Primera consecuencia

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"Destruir artículos personales"


2001

—Eric- espera, Eric-

—Oh, vamos —Rodó los ojos, manteniendo la caja por encima de él. Harry no alcanzaba, ni siquiera de puntillas—. No necesitas esto, lo sabes.

—Por favor —Exhaló, cansado—. Le dije que te molestaría que recibiese sus regalos, pero insistió-

Debiste decirle que no.

—Te estoy diciendo que eso hi-

—¡¿Entonces qué se supone que haces con esto?! A ver, ¿qué es? —Harry boqueó cuando desgarró el papel de regalo que lo envolvía, para abrir la caja y echar un vistazo dentro.

—Eric-

—Chocolates —Soltó, con un silbido apreciativo. Sacó uno, lo hizo girar entre los dedos—. El idiota le dio chocolates a mi novio. ¿Te parece que un chocolate es un regalo entre amigos, Harry?

No contestó. Temía empeorarlo si lo hacía.

Temía decir cualquier cosa.

—Debes- decirle- que- no- la- próxima- vez- —Hizo una pausa entre una palabra y la otra, a medida que los sacaba, quitándoles el envoltorio, para arrojarlos al suelo. Los pisó uno a uno. Cuando se aburrió, hizo ademán de tirar la caja completa.

—¡Eric, por favor! —Se estiró para tomarla. El empujón que le dio lo hizo trastabillar hacia atrás, con un quejido.

—Ya no sirven de todas formas —Se encogió de hombros—, ¿para qué los quieres? Te compraré otros. Unos mejores.

—Eran...un regalo...—Vaciló, cuando lo notó estrechar los ojos.

—¿Y? —Eric soltó un pesado suspiro al menear la cabeza—. Mira, está bien. Simplemente no te das cuenta de las cosas, pero yo sí, así que cuando pasa, tengo que hacer que lo veas. ¿Entendiste el punto ahora? —Cuando sólo pudo boquear, incrédulo, arqueó una ceja—. No me digas que tengo que repetírtelo dos veces.

Tenía frío. Se sentía pequeño, inmóvil.

Si se movía, ¿también se enojaría?

Si hablaba, ¿también se enojaría?

Ese túnel oscuro que comenzaba a frecuentar más se lo tragaba, lo apretaba. Se asfixiaba.

Se fijó en los chocolates destrozados en el suelo. Negó.

Cuando Eric le pasó por un lado, hablando sobre otro tema en un tono aparentemente normal, como si no acabase de tener uno de sus estallidos, tuvo la fugaz idea de que él se encontraba igual que esos pobres dulces arruinados. Pronto lo olvidó, pero la sensación de hundimiento que tuvo ante la idea no se fue tan rápido.

—0—

2006

—¿Quieres uno? —Draco parpadeó cuando le ofreció la caja con bombones, algunos huecos estaban vacíos, de aquellos que se había comido antes de entrar al cuarto.

Su novio se encontraba recargado en el cabezal de la cama, con las piernas extendidas, la laptop en que hacía un reporte sobre estas. Cuando se sentó a un lado, Draco apartó la computadora, haciéndole un espacio para que se tumbase, con la cabeza recostada en su regazo. Enseguida tuvo unos dedos enredándose en su cabello, trazando caricias circulares.

—No te gustan mucho los chocolates —Observó, extrañado. Murmuró un agradecimiento cuando le dio uno en la boca, aprovechó de mordisquear sin fuerza uno de sus dedos, sólo atrapándolo entre los dientes y fingiendo un gruñido, para hacerlo reír.

Harry tuvo una leve vacilación. Luego recordó que él le había pedido, al comienzo de su relación, que se sintiese libre de hablar a su alrededor. De lo que fuese. Cuando dudaba, pensar en ese día le daba una impresión de quietud que minimizaba la vorágine de ansiedad en su pecho.

—Fueron...un regalo.

Draco arqueó las cejas. Pareció que consideraba algo, porque incluso masticó más lento por unos segundos.

—¿Está bien que yo me lo coma si te lo dieron a ti?

—Quiero que tengas algunos —Se encogió de hombros, ofreciéndole otro. Titubeó un momento—. No estás molesto, ¿cierto? Digo, es- dijiste que estaba bien recibir los regalos que me dieran y...esas cosas...

Estuvo a punto de preguntar por qué, después entendió. Draco siempre entendía.

—¿Quieres un beso con sabor a chocolate? —Inquirió, con suavidad. Cuando Harry asintió, con una débil sonrisa, se inclinó para darle un beso largo, lento. Pudo sentir el sabor dulce, el toque amargo, en sus labios; pensó que así le gustaba más que en la caja. Draco permaneció mirándolo desde arriba por unos segundos—. No estás haciendo nada malo, Harry. Pero intenta comer algunos más, aunque no te gusten tanto, ¿puedes? —Fue su turno de tomar uno de la caja y acercarlo a su boca—. Míralo como una forma de agradecer que te los hayan regalado.

Harry sólo pensó que estaba feliz de que Draco fuese Draco, cuando atrapó el bombón que le ofrecía y recibió otro beso, más rápido, apenas un roce.

*

Tengo una anécdota respecto a este, a la primera parte, al menos.

Hace un tiempo, salí con una persona que me hizo algo similar. Casi era San Valentín, había un puesto de flores colocado cerca de donde estudiaba para la ocasión, un amigo siempre caminaba conmigo al salir porque tomábamos la misma parada; me compró un pequeño ramo y me lo dio, y ya. Sucede que cuando esta persona con que estaba, se enteró, tomó el ramo, le sacó las flores a este papelito lindo con que las envuelven, las tiró al suelo y las empezó a pisar, mientras despotricaba y todo muy wow.

Recuerdo que pensaba algo como "¿por qué te pones así?" y no pude ni decirle nada.

La verdad es que creo que es una situación bastante shockeante. Puedes 'justificarla' con celos, pero sigue sin ser aceptable. Muchas personas, de hecho, no son conscientes de que el arrojarte cosas o destruir tus artículos personales forman parte de un tipo de maltrato, ya que a pesar de que pueda parecer que no te hiere como tal, además de un acto violento, es una falta de respeto hacia ti, a tus pertenencias, al valor que tú puedes darle a un objeto cualquiera. De ahí que quisiera tomar esta parte del violentómetro.

No sé, creo que la cuestión está en valorar todo acerca de una persona y lo que la rodea, y como no está bien menospreciar sus gustos o lo que hace, tampoco puede estar bien destruir algo que posee. Sin mencionar que es una reacción desmedida e inmadura de parte de quien la lleva a cabo.

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