Sexta señal

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En lo personal,
este es mi favorito.

*

"Incomodar/Intimidar"

2001

No estaba sólo incómodo. Incómodo es despertar en una posición antinatural con las extremidades acalambradas. Incómodo es cuando te preguntan sobre sexo en público. Incómodo era, para Harry, demasiadas miradas.

Así que no, no estaba sólo incómodo. Era peor.

Se sentía como un estorbo. Hablar no estaba bien, moverse no estaba bien. Era juzgado si se quedaba quieto y si no lo hacía.

Iba a enloquecer si pasaba medio segundo más en esa fiesta. Tenía buenas razones para evitar a los compañeros de trabajo de su novio, desde que él le había dejado en claro que no entendería de lo que hablaban ni podría comportarse como debía. Esa, sin duda, era una de ellas.

Se le acercó por detrás, vacilante. Eric estaba en medio de un grupo de al menos seis o siete personas, les contaba una anécdota. Tenía la sonrisa encantadora que le hacía pensar en cuando se conocieron, pero esa noche, ni siquiera lo había visto y Harry no creía soportar más de ser un punto de mira de aquellas personas que debían pensar que no tenía motivo para estar ahí, porque era lo que Eric le dijo que ellos pensarían al observarlo. Si no se comportaba.

Sujetó una de las mangas de su saco, tiró con suavidad, casi como si se disculpase por la interrupción. Él lo vio de reojo, hizo un gesto para que esperase. Como transcurrieron unos segundos, volvió a tirar. Eric le siseó que esperase, sin perder la compostura frente al resto.

Al tercer intento, Harry se puso de puntillas para recargar la barbilla en su hombro y lo llamó con un susurro. Supo que se había equivocado cuando lo sintió respirar profundo bajo su contacto. Pidió un momento a sus compañeros, dio un paso lejos, sujetó una de sus manos.

No sonreía cuando lo arrastró hacia una de las esquinas. Apretaba su mano. Quizás con demasiada fuerza. Harry se sacudió, sin éxito.

—¿A ti qué te pasa? —Al darse la vuelta, le dio un jalón más brusco. Dolió. Un poco.

No lo miró a los ojos al contestar. No le gustaba cuando estaba así, el pecho hundido en el pecho estaba de regreso.

—¿Podemos irnos? Dijiste que- que sería un momento y-

—Más tarde.

Se mordió el labio, conteniendo otro quejido. Aún no lo soltaba.

—Pero- —Suspiró—. Sólo digo que-

—Harry, cállate y quédate tranquilo, ¿qué tan difícil puede ser? —Apretó los labios al escucharlo, la capacidad de hablar abandonándolo sin que se diese cuenta. Se sentía pequeño. Más fuera de lugar que unos momentos atrás.

La presión que aumentaba en su muñeca lo instó a asentir.

—Bien, ahora sigue callado. Intenta ser lindo, si es que puedes serlo —Aclaró, rodando los ojos. Fue arrastrado de vuelta. Eric podía llamar su atención y hacerlos reír, pero lo sujetaba con demasiada fuerza y hacía caso omiso de su mirada suplicante.

No creía que alguien lo notase. O que importase.

—0—

2006

Tenía problemas para respirar. Un instante, estaba en el salón, había mucha gente, el espacio empequeñecía, las paredes se cerraban. Iba a quedar aplastado.

Al siguiente, había un agarre suave en su muñeca, una mano en su espalda baja. Reconocía, de forma distante, que era llevado hacia la salida.

Tomó una profunda bocanada de aire en cuanto cruzaron la puerta. Tosió. El mareo, las náuseas, la presión asfixiante, poco a poco, cedían. Era un proceso lento, una capa de sudor frío lo cubría, pero había unas caricias circulares en su espalda en las que podía concentrarse, para que otros pensamientos que no quería se alejasen con la débil brisa.

Draco no lo apresuró. Nunca lo apresuraba. Había hablado con su terapeuta para preguntar lo que podía hacer por él en esos casos, cuando Harry se asustaba de pronto, cuando todo le parecía demasiado, cuando estaba rodeado de gente y juraba que el mundo daba vueltas a su alrededor.

Todavía no le agradaban los sitios llenos. Si no los hubiesen invitado para celebrar por la misión cumplida, jamás se le habría ocurrido acercarse a un lugar así.

Cuando estuvo convencido de que no se ahogaba, de que el piso era sólido, el espacio no se cerraba ni era introducido en un tubo estrecho que lo obligaba a estar comprimido, tanteó el aire, buscándolo. Se abrazó a su novio, que le besó la cabeza.

—¿Mejor? —Harry asintió, con el rostro enterrado en su pecho. La terapeuta le había dicho que para recuperarse, intentase centrar su atención en ver algo, en tocar algo, en oler algo. En las sensaciones. Y le gustaba la colonia de su novio. Era un buen punto de foco para anclarse—. ¿Quieres que nos escapemos?

—No ha terminado...

—¿Y eso qué? —Draco los balanceó a ambos, en un baile improvisado sin mover los pies, a un ritmo imaginario. Procuró poner toda su atención en sus acciones, en la presencia cálida que rodeaba, no en lo ocurrido, no en el peso frío instalado en su estómago—. Lo hiciste bien, no habías aguantado más de dos horas con tantas personas. No te tienes que forzar. Diremos que tu 'malvado novio' te secuestró de ahí y te llevó a una cita en medio de la noche, ¿por qué no? O sólo caminaremos un poco por aquí, y si te sientes con ganas de volver, entramos. Y si no quieres, nos vamos a casa.

Harry lo abrazó más fuerte, mientras consideraba si se sentía capaz de regresar dentro. Lo cierto era que no quería.

Draco siguió balanceándolos a los dos, dándole besos en la cabeza.

Estaba agradecido de que le dejase tomarse su tiempo y decidir. Tampoco había sensación de culpa esa vez.

Diferencias Where stories live. Discover now