VI

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—¡Demonios! —Yoongi maldecía mientras sus piernas corrían tanto como les era posible. Llevaba un mes entero vigilando a su pareja, no quería espantarlo, por lo que no le había contado aún sobre el vínculo que tenían. Infiernos, había hecho todo lo posible para mantener una distancia prudente entre Seokjin y él, para darles tiempo a su pareja y a sí mismo. Sabía que si un completo extraño llegase diciéndole que era su pareja, que debía mudarse con él y con su manada de hombres lobo; le causaría como mínimo un shock.

Trataba de tomárselo con calma y la primera semana logró controlar su lengua y actuar como un bibliotecario amable y nada más. Pero su resolución se fue al caño la semana anterior, cuando lo vio llegar a la biblioteca cojeando. Se acercó sin pensarlo.

—¿Qué te pasó en la rodilla? —trató de modular su voz para que no saliera como un gruñido y lo logró apenas.

—Lesión de lucha —respondió automáticamente Seokjin , aunque sin mirarlo a los ojos.

Sobra decir que ese gesto despertó fuertes sospechas en Yoongi … pero él sabía que de hecho, el muchacho estaba registrado en el equipo de lucha de la escuela y asistía con regularidad. Aun así, algo le decía que su chico no se había lastimado en el gimnasio, al menos no en el de la universidad.

—¿Practicas en casa también? —estaba haciendo cuanto podía por mantener un tono de voz tranquilo, evitando así que la verdadera intención de su pregunta fuera obvia para Seokjin.

Sabía que algunos padres eran demasiado exigentes con sus hijos, sobre todo en los deportes y eso podía ser peligroso si el padre no tenía los conocimientos necesarios. O si estaba obsesionado con que su hijo lograra lo que él no había conseguido en su tiempo.

—Mi padre me hace entrenar dos horas más en casa para mejorar mi resistencia. —Con esa respuesta, el príncipe estuvo más que seguro de que Seokjin podía disfrutar haciendo ejercicio, alguna vez le había contado sobre el club de esgrima y era tal su entusiasmo que podía apostar que odiaba haberlo dejado, casi tanto como odiaba seguir en el equipo de lucha.

—Sabes que si no reposas puedes lesionarte más seriamente ¿verdad? — preguntó el pelirrojo, recibiendo un suspiro por respuesta.

—No es opción cuando tu padre y tu entrenador son amigos, sólo debo
vendar la articulación y calentarla bien antes de entrenar, si me lesiono más… es mi culpa.

A partir de ese momento, Yoongi decidió poner a dos de sus centinelas a vigilar a Seokjin en todo momento.
La llamada que acababa de recibir, era la prueba de que vigilar a su pareja había sido la decisión correcta.
Seokjin llevaba una hora en la piscina de su casa, el centinela que le llamó, dijo que no vio nada extraño en que su padre le impusiera tiempo extra de ejercicio como castigo por llegar tarde, pero cuando ya llevaba una hora en la alberca techada, decidió asomarse por la ventana y vio al chico con las manos atadas a la espalda, luchando por mantenerse a flote a fuerza de patalear con las piernas… por la expresión y el color de su cara, estaba cerca de perder el conocimiento.

El reino de los lobos; yoonjin Where stories live. Discover now