Capítulo 32: La amenaza de Daria

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Sé que el hacha bajó, la gente abucheaba, ¿llegó a decapitarme? Abrí los ojos de par en par, me dolían, debía de haberlos tenido muy apretados. Todo me daba vueltas, estaba empapada en un sudor frío y a mi alrededor lo veía todo borroso. Muy bajito comencé a oír como me llamaban, me esforzaba por recuperar la visión, y entonces me encontré con algo que tenía la capacidad de tranquilizarme. Eran esos ojos azules, que atravesaban todo mi ser y me dejaban indefensa, estaba preocupado por mí. Poco a poco todo volvía a la normalidad, podía ver y escuchar. El mundo pareció detenerse cuando ambos nos mirábamos.

-¿Estáis bien?-me dijo cuando me había recuperado.

Asentí, aún no tenía fuerzas para hablar, pero sabía que todo había pasado, Pude alcanzar a ver que justo detrás de él se encontraba Valerie muy preocupada, a su lado Dastan, cruzado de brazos y algo molesto por la situación.

Gimli se había arrodillado en ese momento junto a mí, y Danarís retiró en ese momento sus dos manos de mis sienes.

-¿Qué.... ha pasado?-pregunté aún desconcertada y sin moverme.

-Como todos, habéis caído en las ilusiones creadas por esta densa niebla-respondió Gimli-hemos sido salvados por la Gran Dama, por alguna razón que desconocemos, ella no se ha visto afectada, y tiene el poder de romper estas ilusiones.

Me incorporé torpemente, le sonreí al príncipe en señal de agradecimiento y miré a la Gran Dama elfa.

-¿Podéis explicarme que tipo de ilusiones hemos tenido? ¿Tienen algún significado?-pregunté temerosa.

-No puede saberse-respondió ella-algunas pueden ser creadas para volver loco al objetivo, otras son historias crueles del pasado, otras revelaciones sobre temas importantes, o incluso predicciones de futuro...

Mi corazón dio un vuelco, ¿predicciones? No podía ser cierto...

-¿Habéis visto algo que tengáis que contarnos?-preguntó Legolas preocupado.

No quise mirarle, si lo que había visto era realidad, eso ocurriría porque yo le revelaría a mi padre que mi corazón se había enamorado de quien no debía. Quizás debiera alejarme de él como Dastan me pedía, o quizás me equivocara y no fuera una predicción...estaba confusa. Entonces decidí cambiar de tema.

-Por cierto, ¿Dónde está Daria?

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La joven enana estaba sentada en una roca a varios metros de los demás. Se abrazaba las piernas con los brazos y tenía la mirada perdida. Aquella visión había reabierto varias heridas y ahora sangraban todas a la vez. La masacre de los suyos, la muerte de su padre en sus brazos, la pérdida de Bóltero...¡Y aquel traidor!

Entonces oyó a su espalda su nombre. Ella se giró y su cara se ensombreció al ver al joven soldado.

-¡Vete de aquí maldito bastardo!-gritó ella furiosa.

-¿Se puede saber qué te pasa?-preguntó atónito.

-No me mires así, lo sabes perfectamente-ella denotaba ira en sus palabras.

-Creo que aún no te has recuperado del todo, debes descansar...

-¡No me mires con esa cara de pena!-estalló, la joven lloraba de ira-¡Tú mataste a Bóltero!

-¿Bóltero?-preguntó el confuso-¿Quién es ese?

-No te hagas el inocente, ¡Mi caballo! Tu lo montabas cuando una flecha le atravesó el corazón, ¿disfrutaste viendo cómo se apagaba poco a poco?-las lágrimas eran cada vez más abundantes, el corazón de Daria estaba destrozado-desde que te vi unirte a nosotros sabía quién eras, pero no he encontrado el momento de hablarlo contigo. ¡No quiero que te acerques a mí, o te mataré!

-Daria, esto es un tremendo error, yo no fui quien....

En ese momento apareció Gimli, interrumpiendo la escena.

-Debemos ponernos en marcha, la noche está al caer, pero si nos damos prisa llegaremos a EndLand antes de que anochezca. Y nuestro destino estará cerca.

Daria bajó de la roca y miró amenazadoramente a Jon.

-Si te acercas te mato-le susurró antes de irse con Gimli.

Jon la vio alejarse preocupado, tenía que andar con cuidado y encontrar el momento idóneo.

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Una vez nos reunimos todos reanudamos el viaje, ya habíamos dejado muy atrás la senda de las almas ausentes así que no corríamos peligro de nuevas ilusiones.

Íbamos envueltos en un sepulcral silencio, nadie hablaba. Encabezaba el séquito mi capitán de la guardia, que rastreaba cualquier posible pista de que se nos hubieran adelantado, pero no encontró nada. 

Mi corazón estaba hecho un mar de dudas, no sabía cómo actuar a partir de ahora. Intenté evitar a Legolas yendo al lado de mi dama y de Daria, creo que él llegó a percatarse, pero no dijo nada para no romper el silencio que nos rodeaba.

Vi que Daria estaba algo tensa, enfadada quizás, y de vez en cuando lanzaba miradas cortantes al joven soldado Jon. Desde luego, no estaba siendo un gran día.

La noche cayó sobre nosotros, pero seguimos andando, alumbrados por una antorcha que creó artesanalmente Gimli. Entonces el enano salió corriendo hacia delante y nos alarmó. A escasos metros de nosotros se detuvo y nos miró con un destello de luz en los ojos.

-¡Hemos llegado a EndLand!-dijo agitando el brazo y señalando al horizonte.

Llegamos a un acantilado y observamos el pequeño pueblo. Estaba rodeado de un río, y poseía barcazas y puentes que rodeaban los límites. Se trataba de un pueblo pesquero, sin duda, y se veían restos de una muralla cubiertas por las aguas del río.

-Conozco un camino para bajar-dijo Gimli-mi padre me trajo una vez, seguidme.

Nos dispusimos a seguir andando, entonces caí en la cuenta de que nos encontrábamos cerca del final. Detrás del pueblo había una montaña enorme, escondido entre ellas estaría el Volcán Decisivo, allí donde debía destruir el maldito anillo.

Memorias de la última princesa. 1º TomoWhere stories live. Discover now