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Jungkook regresó a casa hasta cuatro meses después de verle. Jimin había tenido a sus niños hacia un mes atrás.

No tenía miedo, no, claro que no, para nada.

Solo tenía frío y es por ello que estaba temblando y sudando. Limpió el sudor de sus manos en su ropa y con las mismas, temblorosas, abrió la puerta.

Había terminado su trabajo hacía unos días, pero le había tomado un poco de tiempo el reunir el valor necesario para ver a su esposo.

A pocos días de su cumpleaños, nacieron sus pequeños cachorros. Jungkook no había regresado y él se rehusaba a responder sus llamadas.

Estaba dolido.

Ya no estaba furioso con él, pero le dolía que el mayor incumpliera sus promesas, y se odiaba a sí mismo por llorarle cada noche.

Durante los cuatro meses en los que no volvió a verle, o hablado con él, su pecho dolía. Era como si tuviera un hueco justo en el centro de su corazón y éste nunca terminara de cerrarse.

La familia se encargó de ordenar el cuarto para los niños y ese fue su regalo de cumpleaños. Lloró mucho y abrazó cada uno, agradeciendo todo lo que habían hecho por él y sus cachorros.

Había regresado a la escuela, recibiendo nuevamente muchas miradas, que para sorpresa de todos, respondía de mala manera.

Jimin se había vuelto un tanto grosero y no solía soportar ciertas cosas. Ya no era el tierno chico tímido, que solo hablaba con algunas personas. Jimin era diferente, se sentía diferente.

Jungkook entró a la casa, encontrándose con sus padres, hermanos y tíos, quienes le recibieron alegres de al fin volver a verle.

Escuchó el sonido de la puerta cerrarse a su espalda y los mayores observaron un punto fijo. El almizcle de flores silvestres llegó a él como un golpe, debilitándole las rodillas.

Jimin había regresado de la escuela, junto con sus dos amigos, hablando de cosas sin sentido, hasta que se detuvo en la entrada, observando fijamente al hombre que estaba de espaldas a él.

Jin y Taehyung se miraron entre sí, antes de fijarse en la reacción del menor.

Jungkook se giró lentamente, al fin observando a su lindo esposo, quien había dejado caer su mochila al suelo. El ambiente se tensó, mientras se miraban fijamente, nadie quería abrir la boca.

Nadie quería ponerse en medio de esos dos.

‒Minnie... ‒susurró al fin el alto.

El menor expulsó el aire que no sabía, estaba conteniendo y se acercó rápidamente a su esposo, apretando los puños a sus lados y pisando con fuerza.

Literalmente, Hoseok y Namjoon se encogieron a sus lados y entrecerraron los ojos, no queriendo ver lo que sucedería a continuación.

Jimin alzó su diestra, golpeando con fuerza la mejilla izquierda del alto con su palma. El sonido fue fuerte, enviando escalofríos a los presentes, casi sintiendo el dolo del alto.

Jungkook tenía la mejilla ardiendo. El golpe había sido fuerte, haciéndole picar la mejilla y girar un poco la cabeza debido al impacto.

Dolía. Mierda que sí, pero más que nada, estaba sorprendido.

Jimin tenía la respiración agitada y lágrimas comenzaron a salir de sus ojitos conforme más tiempo pasaba. Su mano ardía debido al impacto, por lo que volvió a cerrarla en un puño y comenzó a golpear el duro pecho conforme hablaba.

Mi Omega: Mi Lindo Omega      ||Kookmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora