Epílogo

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Camina rápido por la vereda, la lluvia cae a cantaros.

Se maldice por no fijarse bien y olvidar su paraguas en el bus, pero agradece traer su impermeable y sus botas de goma.

Tras cada paso que da, salpica agua a los costados y se siente casi un niño jugando en un charco.

Sabe que no va a soportar mucho así y le faltan bastantes cuadras para llegar a su casa.

Ve a su alrededor por si encuentra una tienda abierta. Podría fingir querer comprar hasta que la lluvia calme un poco.

Pero al parecer todo está cerrado y la calle luce casi vacía de no ser por una heladería que parece abierta pero mantiene las puertas cerradas.

Erick nunca ha sido mucho de comer helado y mucho menos en invierno pero hoy podría ser la excepción.

Corre como puede hasta el lugar y empuja la puerta para entrar.

Una campanita suena anunciando su llegada.

—Está cerrado —dice un chico limpiando una mesa sin voltear a verlo.

—Pero tengo ganas de un helado —miente para convencer al muchacho de dejarlo quedarse.

El rizado ríe —Eso es estúpido, nadie compra helado en invierno, mi novio tenia razón.

Voltea y entonces ambos se hielan y no por el frío que hace.

—Joey... —el ojiverde habla primero.

—Hola, Erick —saluda Joel por cortesía.

—Tu heladería es muy linda —dice mirando el lugar tras cada paso que da más adentro.

—Gracias —rasca su nuca sin saber que más decir.

—Entonces... —suelta curioso a la vez que se sienta en una de las mesas cerca de donde está Joel —¿tu novio...?

Joel carraspea sin intención de tocar ese tema pero la mirada interrogativa de Erick lo presiona —Riki —responde —se llama, Riki.

—Oh... —baja la mirada desilusionado.

Puede sonar increíble pero Erick no olvidó a Joel en estos tres largos años. Siempre tuvo presente que el rizado era su verdadero amor y se negó a salir con alguien más porque sentía que le estaba traicionando. Y aunque tenia presente que él ya no significaba nada para Joel desde el día en que desapareció sin decir "adiós", podría jurar que su corazón aún brinca enamorado tan solo al escuchar su nombre.

Ahora que lo tiene enfrente no le queda ninguna duda. Jamás va a poder olvidarse de Joel, porque es de esos amores que pasan una única vez en la vida.

Solo una.

—¿Donde está Riki? —pregunta inocente.

Joel no contesta nada, solo camina hacia una ventana y se queda mirando como cae la lluvia.

—Quisiera conocerlo —vuelve a hablar el ojiverde —quiero decirle que es tan afortunado. Quiero decirle que debe cuidarte y valorarte mucho porque vales mucho más que todo lo que él es capaz de poseer. Quiero decirle también que no se equivoque como yo contigo... —sus lágrimas ya están bajando por sus mejillas y se regaña mentalmente por ser tan débil.

El corazón de Joel se estruja al escuchar sus sollozos, es ridículo porque él ya ha olvidado todo ese asunto hace bastante tiempo.

Sin embargo no ha olvidado a Riki y piensa que jamás lo hará porque tampoco quiere olvidarlo.

—No llores —pide acercándose a él —esto en su momento fue complicado pero eramos jóvenes y no vale la pena recordarlo.

Erick asiente con el corazón dolido, está entendiendo de forma diferente sus palabras.

—Necesito que me perdones, yo era muy inmaduro.

—Te perdoné hace mucho, ¿tú me perdonaste a mí?

Mueve la cabeza afirmativamente y suspira.

Supone que es el final.

A pesar de los años que pasaron sin verse, nunca sintió que era el final de su historia porque confiaba en que la vida no podría ser tan injusta como para no permitirles esta conversación.

Sin embargo ahora que ya se dio, cree que es el final definitivo.

—Espero que Riki te ame como yo no supe hacerlo.

—Él hizo más que eso —se atreve a decir —me enseñó a amar, a perdonar, a vivir.

Joel vuelve a acercarse a la ventana pero esta vez lo hace para que Erick no note que ha comenzado a llorar.

Y aunque Erick quiere acercarse, no quiere incomodar al rizado. Se resiste y camina hacia la salida.

—Fue un gusto verte, Joel —se despide con un nudo en su garganta.

—Gracias —murmura deteniéndolo —si no fuera por ti no hubiera conocido a Riki.

—Te hice daño, Joel.

—Me rompiste el corazón y el lo sanó. Gracias.

—Riki...

—Le prometí a Riki que si te volvía a ver te haría una pregunta.

—¿Cual? —pregunta interesado.

—¿Aún me amas?

—¿Cómo podría dejar de amarte?

—Pasaron tres años...

—Ni aunque pasaran mil años podría olvidar a mi verdadero amor.

—Hace tres años, cuando Riki murió, le prometí que si te volvía a ver seria sincero con mis sentimientos.

—Joey... —murmura comprendiendo el porqué de sus lágrimas.

—Aveces por la mañana pienso en ti quitándome las sabanas o como tus piesitos me pateaban. Pienso en tu risa cuando contabas malos chistes y en el puchero que hacías cuando no cargaba tu mochila —sus labios tiemblan —Te quiero, Erick.

Erick corre hacia él sin resistirse más y lo abraza fuertemente.

—¿Por qué parece que no quieres amarme más?

—No es que no te ame Erick, es que también pienso en Riki.

—Y está bien, porque comprendo que fue alguien muy especial para ti, pero si nuestros corazones no se olvidaron en todo este tiempo y si la lluvia me trajo hasta aquí, ¿por qué no te permites amar?

—Tengo miedo de volver a romperme el corazón.

—Nunca más, Joey, nunca más —dice antes de unir sus labios en un intenso beso que ambos necesitaban y anhelaban.

Joel abraza fuerte a Erick y el ojiverde deja que lo pegue a su pecho. Finalmente después de una dolorosa lección se sienten completos.

La vida cruza los caminos de personas constantemente y muchas dejan huella en lo más profundo de nuestra alma.

Y siempre está bien si es un amor sincero.

Por ejemplo Joel que sabe que Erick no fue un simple amor y lo amará toda la vida.

Riki en cambio es su más bonito recuerdo, del que jamás olvidará su nombre.

Aquel invierno muy lluvioso y poco triste, Joel lo aceptó, se permitiría amar a Erick pero jamás olvidaría a Riki.

RIKI •Joerick •RikelWhere stories live. Discover now