Capítulo 10: Relato de la Gran Dama

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-No nos fiamos de los elfos-intervino Dastan en ese instante-ya bastante tenemos con estar presos aquí.

-No le hables así a la gran dama-dijo una voz familiar que venía de la puerta, me giré y vi que era el príncipe Legolas.

Me levanté del lecho y lo miré.

-¿Os manda vuestro padre a aseguraros de que no huimos?-pregunté molesta-Porque ya dejé claro que...

-No podríais huir de aquí aunque os lo propusierais princesa-me dijo desafiante-ni en un millón de años.

-Legolas-intervino Danarís, la joven elfa-ella es la joven que vi en mi visión.

Legolas me miró perplejo, no daba crédito a las palabras de Danarís.

-Eso es imposible-replicó él-no sería capaz de sobrevivir ni un minuto en ese viaje, debe de haber un error.

-Tus ojos han sido testigos de que ella traía el anillo de poder-contestó Danarís-no hay ningún error, es ella.

-¿De qué estáis hablando?-pregunté ofendida-no sé a que os referís.

-El anillo de poder obra ahora en las manos del rey elfo Thranduil-empezó a narrar Danarís-y ese anillo jamás debe obrar en poder de ningún monarca, pues traería la desgracia a la Tierra Media.

-Eso ya lo sabíamos-dijo Dastan-pero a nuestra joven princesa se le ocurrió esa maravillosa idea.

-¡Valerie se estaba muriendo!-repliqué.

-O guardáis silencio u os tendré que cortar la lengua-dijo Danarís-no la necesitáis para vuestra misión.

Dastan y yo nos miramos, había tensión entre nosotros, comprendía el enfado del joven, pero mi amiga era más importante que ese anillo.

-Ese anillo fue forjado en las profundidades de la tierra-prosiguió Danarís-en los fuegos del Volcán Decisivo. Fue creado por el mismísimo demonio, y dotado de grandes poderes para su portador. El anillo fue entregado a los hombres para sembrar el mal, todo aquel que lo poseía y lo usaba en su beneficio, era consumido y reducido a cenizas. El último que lo tuvo en su poder...

-Fue la criatura Golet-terminó Dastan-la que huyó de la prisión elfa y escapó a nuestro reino.

-Exacto-dijo Danarís-Golet escondió ese anillo antes de ser capturado por los elfos, y una vez fue libre, volvió a recuperarlo. Pero debió perderlo por el camino, pues lo encontró la princesa...

-Pero fue una coincidencia-dije yo algo nerviosa.

-De eso nada-dijo Danarís-el anillo, por alguna razón, os ha elegido, y debéis ser vos la que lo arrojéis a las llamas del Volcán Decisivo, solo así será destruido, no existe otra manera alguna de hacerlo desaparecer.

-No lo conseguirá-dijo Legolas-es débil, la matarán antes de atravesar las minas de Moria.

-Por eso mismo la acompañarás tú-ordenó Danarís.

-¿¡Qué?!-dijimos perplejos Legolas y yo al mismo tiempo.

-Me niego a acompañarla-dijo el príncipe-una mujer es lo peor que puedes llevar en una misión...

-¡No soy tan inútil como pensáis!-le dije a Legolas-puedo usar la espada.

-¡Qué miedo!-exclamó él en tono irónico. Lo miraba muy enfadada.

-No hay réplica posible-ordenó Danarís-Legolas, tu compromiso conmigo ha sido siempre el más leal de todos los monarcas, sé que seguirás mis consejos, y la acompañarás.

A eso, Legolas no respondió. Yo iba a hacerlo, pero vi que no quedaba otra alternativa que la de destruir ese anillo si no quería provocar una guerra que inconscientemente, había comenzado al entregar el anillo al rey.

-¿Pueden acompañarnos Dastan y Valerie?-pregunté-Dastan es un guerrero hábil y fuerte, y Valerie es buena enfermera-ella me miró sorprendida, pero no la miré para que me siguiera la corriente-dejad que nos acompañen.

-¿Voy a tener que ir con tres humanos?-preguntó Legolas indignado.

-Os vendrá bien la ayuda-asintió Danarís satisfecha-cuatro podréis protegeros mejor.

-Entonces ruego que vengáis con nosotros, señora-dijo Legolas dirigiéndose a la dama-de todos es conocida su capacidad de controlar a los dragones... Necesitaremos ayuda para frenar a Smaug...

-¿Smaug?-pregunté desconcertada.

-¿Os referís al mismísimo dragón del demonio?-dijo Dastan preocupado.

-Es el guardián del Volcán Decisivo-explicó Danarís-nadie podría controlar a ese dragón, ni siquiera yo, Legolas.

-Pero podréis combatirlo-insistió él-sé que nunca ha participado en ninguna lucha, pero estamos peleando por la paz de la Tierra Media, Gran Dama, debéis tomar parte, y ayudarnos...

Danarís bajó la cabeza, parecía estar meditando la respuesta. Entonces asintió.

-Está bien-dijo al fin-me encargaré de hacer creer a los guardias de que los prisioneros serán encerrados en la torre norte hasta que la enferma recupere fuerzas, y también se lo haré saber al rey. Tú sabes tu parte, Legolas.

Entonces miré al príncipe, tenía una mirada triste en ese momento.

-Nunca pensé que tuviera que hacer esto...-dijo él.

-¿El qué?-le pregunté inconscientemente.

-Robarle a mi propio padre-respondió tajante.

Memorias de la última princesa. 1º TomoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon