Capítulo 31: Pesadillas

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La niebla que me rodeaba era cada vez más espesa. Sentía que apenas podía respirar, miraba a todos lados, pero no encontraba nada ni nadie a mi alrededor. De repente, comencé a escuchar un murmullo, que a cada segundo iba aumentando de volumen. Parecían gritos, improperios, acusaban a alguien...

-¡Alta traición!-acerté a escuchar-¡Merece la muerte!

Iba a avanzar cuando noté que tenía los pies encadenados, ¿Cómo era posible? Intenté mover las manos y también las tenía atadas. Entonces justo a mi lado apareció una figura de un hombre fornido, con la cara tapada por una máscara negra, y una enorme hacha en la mano. Eso no podía significar otra cosa que...

Entonces miré hacia el frente, la niebla se había disipado, me encontraba en un sitio que conocía muy bien, el altar de justicia del Reino del Sur. Y todos aquellos que vociferaban... lo hacían contra mí. ¿Qué estaba pasando?

Entonces oí una voz que me resultó espeluznantemente familiar.

-Estamos aquí para ajusticiar a aquella que ha confraternizado con nuestros eternos enemigos, los elfos-aquel que leía un pergamino, se giró hacia mí, y nuestros ojos se encontraron-La princesa del reino, Tamina de Alamut, queda condenada a muerte por alta traición.

El pueblo estallaba en vítores hacia las palabras del rey.

-Padre...-intenté zafarme pero era inútil.

-Desoyendo los consejos de su fiel servidor, el capitán Dastan, esta joven ha querido establecer relación con uno miembro del pueblo al que tanto odiamos, y que tanto mal ha hecho a nuestras gentes... No hay posibilidad de reconciliación, y ella decidió posicionarse en nuestra contra.

-¡Padre escúcheme!-suplicaba con lágrimas en los ojos.

-Decid adiós...a aquella que pudo ser reina... y no será más que la última princesa...-y haciendo un gesto con la mano, el ejecutor me arrodilló y apoyó mi cabeza en una plataforma de madera. Elevó al cielo el hacha, y en un ágil movimiento, haciendo acopio de todas sus fuerzas, e ignorando mis súplicas, golpeó...

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Daria se encontraba en un prado que le sonaba familiar. Estaba rodeada de los suyos, incluso podía ver cómo su padre, el rey Thorin, organizaba a sus valientes guerreros para el entrenamiento.

Ella siempre había formado parte de ellos, por eso era ágil con las armas, a pesar de ser una chica. Observaba también cómo los caballos corrían libres alrededor de ellos. Daria era amiga de uno de ellos en especial, lo llamaba Bóltero, y era un caballo negro con una manchita blanca en la frente. Silbó, entonando la melodía que siempre usaba para llamarle. Un viento frío la azotó entonces, presagio de mal augurio.

Entonces observó cómo en el horizonte aparecía el equino, aunque no se movía cómo siempre. Y vio que tenía clavada una flecha cerca del corazón.

-¡Bóltero!-gritó ella llevándose las manos al rostro. Sobre el animal, alguien iba montado. Cada vez se acercaba más... justo a su altura, Bóltero no paro delante de ella, pero alcanzó a ver a quién lo montaba-Jon...

Siguió con la vista a donde galopaba el animal, y entonces observó con horror cómo todo el ejército de enanos era masacrado por los orcos.

-¡Padre!-gritó ella mientras corría hacia el campo de batalla. Daria veía cómo todos los suyos iban cayendo, y cómo los orcos entraban en las minas de Moria, a donde estaba el pueblo indefenso. Tomó una espada y empezó a golpear a todos cuanto se interponían en su camino.

Llegó a donde estaba su padre, una espada tenía atravesado su pecho, el enano luchaba por respirar. Daria se desarmó y se arrodilló junto a su padre, sosteniéndole la cabeza entre sus piernas.

-Debes huir-le rogó el rey-debes estar a salvo, eres la única esperanza de nuestro pueblo... Si escapas, nuestra especie vivirá...-y en ese momento otra nueva espada se clavó en el estómago del rey, dándole muerte. Daria ahogó un grito, y entonces miró hacia arriba, buscando al asesino. Se tratata del jefe orco, que reía a carcajadas ante tan cruel asesinato-recuerda princesita, ¡El orco Azog dio fin a tu estirpe real!-y desenvainando otra espada, se preparó para dar el golpe definitivo.

Memorias de la última princesa. 1º TomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora