Seokjinnie

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—Gracias por dejar que me quede aquí. —Habló ___, mientras seguía a su amiga por el largo pasillo que daba a su apartamento, arrastrando consigo su maleta y su bolso de mano.

Hace días había decidido mudarse de casa en busca de algo más que trabajo, quien sabe, ni siquiera ella lo sabía. Lo que sí sabía es que no estaba dispuesta a quedarse en aquel lugar con sus padres otro día más. Otro día más en el que cada vez era más difícil alcanzar los sueños y esperanzas que había forjado durante los 24 años que había estado en aquella casa. Ella había estudiado una profesión, pero simplemente se dio cuenta muy tarde de que eso no era lo suyo, que lo que realmente buscaba nunca podría encontrarlo en aquel lugar, y mucho menos estando rodeada de la misma gente, el mismo aire.

Necesitaba un cambio.

Y que mejor que la ciudad de Nueva York.

—No tienes que agradecer, estoy feliz de que al fin hayas aceptado mi propuesta. —Mencionó su amiga, deteniéndose frente a una de las tantas puertas en el largo del piso en el edificio. —Aquí es.

—Que bonito.

El apartamento era todo lo que se había imaginado; amplio, bien decorado y por supuesto lujoso. Los grandes ventanales dejando ver la hermosa vista que Manhattan ofrecía por la tarde, lo que hacía que cualquiera quedara simplemente encantado.

—Te mostraré tu habitación.

Su amiga la guió hasta el inicio del pasillo, donde se podían ver dos puertas, una la que seguramente sería su habitación. Al entrar por supuesto quedó fascinada. La ventana amplia daba una vista que era casi igual de hermosa que la de la sala principal, la luz natural iluminaba casi toda la habitación, la gran cama y los tonos suaves de la decoración la hacían ver como una de esas habitaciones que solamente había podido ver a través de un catálogo. Era perfecta.

—¿Te gusta?

—Sí. —Sonrió ampliamente. Su mirada inspeccionando al rededor del lugar. —Me encanta la vista.

—¿Es genial, no es así?

___ asintió. Por supuesto que lo era, además de vivir en una de las ciudades más increíbles del mundo tenía un apartamento maravilloso. Su amiga tenía mucha suerte.

—¿Y eso? —___ frunció el ceño al notarlo.

No lo había visto al entrar, pero sin duda era algo que llamaba la atención. En la esquina de la habitación, en un pequeño sofá estratégicamente acomodado, se encontraba un esponjoso peluche blanco, en forma de alpaca. Los grandes ojos casi haciéndola fruncir el ceño. Era en cierta medida un peluche algo extraño.

—Ah eso. —Su amiga caminó hasta el pequeño peluche, sosteniéndolo entre sus manos. —Es Seokjinnie.

—¿Seokjinnie? —Arrugó su rostro.

—Aja. ¿No es lindo?

—Da miedo.

—No seas tonta. —Lo acarició— Es adorable.

—Para ti. —Rió.— Yo lo hayo un tanto perturbador.

—Oye. —Exageró un poco— No la escuches Seokjinnie eres hermoso.

—Bueno, entonces no te molestará llevarlo a tu habitación.

Su amiga sonrió, negando con la cabeza divertida. Ella podía ser un tanto exagerada en cuanto a esos aspectos.

De un momento a otro la expresión en su rostro cambió, a una inquietantemente seria. —Pasando a otro tema... —___ suspiró, sabiendo lo que iba a decir.— ¿Te ha llamado?

Cuentos Sexxxuales |BTS| {One Shots}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora