Capitulo 2: Al norte

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"Al norte, si cabalgas al norte llegaras a los acantilados"

Y eso estaba haciendo, cabalgar al norte de las tierras del norte. Apenas había dormido unas horas después de que esos ladrones estúpidos la molestaran y había vuelto a iniciar su camino. Y ahora paraba junto al arroyo, pensando que las tierras del norte eran demasiado inmensas. Desmontó su caballo y le palmeó el lomo. Se acercó al arroyo y se agachó.

Al sumergir la mano sintió el frio atravesar su piel, pero le gusto la sensación. Todo alli tenía un toque frio, los arboles, la tierra, el agua. Y aun no había llegado el inverno, aun no había llegado el autentico frío.

El aullido de un lobo la sobresaltó y se incorporó bruscamente girándose, mirando a su alrededor.

Sabía que las manadas de lobos del clan del Hielo podrían estar cerca y también sabía que no podía dejarse encontrar por ella. No era tonta, no le harían daño, o al menos no si sus dueños lo evitaban. Le había gustado cazar con Deigh y se imaginaba como podría ser vivir aquí, rodeada de ellos.

Pero también sabía que si el clan MacCarty la encontraba, volvería a casa y eso, no podía permitirlo.

Volvió a agacharse y tomo algo de agua, alzándola para beber un poco, pero sus labios no llegaron a rozar el frío liquido. Un tenso silenció se había instalado en el bosque.

Permaneció agachada, escuchando, algunas aves alzar el vuelo, el viento remover las ramas de los árboles y... el crujir de la tierra bajo las botas. Se acercaban y eran muchos.

Desenvainó su daga y su espada al mismo tiempo que se incorporaba girando sobre sí misma y miraba hacia los arboles desde donde un grupo de guerreros salía corriendo hacia ella.

-¡¡Cogedla!! -el que parecía ser el jefe gritó moviendo su espada -¡Coged a la ladrona!

No tuvo tiempo de pensar en que la habían llamado ladrona, tampoco de que quizás si aclaraba que ella no había robado nada, no la atacarían. Pero si sabía que la diversión no sería completa. No eran mercenarios, no eran ladrones. Eran guerreros, guerreros que estaban buscando a los ladrones. No debía matarlos, aunque no podía prometer nada.

Alzó su espada frenando la de uno de ellos, al tiempo que lanzaba su daga, logrando clavarla en la pierna de otro, que cayó al suelo gimiendo. Después apartó la espada, girando sobre sí misma, dando una patada a otro que la atacaba por la espalda, y alzando de nuevo su arma contra el que aun mantenía su espada hacia ella.

-¡¡¿Que hacéis?!! ¡¡No es más que una mujer!! -el joven gritó de nuevo, acercándose a ellos con su espada dispuesta en la mano.

-¡¡Ven tu valiente!! ¡¡Veras lo que te hace esta simple mujer!! -su boca la traiciono, mientras su mente le decía que dijera que no era una ladrona, su lengua había saltado ante el desprecio que había oído en sus palabras.

Se movió con rapidez, respondiendo a los ataques, hiriendo, esquivando los golpes y estaba segura que podría haber ganado, si no fuera por aquel lobo. Un inmenso lobo marrón que había aparecido de la nada y estaba parado bajo los árboles, a unos metros, observándoles.

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Los Hijos de Las Highlands.Where stories live. Discover now