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Cuando entraron a la habitación, JungKook pudo ver una bandeja con una tacita de sopa sobre la mesa al lado de su cama

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Cuando entraron a la habitación, JungKook pudo ver una bandeja con una tacita de sopa sobre la mesa al lado de su cama.

—Ve a sentarte. — JungKook le dijo a JiMin señalando a su cama y caminó hacia su armario. Sacó una camisa grande y suave y unos pantalones de dormir.

Cuando se volteó, encontró a JiMin de pie al lado de la cama con la cabeza gacha y las manos detrás de la espalda. JungKook soltó un suspiro al verlo en esa posición.

Sería un proceso largo sacar a JiMin de lo que estaba acostumbrado.

—Arriba los brazos. — Pidió JungKook y JiMin lo miró confundido. El ojinegro hizo gestos con las manos indicándole al menor que alzara sus brazos y JiMin muy despacio obedeció.

Cuando JungKook empezó a ponerle la camisa, un fuerte sonrojo subió por el cuello del joven esclavo y se intensificó cuando vio a su poseedor arrodillarse en el suelo para ponerle el pantalón.

—Ahora a comer. — Dijo cuándo se levantó y se sentó sobre la cama, tomando la tacita con una de sus manos. Con la otra mano palmeó la cama para que JiMin se sentara.

JiMin lo dudó unos instantes, pero su instinto de esclavo le pedía obedecer, así que se sentó.

La verdad era que JiMin tenía miedo, mucho miedo.

Nunca había visto a un poseedor así y tenía un temor increíble de que su dueño lo estuviera engañando, haciéndole creer que estaba a salvo para luego convertirse en un poseedor como todos los demás.

— ¿Crees poder comer solo o te ayudo? — Preguntó JungKook y JiMin negó con la cabeza, tomando la tacita con sus manos.

El rubio alzó la cuchara y miró a JungKook, como pidiendo permiso y el ojinegro asintió con una pequeña sonrisa.

Kook sintió como su pecho se expandía al ver a JiMin tomar un sorbo de la sopa y gemir de satisfacción.

—Despacio, no queremos que lo vomites por apresurarte, ¿cierto? — Dijo JungKook cuando vio que JiMin empezó a tomar la sopa de manera acelerada. — Nadie te la va a quitar y dentro de un par de horas te daré más, lo prometo.

JiMin lo miró con los ojos abiertos como platos; nunca en su vida le habían dado tanta comida.

Asintiendo, JiMin tomó su sopa despacio y se dio el lujo de disfrutarla.

— ¿Te puedo hacer algunas preguntas? — Preguntó JungKook y JiMin asintió. — ¿Cuántos años tienes?

—Creo que tengo 17, Señor, no recuerdo. — Respondió JiMin después de pensarlo.

JungKook se sorprendió, creía que tenía unos 15 años, pero suponía que era por lo pequeño que era y lo flaquito que estaba.

— ¿Cuantos... poseedores has tenido anteriormente? — JungKook preguntó, sabía que toda esa información estaba en el formulario que le dieron en el C.A.E pero quería conversar más con el joven esclavo.

—D-Dos. — Respondió JiMin y antes de que JungKook pudiera intervenir, JiMin se lanzó al piso arrodillado frente a él, la taza de sopa cayendo con él y regando el poco contenido que quedaba. — Por favor no me devuelva, Señor, ¡por favor! Le juro que haré todo lo que me pida y cumpliré todas sus órdenes pero ¡no me devuelva!

JiMin se estaba empezando desesperar y a ahogarse con sus propios sollozos así que JungKook se lanzó al suelo asustado y lo envolvió en sus brazos.

—Sé que he sido he tenido muchos dueños y que eso no es bueno pero por favor no lo haga Señor. — Siguió JiMin y JungKook sintió como sus ojos se empezaban a llenar de lágrimas. — Si me devuelve me matarán y le juro que yo puedo seguir órdenes...

—Shhh, tranquilo... — Susurró JungKook al oído de JiMin. Le dolía demasiado escucharlo y verlo tan roto. — No te voy a devolver, te protegeré por siempre, ¿entendido?

JungKook no tenía idea de lo que estaba diciendo, solo se estaba dejando llevar por el instinto y en ese momento lo único que quería era proteger al débil chico que lloraba en sus brazos.

Después de un largo rato de llorar, el joven esclavo se había quedado dormido en los brazos de JungKook.

Con delicadeza, el mayor lo alzó y lo acostó en su cama, arropándolo con las cobijas.

Luego recogió la taza del piso y caminó al baño en búsqueda de un paño con el cuál limpiar la poca sopa esparcida en el suelo.

Al terminar, JungKook apagó la luz y salió de su habitación, cerrando con lentitud la puerta para evitar despertar al ojiazul.

Caminó por toda la casa buscando a su madre y la encontró sentada en el sofá de su oficina, leyendo. Al verlo entrar, alzó la mirada.

—¿Cómo sigue Ji- — Empezó a preguntar su madre pero frenó en seco al ver a su hijo con lágrimas rodando por sus mejillas, mordiendo con fuerza los labios para contener los sollozos y las manos hechas puños a los costados de su cuerpo. — Ven, mi niño.

JungKook casi que corrió hacia su madre y se dejó envolver en sus reconfortantes brazos. Solo así pudo dejar salir todos los sollozos que le oprimían el pecho y lo ahogaban.

Se sentía como un desconsolado niño llorando porque se rompió su juguete favorito. Pero esto era mucho más, esto era un ser humano que había sido tratado como una mierda antes de que JungKook llegara a su vida.

Su madre sintió como las lágrimas le empezaban a picar los ojos al ver a su hijo estremecerse de esa manera entre sus brazos.

— ¿P-Porqué ti-iene que s-ser el m-mundo tan mierda, m-mamá? — Dijo JungKook con dificultad en medio de sus sollozos.

Su madre ni siquiera tuvo la fuerza para hacerle una reprimenda por maldecir. Sabía que lo que tenía a su hijo en ese estado había sido el nuevo miembro de la casa y detestaba que su hijo tuviera que pasar por algo así.

Cuando lo llevó al C.A.E, ella esperaba que JungKook escogiera a cualquier esclavo y que lo trajera a casa para que tuviera una vida segura y buena, como la que le habían brindado a Hye.

Pero debió saber que su hijo tendría el gran corazón como para no traer un esclavo a la casa, sino de salvarlo.

—Shhh... — Consolaba su madre a JungKook mientras él dejaba salir todo lo que necesitaba. — Ya está acá, ya lo salvaste. Ahora todo será mejor.

De alguna manera, JungKook llegó a estar acostado en el sillón con la cabeza recostada sobre el regazo de su madre, ella pasando sus manos por el cabello del ojinegro y de vez en cuando pasando sus dedos por sus mejillas, limpiando las interminables lágrimas.

De alguna manera, JungKook llegó a estar acostado en el sillón con la cabeza recostada sobre el regazo de su madre, ella pasando sus manos por el cabello del ojinegro y de vez en cuando pasando sus dedos por sus mejillas, limpiando las interminabl...

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Como ven jeje, Jungkook realmente es muy bueno y noble. Así que si creen que hay abuso PUES NO el pasado de JiMin es algo duro pero se va a entender mejor más adelante.

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Libérame 노예 "Kookmin"Where stories live. Discover now