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Jungkook llegó al comedor entre risas, cargando a su esposo como si fuera una princesa y este cargando a los niños, sorprendiendo un poco al resto.

Jimin había vuelto a sonreír como hacía meses atrás, recuperando el dulce tono en su voz, así como sus mejillas sonrosadas y ojitos brillantes, llenos de amor.

Su esposo le había perdonado, pero aun así planeaba hacer algo para él, para los cuatro. Compensar el daño que le había causado innecesariamente a su pequeño, y recuperar el tiempo perdido con su familia.

Al día siguiente, Jimin tenía escuela, recién iniciaría la semana, eso le daría tiempo para encontrar algo.

Jungkook cargó un momento a los niños, en lo que él corría a la cocina, regresando con sus biberones en unos minutos.

Hoseok y Namjoon casi no aguantaban la risa, ahogándose con su desayuno, ante la escena de Jungkook haciéndoles caritas a sus hijos, e inconscientemente murmurando lo bellos que eran y el gran parecido que tenían con su madre.

Jimin dejó los biberones sobre la mesa y tomó a su pequeña niña, no sin antes besar a su esposo en los labios.

Jungkook ya había aprendido más o menos como alimentarlos ya que, durante los últimos meses, le había observado hacerlo, pero aun así, tenía un poco de miedo.

El omega le indicó como hacerlo, con mucha paciencia y riendo ante sus expresiones de completo terror.

Debían de ir a trabajar, ninguno de los dos lo deseaba realmente, no ahora que Jimin entró en celo y tenía a su esposo constantemente caliente y con unas terribles ganas de empotrarle sobre lo que sea, y hacerlo suyo. Pero Jimin le obligó a hacerlo.

Jungkook amaba su trabajo, siempre le habían gustado los tatuajes, y con los años se dio cuenta de que quería hacerlos. Sabía dibujar bien y trazaba líneas, al menos en el melón de práctica. Pero no le estaba gustando ese día en particular.

El suelo de la sala de estar estaba cubierto de una suave alfombra oscura, donde YoungSoo y Eun Ji jugaban con algunos juguetes, bajo la atenta mirada de su madre.

Jungkook apresuró su trabajo, despachando rápidamente al satisfecho cliente justo para la hora de almuerzo.

Rodeó la cintura de su esposo, quien estaba resolviendo un cuestionario de literatura sobre el mostrador. Frente a ellos, sus hijos se comunicaban entre suaves balbuceos y tiernas muecas.

Jimin se giró entre sus brazos y alzó ambas manos, tomándole de las orejas y sonriendo divertido, para luego rodearle el cuello con sus bracitos y besarle castamente los labios.

Llevó a su esposo e hijos a almorzar no muy lejos del local, siendo realmente una familia. Sus dedos estaban entrelazados y cada uno cargaba a uno de sus niños, quienes seguían comunicándose mediante balbuceos.

Ambos bebés habían quedado dormidos luego de almorzar y ya que estaban cerca de la casa, decidieron llevarlos y dejarles dormir su siesta, teniendo que regresar al trabajo.

Jimin parecía un tonto, suspirando por su esposo cada dos segundos. Éste se había pasado la semana entera llenándole de regalos.

Su habitación, la que compartía con su esposo, estaba llena de flores, en su mayoría rosas y amapolas. Cajas de chocolates estaban esparcidas por la habitación, algunas de ellas ya vacías, así como algunos peluches, todos regalos de Jungkook para él.

Cada noche en que hicieron el amor, la cama tenía varios pétalos encima, combinándose de forma deliciosa junto a sus almizcles.

Habían jugado con sus hijos en sus formas lobunas, haciéndoles caminar sobre el césped en el jardín y bosque.

Mi Omega: Mi Lindo Omega      ||Kookmin||Where stories live. Discover now