IX

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Cuando Seokjin abrió los ojos, se dio cuenta de que no conocía el lugar donde se encontraba. La cama era enorme y muy cómoda, con muchas almohadas y cobijas imposible mente confortables.
Se miró el cuerpo y se vio vestido con un pijama de seda negro… le rodeaban los cuatro doseles de la cama y frente a él ardía el agradable fuego de una chimenea.
Se parecía a la descripción de la alcoba del príncipe Min, el mismo color crema en las paredes, las cobijas beige y el dosel y las cortinas rojas.
Había una mesita para tomar el té junto a una ventana y dos mesitas de noche, una a cada lado de la cama. Todos los muebles eran de madera oscura, gruesos y fuertes.

—Despertaste, pareja. —Alguien lo veía desde la entrada de la habitación, era Suga, sólo que no llevaba anteojos, su largo cabello estaba suelto y su ropa… su ropa lucía muy a la moda, pero del siglo XVI.

—¿De… verdad eres Min Yoongi? —Si decía que sí, bien podía estar soñando aún… o podría haberse vuelto loco y estar alucinando.

—Lo soy, y no estás loco, ni soñando, tampoco leo tu mente, pero pensar eso sería natural para cualquier persona. Incluso para alguien a quien ya se le permitió leer sobre nosotros.

Bien, debía calmarse, si todo eso era cierto, entonces él… oh no, ¡eso sí que era imposible! Aun así, debía preguntar. Lo miró a los ojos, soltando la pregunta antes de que pudiera arrepentirse.

—¿Me llamaste pareja?

Yoongi se acercó hasta sentarse en la cama junto a él.

—Lo hice.

—¿Soy tu pareja?

—Sólo si me aceptas… ¿Lo haces?

Seokjin se lo pensó por algunos segundos, eso significaría dejar de lado su vida y aprender a gobernar junto con Yoongi a todo un reino lleno de seres mágicos.

—Te acepto como mi pareja, Yoongi.

El reino de los lobos; yoonjin Where stories live. Discover now