18 🖤 Álex 🖤 Sentir

950 69 12
                                    

Sentir, esa simple palabra estaba llena de emociones. Emociones buenas y no tan buenas. Emociones cargadas de angustia y desolación fueron las que me llevaron a dejar de sentir, porque no lo merecía y así era más fácil. Porque sentir era lo que no quería, lo que no me dejaba avanzar.

Pero sentir sus labios sobre los míos, sentir su mirada, sentir sus caricias me estaban llevando a querer plantearme algo más, porque... ¿Había sido necesario dejar de sentir?

Cuando al día siguiente regresó en busca del casco que le regalaría a Carlos pensé en cuál sería su próximo movimiento para volverme a ver, porque la realidad era que solo nos veíamos cuando ella regresaba.

Al ver el trabajo que realizó en el casco me asombré gratamente y de nuevo le ofrecí trabajo.

—No sabes lo que me gustaría trabajar aquí, pero no puedo, de verdad —dijo tras un suspiro—. Tengo una vida complicada. Algún día te lo contaré.

—Y hoy no es ese día ¿cierto?

—Has dado en el clavo— dijo sonriendo de nuevo.

—¿Te apetece que cenemos esta noche? —Pregunté cambiando de tema.

—Me encantaría, pero no puedo.

—Si no quieres puedes decírmelo. Tan solo somos amigos, no tienes ningún compromiso conmigo —informé algo decepcionado.

—Ya lo sé... —contestó con el ceño fruncido— solo es que hoy no puedo.

—Vale... —respondí decepcionado.

—Pero si puedo hacer otra cosa —anunció acercándose a mí, dándome un beso tierno en los labios.

—¿Eso es todo? —Sorprendido la cogí de la mano al ver su intención de marcharse hacia el despacho de Paco.

—¿Que más quieres?

—Lo sabes perfectamente... —susurré muy cerca de su oído y abrazándola por la cintura la acerqué más a mí.

—Creo que pones demasiado interés en unos besos que necesitan mejorar —recriminó mi frase del día anterior rozando sus labios con los míos.

—Puedo ser tu profesor —informé divertido sin soltarla.

—No, gracias —contestó muy segura separándose de mí.

La atraje de nuevo hacia mí y la besé. Sus labios sonreían junto con los míos, era un beso divertido, totalmente nuevo para mí. Sentía una atracción brutal por aquella chica que se negaba a confiar y contarme algo de su vida, una atracción que me hacía sentir un sin fin de sensaciones al tenerla a mi lado. Intenté besarla con más intensidad pero ella seguía riendo sin parar, no sabía muy bien de que o porqué pero no pude evitar reír también.

—No te molesto más... —le dije para que siguiera recogiendo sus cosas y con un simple beso en los labios me despedí.

—Por lo que veo tú tampoco sabes dar un beso en condiciones —se mofó.

—Te vas a enterar —. Me acerqué de nuevo a ella.

La miré con la misma intensidad que ella lo hacía y me acerqué peligrosamente a sus labios, esos labios tan carnosos que suplicaban mis besos.

Comencé cogiendo su labio inferior entre mis labios a la vez que la besaba y poco a poco nuestras lenguas comenzaron un juego peligroso, con demasiada euforia. Eran rápidas e insistentes, frotándose la una contra la otra sin control. Sentí como un pequeño suspiro salió de su garganta y ese simple gesto me hizo desearla aún más. La arrinconé contra una columna y la besé como nunca lo había hecho con nadie; controlando mi euforia, besándola suavemente y muy despacio, disfrutando del momento y esperando que nunca terminara.

Línea ContinuaWhere stories live. Discover now