10.- Sembrando recuerdos

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Fin de la ilusión.

Shi Qing Xuan siguió a Ming Yi hasta el poblado.

El joven comerciante hurgaba entre las viejas cosas del cobertizo de su familia hasta que dió con una desgastada pala.

Salió con prisa del cuarto. Sus pasos eran rápidos pero precisos, saltó cada zanja y pisó cada roca que debió ser saltada y pisada, recorriendo en la oscuridad un camino que tenía grabado en la memoria.
Llegó hasta las afueras del pueblo, entró entre los arrozales, cruzo por algunas parcelas y se adentro en una arboleda de frutales.
Ahí el joven Ming Yi cavó en la tierra por el tiempo de una vara de incienso hasta llegar a un cofre.

Shi Qing Xuan miraba desde lejos intentando no llamar su atención. Había caído entre las aguas de los arrozales y ahora tiritaba de frío pero no sé movió sin embargo no logro ver lo que su amado había sacado del cofre.

Ming Yi dio media vuelta con pala en mano, regresando sobre sus pasos.

Shi Qing Xuan guardo silencio y se agachó entre la hierba, su corazón saltó un latido cuándo Ming Yi paso por un lado de él.

«¿Por qué me escondo?, No es como si no pudiera ir tras él. »

El joven ex Oficial levantó su cuerpo más el hombre ya había avanzado lo suficiente para no escuchar que era llamado.

De regreso en el poblado Ming Yi entró a la casa de sus padres, salió un par de minutos después con una antorcha e incendió el lugar.

Shi Qing Xuan vió las llamas a lo lejos, corrió con todas sus fuerzas, pero cuando llegó ya era demasiado tarde, las llamas habían envuelto toda la construcción.

— Joven Qing Xuan. ¡Pronto!, detenga a A Yi, iba con rumbo hacia Nan, — dijo una jovencita abordando a Shi Qing Xuan.

— ¿Donde queda eso?, preguntó el otro.

— Es siguiente poblado por la carretera, — le dijo la mujer, — no está lejos.

Sin perder el tiempo el Joven se dirigió hacia aquel lugar.

En el momento en que Shi Qing Xuan llegó al poblado aun no había ni una sola persona en la calle, todos permanecían resguardados en sus casas a la espera del canto del gallo. Todos menos Ming Yi, el joven Shi Qing Xuan y tal vez los comerciantes de Nan, que se preparaban para recibir y acomodar la mercancía.

Shi Qing Xuan corrió hacia el mercado donde seguramente estaría su amado. Estaba seguro de que Ming Yi estaría buscando venganza. Su sorpresa fue grande cuando en el mercado no había nadie. La mercancía estaba a medio acomodar pero estaba totalmente solo.

«¿Habré llegado tarde? »

Pensó en gritar el nombre de Ming Yi, pero no quería poner a nadie en sobre aviso, no sabía si su amado estaba en peligro o no.

Sin saber a dónde ir se quedó unos momentos de pie, un leve jalon en su túnica lo hizo girar. Imagino cualquier cosa menos lo que estaba de tras de él.

«¡El pez fantasma!.»

Shi Qing Xuan estuvo a punto de gritar e hizo un gran esfuerzo en mantener la calma. Miró a todos lados en busca del amo de aquella creatura, pero al parecer no había nadie más que él y el espectro.

El pequeño pez jaló una vez más al joven para qué lo siguiera. Jalón tras jalón el pez hizo que diera un paso, después otro y así sucesivamente hasta que Shi Qing Xuan fue llevado a rastras ante una bodega.

El pez le dio un par de empujones más para instigar al jovencito a mirar a través de la ventana.

— ¿Quieres que mire por la ventana?, — preguntó un poco nervioso.

Dame una segunda oportunidad. (Tian guan ci fu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora