Segunda alerta

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"Empujar"

2001

Se había pasado con las bebidas. Sabía que se había pasado, en alguna parte racional de su cabeza que se rehusaba a ponerse en funcionamiento en ese instante.

Tuvo que golpear la puerta para que le abriese, porque no tenía idea de dónde estaban sus llaves. O que tenía llaves. O qué era una llave.

Tal vez no debió seguir a Ron cuando lo invitó y aceptar las bebidas. Jamás se había pasado así, se juró que no volvería a ocurrir.

Eric lo observó de pies a cabeza, con los ojos entrecerrados, cuando le abrió.

—¿Sabes qué hora es?

Probablemente no tan tarde. Pero para Eric, siempre era tarde. Cuando Harry llegaba, al menos; no funcionaba al revés. Eric nunca llegaba tarde, según él mismo.

Divagaba.

Balbuceó una disculpa, explicando sobre Ron celebrando porque Hermione le hubiese dicho que sí el día anterior a casarse con él, bebidas que probaban, una apuesta. Fue divertido. La resaca no lo sería.

Eric maldijo por lo bajo, lo agarró del cuello del abrigo y tiró para que entrase. Cerró de un portazo detrás de él, empujándolo más hacia adentro. Harry tras trastabillaba, falto de equilibrio.

—A veces te superas a ti mismo, Harry, en serio.

Al siguiente empujón, llevándolo hacia el cuarto, tropezó y se cayó. Emitió un quejido vago, ahogado por la risa. Sí, no volvería a salir con Ron así.

Apenas sintió cuando Eric le tocó la pierna con la punta del pie.

—Arriba, vamos. Deja de hacer estupideces, no te voy a mover. Por estas cosas es que te digo que no puedes beber, Harry.

Luego estaría seguro de haberle pedido algo. Eric frunció la nariz en señal de desagrado y negó.

Lo único que lo escuchó decir, a manera de despedida, fue un "dormirás en el sofá, lo arreglamos mañana".

—0—

2006

Se le ocurrió que era una buena idea llamarlo desde la recepción, porque las escaleras se veían demasiado largas y a su alcoholizada mente le daba miedo quedarse atorado, solo, en un ascensor de mala fama.

Se había prometido no beber más con Ron. Luego había olvidado lo que se prometió.

Ese era el resultado.

Draco bajó para buscarlo. Draco era lindo. Harry amaba a Draco. Draco era el mejor novio del mundo, además, pero no era por eso por lo que lo amaba, sino por ser Draco.

A su cabeza embotada le gustaba pensar en su nombre. Le hacía gracia, lo llenaba de esa emoción cosquilleante y cálida en el pecho.

En serio lo amaba. Era un hecho que seguiría ahí cuando el alcohol se hubiese ido.

—¿Qué pasó contigo? —Lo observó con ojos enormes en cuanto lo encontró sentado en la silla detrás del escritorio del guardia del edificio. Le palmeó las mejillas, reconoció el olor a alcohol enseguida y tosió; él no bebía—. Ay, Harry. ¿Volviste a dejar que Weasley eligiese lo que bebían?

Le mostró una sonrisa culpable. Él bufó, lo envolvió con un brazo, dejó que le rodease los hombros para equilibrarse.

—Ron me decía- me decía- —Balbuceó al intentar explicarse. Bostezó. Draco empezaba a guiarlo hacia el elevador—. ¡Me decía que tendrá un miniRon! Otro bebé, que será un miniRon, porque es de Ron, ¿entiendes?

—Perfectamente, amor, pero no estoy seguro de si te entiendes —Comentó en voz baja, una vez dentro. Maniobró para sostener su peso, presionar el botón de su piso y evitar que Harry metiera la mano en la rendija entre ambas puertas del ascensor. Él lo encontraba divertidísimo.

En el trayecto, Harry se recargó más contra él. Apoyó la barbilla en uno de sus hombros, distinguió el cuello estirado de la camiseta que vestía, dejando a la vista la clavícula. Tuvo que estirarse para alcanzarlo. Pronto sintió la vibración de la risa de Draco, mientras lo abrazaba. Le gustaba hacerlo reír.

—No- no- Harry, los besos alcoholizados no son románticos —No dejó de reírse cuando él cambió de 'besos' a 'mordidas falsas y gruñidos para fingir que se lo 'comía'—. Cómeme cuando estés sobrio, si te quedan energías —Argumentó, divertido. En cuanto la puerta se abrió, lo llevó por el corredor que daba a su apartamento.

Él sonrió como un tonto, sin notarlo.

—¿Sí puedo?

—¿Qué cosa, Harry? —No se retorció más cuando le dio otro beso en el cuello, pero todavía ahogó la risa, luchando por abrir la cerradura y mantenerlo de pie con su otro brazo.

—Comerte.

Draco emitió un breve "hm".

—Espero estemos hablando de comer en el mismo sentido —Hizo una pausa, bajo el umbral de la puerta, para mirarlo de reojo. Sonreía. Amaba su sonrisa. ¿Ya había mencionado que lo amaba a él? Sí, amaba a su novio.

Harry sonrió aún más.

—Yo decía comer a besitos.

—Sí, Harry, me puedes comer a besitos. Estando sobrio.

Draco lidió con que le rodease el cuello con los brazos, parándose frente a él e interponiéndose en su camino, entre protestas sobre por qué tenía que esperar a estar sobrio para comérselo. Aceptó darle un beso, aunque no le gustaba el sabor del alcohol en su boca. Luego lo ayudó a cambiarse para ir a dormir.

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