpión y, a pesar de mi oposición, el teniente Pesadilla nos cedió a Daysi y a Brian.
Durante nuestra ausencia nombramos a Ilusión y Flavio como nuestros sustitutos. Flash estaba decidida a que si no estábamos era Ilusión la única que podría suplantarnos correctamente. Pero fui yo quien eligió a Flavio, para sorpresa de todos. Incluso mi mejor amiga trató de disuadirme para elegir a otro. No lo hice, ya que a pesar de mi desagradable comienzo con Flavio, me había dado cuanta con los años de que siempre fue él quien unió al grupo. Tal vez, nunca fue el mejor estudiante, pero si era un gran líder que sabía cómo convencernos para trabajar juntos.
Llegó el primer sábado afuera. Solo ocupamos un autobús que nos llevó directamente a Lewin, lugar en donde emboscaron al pelotón de Fabrizia. Flash había robado la sabana que usaba Fabrizia en su cama, la cual decidimos utilizar como bandera. En ella dibujamos una parca vestida de rojo y, le escribimos el nombre con que bautizamos al nuevo pelotón; La Venganza.
Solo en la primera noche atrapamos a cinco revolucionarios que creyeron que salir por la noche era seguro. Todos juraron no conocer al General b. Colgamos a los cinco en un solo árbol y le escribimos en la frente y cuerpo algunas frases provocadoras como “¿Dónde estás b?” “nos llamaste y aquí estamos” “¿vienes a la fiesta general b?” o cosas peores que prefiero conservar en secreto.
Creímos que sería estúpido que el tal general b no respondiera a esos mensajes. Planeábamos hacer lo mismo con todos los revolucionarios que atrapáramos durante los seis meses que Dalia nos concedió. El pelotón La Venganza comandado por las tenientes Flash y Amanda, quedaría en la ya rica historia de Raid por ser responsables de más muertes revolucionarias que cualquier otro.
Durante ninguna de las patrullas me alejé de Flash. Me mantenía a su lado no solo como apoyo, sino que por precaución. Ella era una excelente líder, pero como cualquiera de nosotros, reaccionaba de manera agresiva ante sus sentimientos.
Tampoco me acerqué a Brian más de lo necesario. Si debía darle una orden lo hacía manteniendo mi distancia. La razón era que no quería ponerme en un plan romántico mientras mi mejor amiga sufría por perder a alguien tan querido. Aun así, no dejaba de castigarme a mí misma con las preguntas de qué pasaría si fuera al revés, si hubiera sido Brian el que falleciera, ¿podría soportarlo como lo estaba haciendo Flash?
Tres meses después de comenzar con la venganza nos encontrábamos en Abridge, decidimos pasar la noche dentro de una casa abandonada a consecuencia del frio. Colocamos águilas en el techo y lobos en las entradas. Cada cierto tiempo se realizaban relevos para que todos conciliáramos un poco de sueño.
Flash y yo nos encontrábamos alejadas del grupo, repasando los lugares por los que ya pasamos y las pistas que conseguimos. De reojo, observábamos a los integrantes de nuestro nuevo pelotón. Nuria dormía acurrucada en el brazo de Lautaro. Jazz y Mario discutían como siempre mientras vigilaban una ventana. Hugo, Dorian, Josías y Milton, todos lobos, dormían uno encima de otro como es costumbre de su grupo. Deysi conversaba entre risas sentada junto a Brian. Los demás estaban en turno de vigilar.
Un momento. ¿Deysi conversando con Brian? ¿Y riendo como tontos? Los celos me invadieron más rápidamente que cualquier momento s de mi vida. Ignoré lo que Flash explicaba sobre el mapa.
-entonces, ¿qué piensas? - me devolvió a la realidad Flash
-sí, lo que digas - respondí
-Am, no escuchaste nada de lo que te expliqué
-claro que sí
-¿Qué acabo de decirte?
-tú… está bien no te preste atención
-si no quieres que este con Deysi ve y háblale
-no los estoy mirando. - mentí, pero Flash me descubrió - Tal vez, un poco
-¿Por qué no estas con él? Justo ahora. - cuestionó guardando el mapa - Desde que comenzamos a patrullar no pasaste tiempo con Brian
-pensé que no te agradaba
-no me cambies el tema. Te conozco, Amanda, y sé que no quieres que me sienta mal mientras tú vas en busca de romance. Pero créeme, si fuera al revés, y Fabrizia estuviera allí, yo estaría con ella. Yo estoy bien
-no sé si ponerme feliz porque estas bien, o molestarme porque me abandonarías tan fácilmente. - ironicé - Además, parece estar contento en compañía de Deysi
-por tu culpa
-¿mi culpa?
-no debes permitir que una zorra pase tanto tiempo hablando con tu novio sin hacer nada. Debes ir y recordarle que Brian es tuyo
-no me gusta a donde va tu plan, Flash
-quiero que vayas ahora mismo a recuperar la atención de tu hombre. Dile a esa perra que se aleje o…
-¿o qué? No voy a pelear con Deysi
-¿te da miedo?
-no, pero…
-te diré exactamente lo que tienes que hacer; caminas hasta allá, te paras firmemente frente a ella y le dices “oye, bruja, este hombre es mío. Aléjate de él”
-¿estás loca? No voy a decir algo semejante
-¿acaso quieres que Deysi se quede con tu novio? - negué con la cabeza - Entonces, harás exactamente lo que te digo
-pero…
-ahora, Am
En mi defensa, no tenía ninguna otra idea para separar a Deysi y Brian, además, Flash sabía cómo conversarme de hacer tonterías todo el tiempo. Recuerdo cuando debíamos dirigir nuestro primer trote con el grupo escorpión, y bueno, no concordamos cual camino íbamos a usar. A Flash se le ocurrió que nos diéramos, al mismo tiempo, un golpe en la cara, y quien moviera los pies o cayera al suelo, perdería. Nos golpeamos tres veces sin obtener ningún ganador. Por suerte, Marisa nos interrumpió a gritos y nos impuso el camino.
Di mis primeros pasos hacia las dos sombras que seguían conversando. ¿De qué será que hablan tanto? Tambaleo un poco debido a que no estaba cien por ciento segura del plan de Flash. Me arrepentí cuando vi entrar nuevamente a Diana y Roco.
-ni se te ocurra retroceder - reprendió Flash provocando que todos nos miren
Di vuelta nuevamente. Deysi y Brian me estaban mirando. No estuve tan nerviosa ni cuando entramos en Wayne.
-yo… es decir, - tartamudeé - después
Giré sobre mis talones tratando de volver con Flash y, descubrí a mi mejor amiga apuntándome con un rifle de asalto.
-¿Qué carajos haces? - reclamé
-me aseguro de que hagas lo que debes. - respondió Flash - Díselo
-¿si no se lo digo me dispararás? ¿Te volviste loca?
-sí, y sí. Ahora díselo
-no vas a dispararme, Flash
-te disparare en un pie, o tal vez te vuelo una oreja. Tú decides
-¿Qué está pasando aquí? - preguntó confundida Deysi
-les recomiendo no meterse - sugirió Roco
-no olvido cuando no decidían por cual camino correr y se golpearon - carcajeó Diana
-hazlo o te volare ambas orejas, Am - volvió a amenazar Flash
La conozco y sé que es capaz de hacerlo. La primera vez que subestime una de sus amenazas terminé rodando por las escaleras junto con Walter.
Me paré frente a Deysi y Brian. Tragué saliva y respiré profundo. Consideraba algunas opciones de lo que pasaría después de pronunciar las palabras que Flash ordenó. La primera, Deysi me golpeaba. La segunda, ambas peleábamos y el pelotón procuraba separarnos. Y la tercera, bueno, de todas maneras termina en pelea.
-¡deja de pensar y díselo! - gritó Flash
-¡cállate!
-ahora, Am
Miré directamente a Deysi que siguió sin entender lo que estaba sucediendo. Había peleado contra ella por años. No es una rival que me gustaría provocar sin necesidad.
-oye… - suspire - bruja, este hombre es mío. Aléjate de él
-ahora - dictaba Flash desde mi espalda
-ahora
Deysi apretó los labios. Se reincorporó lentamente y se colocó frente a mi cara. No recordaba que fuera tan alta. ¿Cuándo creció tanto? Me preparé para recibir o esquivar su primer golpe cuando, ella sonrió inesperadamente.
-ya era hora - pronunció Deysi retirándose
-¿Qué? - me pregunté a mí misma cuando veía que Brian me sonreía
-teniente, ¿sabe jugar damas chinas con piedritas? - interrogó Deysi acercándose a Flash
-no tengo idea de que es eso - confesó mi amiga
-yo le enseño
Regresé los ojos a Brian que seguía sonriendo como tonto. Da unos golpecitos al suelo, invitándome a sentarme su lado. Suspiré dándome cuenta de la ridiculez que acababa de hacer y, luego me acurruqué a su lado.
Brian por fin vuelve a besarme durante la velada. Volvió a estar cariñoso y atento y… regresó Brian. Mi amigo, mi novio… mi futuro esposo.

NOTAS DE GUERRA - El nacimiento de la leyenda (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora