JiMin, un esclavo sumiso y tímido. JungKook un hombre muy posesivo con lo suyo.
Un mundo donde los seres humanos libres deben poseer un esclavo.
JungKook desearía no vivir en ese mundo.
Desearía no esclavizar a JiMin.
Un inocente.
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Dos semanas.
Habían pasado dos semanas desde que JiMin conoció a Seokjin y Sowon y ahora se encontraba frente al espejo, abrochando los botones de su camisa con temblorosas manos y hecho un manojo de nervios.
En menos de una hora asistiría a su primera reunión del MDL y juraba que nunca en su vida se había sentido tan nervioso.
No tenía razones para hacerlo, sabía que era un lugar seguro; JungKook había procurado ir a un par de reuniones por sí solo para verificar que sería seguro llevar a JiMin allí, así que realmente no tenía razones para estar asustado.
Excepto que estaba totalmente acostumbrado a que su vida con JungKook se cerrara en las cuatro paredes de su habitación, la de TaeHyung y YoonGi, y en las últimas semanas, la de Seokjin.
JiMin bufó impaciente al no lograr abrochar el último botón por el sudor que invadía sus manos y pronto unas grandes manos se cerraron sobre las suyas, calmando sus tremores.
—Hey. — susurró JungKook a su oído y JiMin inmediatamente pegó más su espalda a su pecho, cerrando sus ojos y dando un par de respiraciones profundas. — Todo saldrá bien, estarás bien.
JiMin tomó un último respiro profundo y abrió sus ojos, buscando la mirada de JungKook en el espejo. La encontró rápido y sintió aquel calor en el pecho al ver la sonrisa tranquila de JungKook. Se volteó y lo abrazó pegando su mejilla al pecho del mayor.
— ¿Qué es lo que tanto te preocupa? — preguntó JungKook unos segundos después, acariciando la espalda del rubio. —Sabes que es seguro y nadie nos va a juzgar.
JiMin solo se encogió de hombros.
Realmente no sabía qué era lo que tanto lo asustaba.
No sabía si le temía a ilusionarse esperando por un cambio. No sabía si era por miedo a que se filtrara alguien que los pudiera juzgar. O si era por temor a que alguien le arrebatara a JungKook.
JungKook puso una mano en su rostro y lo levantó con suavidad, mirándolo a los ojos.
—Te amo mucho. — dijo y JiMin relajó sus hombros.
—Yo mucho más.
JungKook sonrió grande y picó con un beso los labios de JiMin.
— ¿Estás listo? — preguntó JungKook soltando el abrazo y abrochando el último botón de la camisa de JiMin.
El ojiazul asintió y después de un último beso, salieron de la habitación.
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JungKook dio dos toques a la puerta verde del gran depósito y por ella se asomó Seokjin después de un par de minutos, sonriendo al verlos y abrió más la puerta para dejarlos pasar.
Siempre cambiaban de locación para realizar las reuniones como precaución.
—Me alegra mucho que vinieras, JiMin. — dijo Seokjin después de saludar a JungKook y le dio una suave apretón al hombro del menor. JiMin lo miró y sonrió al notar la genuina felicidad en su rostro. —Vamos.
La pareja empezó a caminar detrás del pelinegro y pronto estaban entrando a un salón repleto de personas.
JiMin sintió su corazón saltar al ver la cantidad de personas que había allí dentro. Eran más de cien personas.
JungKook le había dicho que eran muchos miembros en el movimiento, pero jamás esperó que realmente fueran tantas.
Una mano en su espalda baja lo devolvió a la tierra y miró a JungKook.
La sonrisa que le estaba regalando el mayor era una llena de amor, orgullo y esperanza.
JiMin no pudo hacer más que devolverle la sonrisa y tomar su mano con orgullo.
Y en ese momento sintió que una nueva era de su vida había dado inicio.
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