Capítulo 2

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Riley

Nos había llevado diez minutos subir la cuesta para llegar hasta la carretera. Las ruedas se quedaban atrancadas en el barro y la lluvia que golpeaba el parabrisas complicaba la tarea de ver por dónde íbamos.

Finalmente, llegamos hasta la carretera, quedando libres de cualquier protección que nos garantizaran los árboles. Louis había tomado el volante y yo me había movido hasta la parte trasera, buscando un botiquín para Kat.

Todos estábamos empapados, calados de pies a cabeza. La coleta en la que me había recogido el pelo me pesaba, todo mi cabello cargado de agua. Sentía la piel helada, pero por la adrenalina que todavía me recorría el cuerpo, no tenía frío. Habíamos puesto la calefacción pero el hecho de que la ventana de Louis estuviese rota no ayudaba a mantener el calor en absoluto. Es más, la lluvia nos seguía salpicando.

Encontré una pequeña caja blanca que contenía unas tijeras, un trozo de venda, algodón y un bote de desinfectante casi vacío. Me dirigí hacia Kat, procurando no perder el equilibrio cuando Louis pasaba por algún bache. Me arrodillé junto a ella y no perdí el tiempo en rajarle el pantalón con las tijeras.

Kat tenía la cara pálida y parecía débil, pero por suerte aún seguía plenamente consciente. Me miré las manos y fruncí el ceño al encontrarlas manchadas de grasa del motor. Lo último que necesitaba era infectarle la herida. Kat pareció percatarse de mi dilema.

-Yo la limpio y tú me pones la venda.- me dijo.

Asentí y cogí un pedazo de algodón y la botellita de desinfectante y se las di. Ella cogió ambas y se inclinó hacia delante apoyando el algodón junto a la herida, la cual era del tamaño de un dedo más o menos, estremeciéndose al hacerlo. Luego, dejó caer el líquido en la piel abierta.

-¡Joder!- maldijo mientras apretaba el algodón contra la herida mientras cerraba los ojos con fuerza.- ¡Joder! ¡Me cago en la puta!

-Venga, vamos.- le dije, retirando el algodón sangriento de sus manos y tirándolo al suelo.

Cogí el rollo de venda y lo enrollé alrededor de su pierna, sin tocar en ningún momento la tela que estarían en contacto con el corte. Intenté no mirarlo mucho porque me revolvía el estómago. Necesitaría puntos cuando llegáramos a Eastwood, pero esto serviría por ahora.

La venda solo dio para poco más de dos vueltas, por lo que le hice un nudo como pude para sellar el vendaje. Kat me insultó cuando le presioné la herida pero intenté ignorarlo.

-Ya está.- suspiré, apartándome de su lado.

Ella echó la cabeza hacia atrás, apoyándola contra la pared y suspiró.

Una vez terminé con Kat, me volví hacia H, comprobando que seguía fuera de sí.

Como era de esperar, la radio no funcionaba, por lo que continuamos conduciendo en silencio hacia Eastwood. La lluvia no aminoraba y tampoco el frío. Observé cómo Kat se quitaba la chaqueta que llevaba y se quedaba solo con la camiseta que llevaba debajo, ya que ésta sí estaba seca. Yo estaba empapada por todas partes, por lo que no me molesté en quitarme la chaqueta. Miré a H y le toqué la ropa, comprobando que estaba tan mojada como la mía. Me planteé quitarle al menos la cazadora, pero decidí no hacerlo cuando llegué a la conclusión de que tendría que moverlo demasiado para llegar a Eastwood solo unos cuarenta minutos después.

Por lo tanto, me llevé los siguientes quince minutos sentada a su lado, con las rodillas pegadas a mi pecho, intentando guardar un poco de calor. La calefacción apenas llegaba a allí detrás.

No fui consciente de que estaba quedándome dormida hasta que me espabilé abruptamente cuando el motor hizo un ruido extraño.

-¿Qué cojones?- escuché a Louis.

Shield [h.s]Where stories live. Discover now