Capítulo 15 - Divorcio

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Después de lo sucedido hace unos días regresamos a casa, yo me lleve la sorpresa de que mis padres se marcharon con mis hermanos a los estados unidos. Nosotros desde esa vez de lo sucedido no hablamos y solo nos comunicamos por medio de María o Gabriel, cuatro días sin salir, según Alfredo es por seguridad, y sobre todo sin comunicación no podemos utilizar nuestros teléfonos, así que no se nada del mundo.

— La cuenta de tu papá sigue igual – suelta el comentario de la nada mientras comemos – podrías ir reduciendo la cuenta, si cambias –

— Para que, para que vuelvas hacer lo mismo –

— No, ya no pasara – me tomo la mano –

— Me dijiste que no provocó nada en ti, si es así porque no me dejas ir, que esto ya se termine, no aguanto estar así, tener que esconderme por algo que no hice, por algo que me han obligado- quite mi mano

— Si, provocas demasiadas cosas en mí, por eso estás conmigo, si estas en esta situación es por tu bien, porque cuando den con que estoy casado te estarán buscando, a ellos no les importa cómo fueron las cosas – tomo de nuevo mi mano – hagamos las cosas bien – con su otra mano tomo mi mejilla y me beso, mis sentimientos salieron a la luz, me duele que sea así, se separó de mí y coloco mi mano en su pecho – puedes sentir lo que provocas en mi – siento su corazón palpitar, casi saliéndose

— No entiendo tu juego, pero está bien, dices que hagamos las cosas bien – me afirmo – rompamos el contrato, dame el divorcio falso – quito su mano bruscamente de la mía – no estamos casados solo es deshacernos de los documentos falsos

— ¿Quieres el divorcio? – le afirme que si – te lo conceso, pero con una condición

— ¿Qué?

— ¿Dame un hijo?

— ¡No! Es que no entiendes no estamos casados yo ya no quiero estar contigo, y tu menos por qué mejor no toma cada quien su camino, no metas el pretexto de un hijo a cambio de algo que no es verdad.

— Eso es lo que quiero – se levantó de la mesa y salido de la cocina

Ya es demasiado tarde Alfredo salió desdés la tarde, no regreso a cenar yo me quede dormida. Me levante algo tarde me di un baño, me arregle del lado del closet y al salir me encontré con Alfredo quien viene llegando con una maleta en su mano.

— Ten – dejo la maleta a un lado de la cama

— ¿Qué es eso? –

— Ábrelo – lo mire algo dudosa, me extendió la mano para que fuera directo a la maleta, la abrí y observe que estaba completamente llena de billetes– eso es tuyo, ¿quiero que consigas un terreno, un arquitecto que construya la casa que quieras, yo la pago –

— ¡No te entiendo! – se acercó a mí.

— Lo que escuchaste, has con él lo que quieras

— Yo, no lo quiero, yo lo que quiero es el divorcio, que me des los papeles del falso matrimonio, porque todo este tiempo no has respondes a mis preguntas, las cuales no tienen caso de mencionarlas –

— Te daré el divorcio después de hacer un viaje, y ese dinero es un regalo por el tiempo que estuvimos juntos, así que te alistas porque nos vamos de viaje y después de eso hablamos del divorcio – me dio un beso en la mejilla y se acostó en la cama, me duele la cabeza no lo entiendo de repente está mal y de la nada bien, me cansa su actitud su bipolaridad.

Hablamos un rato, sobre algunas cosas que me tienen desde un principio mal, me conto la forma en la que dio conmigo, resulta que efectivamente si Gabriel tuvo que ver, pero cada uno de los mensajes que yo tenía eran con él, me conto que investigo a mi familia, y se le hiso fácil llegar a esos extremos con tal de agrandar su oficio, de igual manera supo más de mi por conocidos a los que un día los llamamos "amigos" o que siguen siéndolo. Me conto como fue que planeo todo para secuestrarme y hacer que mi padres quitaran la denuncia de mi desaparición, el personalmente llego a mi casa y hablo con ellos, es por eso la reacción de mis padres al verlo bien el día de la tornaboda, todo estaba cuadrando.

¿POR QUÉ YO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora