Capítulo 13

2.7K 166 69
                                    

H

Cuando me desperté, no había nadie a mi lado. Me incorporé sobre el colchón lentamente, algo mareado por la falta de sueño que sentía. El cuarto estaba iluminado por la luz del sol, pero debía ser temprano. Miré hacia el reloj digital sobre la cómoda, comprobando que apenas eran las ocho y media.

Saqué las piernas de debajo de las mantas y apoyé los pies en el suelo, deteniéndome antes de levantarme. Apoyé mis codos sobre mis rodillas, haciendo memoria del infierno que había sido la noche. Había sido incapaz de quedarme dormido sin ser asaltado por recuerdos y pesadillas mucho más explícitas de lo que lo habían sido en el pasado. Por no hablar del hecho de que por mucho que intentara dormir, mi mente no paraba y eso se convertía en un bucle sin final.

Para colmo, me atormentaba no haber podido cerrar la puta boca respecto a lo que necesitaba en ese momento. Entonces no me había parecido tan mala idea decírselo a Riley, pero cuando recordaba la expresión aterrorizada y preocupada en su rostro, me arrepentía de haber abierto la boca. 

Me pasé la mano por el pelo, tirando de las raíces de camino, frustrado conmigo mismo.

No podía hacer nada bien.

Me levanté de la cama con cuidado, aún sintiendo sensible la zona de mis costillas. Me dirigí al otro extremo de la habitación y cogí la mochila que había traído con ropa. Saqué una camiseta limpia y la sustituí por la que llevaba puesta, la cual se había quedado impregnada con olor a sudor. Lo primero que haría al llegar a mi habitación sería darme una larga ducha.

A lo mejor conseguía ahogarme.

El mero hecho de salir al pasillo me acojonaba porque no quería cruzarme con absolutamente nadie. Especialmente con Maddison. No sabía cómo reaccionaría si la viese otra vez.

Ni siquiera sabía lo que sentía respecto a ella. Y eso era lo que más me asustaba.

Me sobresalté cuando la puerta se abrió. Me giré, encontrando a Riley mirándome con el ceño fruncido.

-¿A dónde vas?- preguntó, al verme recoger mis cosas.

-Me vuelvo a mi cuarto.- le dije, echándome la mochila al hombro.

-¿Por qué?- dijo.- Sabes que puedes quedarte aquí, no tienes que...

-Prefiero irme.- contesté, apartando la mirada. 

-¿Por qué?- Riley se plantó delante de mí con tono firme.

Chasqueé la lengua y suspiré. Que se pusiera así era lo último que necesitaba. Puede que no tuviese el control de lo que iba a pasar a largo plazo, pero podía controlar mis acciones en aquel instante y no había forma de hacerme cambiar de opinión.

-Porque sí.- decidí contestar, dando un paso al frente para que ella se interpusiera entonces en mi camino, empujándome levemente en el pecho.

-H.- me detuvo.- ¿Qué pasa?

Parpadeé un par de veces, demasiado cansado para tener una discusión. Sin embargo, sabía que no me iba a dejar salir por la puerta a no ser que le diese una buena razón. Después de lo de anoche, no la culpaba.

-Tengo que aclararme la cabeza.- respondí, mirando al suelo.- Y aquí no puedo.

-¿Aquí o conmigo?- no tardó en deducir.

La miré durante unos instantes, odiando el repentino dolor que se le había instaurado en los ojos.

-Riley, yo...- tragué saliva.- Anoche tuve mucho tiempo para pensar y... No puedo hacerte esto, ¿vale?

Shield [h.s]Where stories live. Discover now