9.- Sembrando recuerdos

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Tras tus pasos.

El pequeño asno bajaba la ladera con gran maestría, cualquiera diría que en otra vida ese borrico había sido un verdadero Mustang. (haciendo referencia al caballo y no al automóvil :3).

Shi Qing Xuan sentia el corazón en la boca, no tenía idea de lo que había pasado realmente pero sentía gran satisfacción y al mismo tiempo nostalgia.

Pensó en darse prisa. Si había detenido a esos tipos con el poder de su abanico "mágico" también podría sacar a Ming Yi de la cárcel.

- ¡Arre! - gritó el joven con una gran sonrisa y una fuerte determinación.

-Tenemos que detenerlo, - dijo Xie Lian mirando hacia la arboleda, - ¿cuanta energía espiritual le cedió?

He Xuan guardo silencio.

- No pudo haber sido mucha ¿O sí? - volvió a preguntar.

He Xuan siguió manteniendo su silencio. Xie Lian se dio un topesito en la frente interpretando aquella negativa.

- Lo entrenaste muy bien, - dijo Hua Cheng.

- Cállate, - respondio He Xuan. Cuando él conoció a Shi Qing Xuan vio el gran potencial que podía tener como Dios y dedicó gran parte de su tiempo a ayudarlo a descubrir toda su fuerza.

- Voy a seguirlo, - dijo Xie Lian.

- Espere ge'ge podemos ver a donde va, - dijo Hua Cheng, había puesto una mariposa en las ropas de Shi Qing Xuan.

Shi Qing Xuan llegó de nuevo a la capital justo en el momento en que amanecía. Condujo al burro con dirección a la cárcel.

Cuando alcanzó su meta se bajo con diligencia y tomó su abanico, lo sostuvo frente la puerta y... el enorme pez de huesos del Demonio He Xuan se lo arrebató.

Shi Qing Xuan parpadeo un par de veces, - ¡MI ABANICO!!!

El pez nado al rededor del joven moviéndose igual que un perro desobediente.
Shi Qing Xuan extendió el brazo para recuperarlo pero la puerta se abrió y el pez salió despavorido.

- ¡Shi Qing Xuan! - dijo un hombre a sus espaldas.

Shi Qing Xuan miró hacia la puerta dejando de lado su abanico y el pez que jugaba con el.

- ¿Ming Xiong! - dijo Shi Qing Xuan con sorpresa. Pero ¿Cómo?

- Shh, no digas nada, gracias por esperar todo este tiempo... - dijo y le abrazo como si no lo hubiera visto en mucho, muchísimo tiempo.

- ¿Este tiempo?

- Sí, estos dos años.

El sopor se apoderó de Shi Qing Xuan, que se abandonó sin replicar a los brazos de su amado. Ming Yi lo tomo en brazos y caminó con él, seguido del burro.

Shi Qing Xuan miraba el rostro de su amado. Aquél hombre ya no era un jovencito, su semblante había cambiado, se notaba triste, cansado. La sonrisa que lo acompañaba día a día se había esfumado, entonces le recordó a otra persona, el otro Ming Yi. El que acababa de conocer en el santuario.

- Ming Xiong ¿A donde vamos?, - preguntó con voz cansada.

- Vamos a casa. Tengo asuntos pendientes, pero después de eso tú y yo seremos verdaderamente libres.

- No te entiendo.

- No Necesitas entender, - dijo Ming Yi y beso la frente lastimada de Shi Qing Xuan.

Shi Qing Xuan asintió y cerró los ojos.

*****

La carreta donde viajaban parecía ser demasiado vieja para resistir el viaje. Shi Qing Xuan abrió los ojos, miró a su alrededor, llevaban más de la mitad del camino avanzado y él había dormido todo ese tiempo.

Dame una segunda oportunidad. (Tian guan ci fu)Where stories live. Discover now