32: Ángeles

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Natalia P.o.V

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El olor a hierba mojada, aire fresco... fue lo primero que sentí a la mañana siguiente. Respiré con fuerza y me acomodé abrazando la almohada. Jamás he sido de buenos despertares, así que me resistía a abrir los ojos, apretándolos aún más. Esa parte de la colcha, ¿olía a mi champú de chocolate? Pero si usé el de coco... 

Oh...Ya recuerdo... Emití un gruñido al percatarme de que el calor que me había acompañado durante la noche ya no estaba. Moví la mano a tientas, medio dormida para buscarlo. Y su tierna risa llegó a mis oídos. Si conseguía despertarme de buen humor, literalmente podía hacer conmigo lo que quisiera.

En la cama se sintieron un par de movimientos, y tras ellos, cómo un peso se asentaba a mi lado. En el silencio de la mañana, junto al canto de un par de gorriones perdidos, las dulces notas de un cercano ukelele comenzaron a sonar.

Lo consiguió. Con el ceño fruncido por la luz, sonreí tapando media cara entre las sábanas. Junto a los acordes que hacía bailar por sus dedos, el candor de su voz canturreaba una canción conocida para cualquiera. Se escuchaba su sonrisa.

"Treasure, that is what you are
Honey, you're my golden star
You know you can make my wish come true..."

Hizo una pausa en esa frase. Abrí un ojo levemente, parpadeé y moví mi cara sobre la almohada para poder apreciar con mis dos iris lo que tenía delante. Parecía una estampa de ensueño. Realmente lo era.

No se podía describir de otra manera, un sueño de Morfeo. Alba se encontraba a contraluz, sentada en la cama con las piernas cruzadas, una camiseta que las dejaba al descubierto y el ukelele reposado en ellas. El brillo de la ventana chocaba con su pelo, y el contraste oscurecía su figura, pero en ella irradiaba una amplia sonrisa y unos ojos que me miraban con cariño. Si de su espalda hubiesen aparecido un par de alas, no me hubiese extrañado.

Una aparición... Alba resultó ser un ángel... Siempre lo ha sido...

"If you let me treasure you..."

Para cantar aquel arrullo de cuna se apoyó en el cabecero, y yo aproveché para poner mi brazo sobre sus piernas. Me perdí en su mirada, en sus pestañas...Y sonriendo de forma genuina, me levanté sobre mi otra mano, dejando mi cara cerca de la suya.

"You are my treasure, you are my treasure...
You are my treasure, yeah, you, you, you, you are..."

Lo terminó susurrando acapella mientras rozaba su nariz con la mía, dándome un besito esquimal. Alzaba sus cejas cómicamente las veces que decía 'you'. Murmuré una risilla ronca, cerrando los ojos, aún asimilando que esto acababa de pasar. Me había despertado con Alba Reche cantando a mi lado. Acabó de acercarse cuando se puso a restregar su cara por mi cuello y mejilla.

—Buenos días, tonti...—murmuró con voz chiquitita—.

—Buenísimos días, tontísima...—pasé mis dedos por su nuca rapada, dejando un beso en su frente— Puedes ir apuntándote un tanto.

—¿Y eso porqué?—dejó el ukelele a un lado para poder aplastarme. Me encanta que me aplasten—.

Aspiré hondo su aroma. Había mezclado el de mi ropa y champú de chocolate con el suyo característico. ¿Podía un olor transmitir la calidez de un corazón? El suyo sí.

Heroes Of Our Time // AlbaliaWhere stories live. Discover now