CAPÍTULO XLII: ¡SORPRESA!

4.4K 337 52
                                    

Estaba agotada, con todo. Al parecer todo iba mal; el internado me tenía al borde del colapso mental, no tenía tiempo ni siquiera para mí, y al parecer ya no tenía polola, por más amor que le tuviera.

Ya era de noche para cuando salí del hospital, obviamente, ya que me había tocado turno largo, es decir, durante el día. Mi ánimo estaba por los suelos y solo quería llegar a dormir, y tal vez, darme unos minutos para sentir lástima por mi misma. Amaba lo que hacía, pero por ahora me estaba superando, tal vez no había sido demasiada buena elección quedarme en un lugar con tantos pacientes.

Extrañamente, decidí usar el ascensor para llegar al departamento que aún compartía con mis amigos. Pensaba que tal vez no estarían, ya saben, muy ocupados con sus parejas o tal vez si estaban en nuestro lugar, tomando o comiendo algo, como solían hacerlo a estas horas.

Estúpidamente había olvidado buscar las llaves mientras subía, por lo que me encontraba rebuscando en mi mochila lo que necesitaba para abrir la puerta del departamento. Con esto me había percatado que no había nadie, ya que no se percibía la luz por debajo de la puerta. Genial, nadie me obligaría a comer en vez de simplemente dormir.

—Llave culiá —susurré, levemente enojada, al no lograr que la llave de vuelta en la cerradura.

Por fin lo logré, y entre la penumbra comencé a buscar el interruptor de la luz, eso hasta que algo encendió la luz antes que yo y...

—¡SORPRESA! —gritó una multitud de gente que apenas logré distinguir por la impresión—. ¡YA CHICOS, CANTEMOS A LAS 1... 2... 3! —escuché por fin a Andrea haciendo que todos comenzaran a cantar ¿cumpleaños feliz?

Ah, cierto, gran detalle. Me acababa de dar cuenta que hoy era mi cumpleaños, por eso todos se encontraban cantándome ahora mismo, incluso Lara. Esperen, ¿Lara?

Sin prestar demasiada atención a los demás que se encontraban cantándome, me acerqué a la preciosa mujer que se encontraba frente a mí, si, estaba muy confundida.

—Feliz cumpleaños mi amor... —dijo en un susurro cuando por fin logré llegar hasta ella, regalándome un suave beso en los labios.

—Pero tú... —traté de decir, buscando respuesta para todas mis dudas sobre lo que estaba pasando.

—Te amo, Samanta Echeverría —respondió segura—. Jamás querría terminar contigo, por nada del mundo. Aunque solo pueda verte unas cuantas horas a la semana, aunque cada vez te note mas cansada. Nada de eso importa, porque eres la persona que siempre quise tener a mi lado —dijo abrazándome fuertemente—. Con tu mamá y Andrea te preparamos esta sorpresa, suponíamos que en realidad apenas te ibas a acordar, así que iba a ser mucho mas impresionante si lo hacíamos de esta forma —explicó.

Ahora todo comenzaba a cobrar sentido en mi mente, por eso nadie me había saludado en el hospital, de hecho, muchos de mis compañeros se encontraban acá. Mis amigos también estaban presentes, todos ellos, ahora entendía porque habían estado tan poco tiempo en el departamento. Mi mamá estaba con Claudio y algunas de mis primas. Definitivamente era demasiada gente en el departamento, pero de alguna forma se habían acomodado.

Estaba emocionada hasta las lágrimas. Jamás pensé que iban a preparar algo así para mí, pero, sobre todo, me sentía extremadamente feliz por mi relación con Lara, quien me había dado algo así como el susto de mi vida, pero me había relajado de la forma mas tierna posible. No tenía dudas de que era la mujer de mi vida, incluso unas cuantas imágenes de nosotras con muchos bebés comenzaron a nacer en mi mente. Ya le quería pedir matrimonio. Déjenme, me emociono rápido.

—Hueón, me imagino la mala cara con la que venía por la llamada de Lara —efectivamente, ese era nada más y nada menos que el bromista de Fernando, provocando la risa de todos los demás—. Como "puta la hueá, ahora voy a tener que empezar a masturbarme" —remató, haciendo que incluso mi mamá estuviera riéndose a carcajadas.

—¡Fernando! —me quejé, ligeramente avergonzada—. Anda a estudiar mejor hueón, no te vas a echar otro ramo —respondí por fin, devolviéndole la broma.

—Oigan, oigan, no se pongan a pelear —se metió Amanda, bromeando—. Mejor, antes de comer, que la doctora Echeverría abra sus regalos —propuso.

Todos estuvieron de acuerdo, así que, prácticamente empujándome me sentaron en una silla y me llevaron todos los regalos, para que comenzara a abrirlos y mostrarlos uno por uno. Había bastantes, y de todos los tamaños, lo que me causó cierta ansiedad y emoción, tal y como cuando era una niña.

Comencé por los mas grandes, claramente. Había cosas geniales, desde libros de medicina, uniformes médicos, una bata con mi nombre, un fonendoscopio bellísimo que me regaló mi mamá, hasta ropa interior, un vibrador que claramente era de Fernando, y, por último, una pequeña y delicada cajita negra que decía "ábreme". Como ya no quedaba nada más, decidí abrirla para ver su contenido, me di cuenta de que todos estaban expectantes y sonrientes para que lo haga, así que me encontraba bastante nerviosa. Lentamente levanté la tapa, y me encontré con algo brillante y hermoso dentro. Un anillo. Ah, y una Lara que se encontraba arrodillada frente a mí.

—Creo que nunca sabré si siempre te imaginaste este momento así, pero lo que sí necesito asegurarme de que sepas es que de verdad te amo, como nunca lo he hecho, y espero habértelo demostrado en estos años, mi amor —dijo tomando una de mis manos, permitiéndome sentir un ligero temblor. Estaba nerviosa—. Eres la mujer mas hermosa que he conocido, eres todo lo que cualquier persona quisiera tener, y tuve la suerte, la enorme suerte de poder compartir todos estos años contigo como tu pareja, tu compañera, de conocerte, de conocer cada pequeño detalle de ti, como el hecho de que cuando estás nerviosa e intentas ocultarlo, aprietas ligeramente una de tus orejas —dijo, provocando una ligera risa de mi parte—. Cada vez que te veo, mis ojos brillan, y lo sabes. Me lo dices cada vez que puedes, y... bueno, resulta que los tuyos también lo hacen —confesó—. Y con eso sé que tú me amas tanto como yo te amo a ti... Y son todas estas cosas las que me hacen querer preguntarte si... —hizo una pausa, tragando saliva, poniéndome aun más ansiosa— Samanta, ¿Te quieres casar conmigo? 

¿Arte? Es amarte (LGBT) (LESBIANAS)Where stories live. Discover now