5.Los estragos de la tormenta

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Se lanzó contra el acorralándolo contra la puerta sujetando con fuerza su camisa.

-Te voy a volar la sonrisa en una explosión, maldito- amenazo con una voz gutural

-Hazlo, para que Ochako te odie – reto el chico afilando la mirada

El rubio solo lo lanzo al suelo alejándose.

-¿por qué?- le pregunto apretando los puños

-Lo siento Kacchan- se levantó sacudiéndose la ropa- Pero cometí un error hace seis años al dejar ir a Ochako, ahora tengo una oportunidad de recuperarla y no la voy a dejar pasar- respondió tranquilo pero con la mirada decidida

-“Lo siento” dices, maldita sea Deku, ella es mi novia, acepta tu maldita derrota y déjala en paz- grito alterado

-Eso debería decirte yo, de verdad, espero que algún día puedas perdonarme pero no me voy a retractar, Ochako me quiere a mi ahora y aunque recuperara sus recuerdos estoy seguro de que se quedara conmigo-

-¿Cómo estas tan seguro de eso, idiota?-

-Me lo dijo la noche que nos encontraste en su departamento, que si yo me hubiera declarado antes que tú, nunca hubiera estado contigo, por favor no hagas las cosas más difíciles te prometo que…-no pudo terminar de hablar

Bakugo le soltó un fuerte golpe directo a su cara que lo lanzo de nuevo al suelo, su brazo lo resintió, jamás había golpeado tan fuerte en su vida, vio como la sangre comenzaba a atravesar el vendaje pero eso no es lo que más le dolía, era el hecho de que las estúpidas palabras que decía el peliverde sonaban tan reales, no quería admitirlo, tal vez nunca lo haría, pero una parte del sabía que lo que le decía era verdad.

Salio dejando al chico tumbado en el suelo, camino directo a la habitación de la castaña.

-Katsuki- escucho la voz del padre de Uraraka a su espalda

-Señor- se acercó temeroso

-Vinimos tan rápido como nos fue posible, ¿Cómo esta ella?-pregunto el hombre

-Se encuentra bien, estable según el doctor- se pasó el nudo que tenía en la garganta- pero perdió sus recuerdos de los últimos 7 años-

-Muchacho- el señor lo abrazo

-Voy a verla, necesito hablar con ella- se separo

-Bien, iremos a ver el siguiente horario de visita, por cierto, ¿Cómo te encuentras tú?- hablo la madre

-Me iré de aquí pronto- fue lo único que pudo responder antes de seguir su camino

Llego a la habitación de la chica deteniendo su mano en el pomo, respiro profundo y abrió la puerta para observarla mirar el atardecer por la ventana, se veía tan hermosa como solo ella era con esos colores naranja iluminando su rostro, cerro la puerta detrás de él asegurándose de colocar el seguro, no quería más interrupciones.

-Bakugo-kun la hora se visita ya termino- esa palabras de sonaron vacías

-Lo sé, por eso nadie más podrá venir- se sentó en el banco a una distancia considerablemente cerca- Ochako, ¿Tengo una oportunidad de recuperarte?- fue directo

La forma en que el hizo la pregunta hizo que cada rincón de la chica se estremeciera.

-¿De qué hablas Bakugo-kun?-

-Ya te lo dije, tu eres mi novia, no del estúpido de Deku, sé que no recuerdas nada de todo lo que pasamos pero estoy dispuesto a intentarlo si me das una oportunidad- la miro con el dolor reflejado en los ojos pero en el fondo tenía un luz de esperanza

-Lo siento Bakugo-kun- respondió tranquila- sé que estas siendo sincero y por eso yo también tengo que serlo,  me es muy difícil imaginar una vida contigo, tampoco se las situaciones que nos llevaron a ser pareja pero no creo ser capaz de aceptarlas, a mí me gusta Deku-kun, sé que un día encontraras a…- la interrumpió

-no lo digas, no quiero escuchar eso de ti- se levantó- agradezco que fueras sincera, pero no te deseo nada bueno con ese idiota- salió del cuarto sin mirarla

Podía sentirlo en su interior, sus emociones y sentimientos revolviéndose como un tifón agitado con furia, era similar a estar en el ojo del huracán causado por sus propios pensamientos, maldiciendo el momento el que Uraraka se lanzó a protegerlo de aquel ataque, prefiriendo mil veces haber muerto ese día, a tener que vivir todo esto… prefiriendo desaparecer, no por ser un cobarde y no querer afrontar la situación, si no que por más fuerte que fuera, sabía que era una batalla que no ganaría, porque no había nada a su favor y tampoco la obligaría a estar a su lado, las cosa pasaron tan rápido que no le dio tiempo de asimilar nada ¿como era posible que hubiera perdido todo lo que tenía de la noche a la mañana?

El resto del día volvió a su habitación a esperar el diagnóstico del doctor sobre su situación, tras eso se recostó en su cama hasta altas horas de la madrugada, pues el insomnio se había apoderado de su mente, salió de nuevo a los pasillos del hospital viendo muy poca gente sobre estos, con tanta tranquilidad, volvió a caminar en la misma dirección que lo había hecho casi todo el día, para entrar de nuevo a la habitación donde ya no tenía nada que hacer, viendo a la castaña dormir tan apacible, como amaba verla así pero esta vez su corazón se apretujo, perdió la cuenta de cuanto estuvo ahí parado a un lado de la camilla observándola, delineando con sus ojos cada una de las facciones de la chica, al final, le dejo un suave beso en la frente y salió del hospital con la mirada perdida.

Camino bajo las luces de la ciudad que lo arrullaban en un silencio tan pacífico, llego al departamento que compartían, utilizando la llave de emergencia sobre el marco de la puerta, encontrando las cosas como las había dejado esa mañana que salió a encontrarse con su amigo, tomo del closet una de las maletas que guardaban para empacar todas sus cosas o la mayoría, también saco del marco junto a la cama una de las fotos que se habían tomado, doblándola para meterla en su pantalón, se sentó sobre la cama llevándose las manos a la cara, y sin quererlo, llorar, llorar como nunca lo había hecho en su vida, desahogarse porque era el único momento en que lo haría. Suspiro y cerró la puerta de la entrada detrás de él, lanzando la llave debajo de la puerta, ya no la necesitaría. Camino rumbo a la casa de sus padres pues era el único lugar que le quedaba, dejo la maleta en la puerta con una nota sobre esta. “Estaré bien, necesito un poco de tiempo a solas” fue lo único que puso y volvió a caminar a otro rumbo, solo con una mochila en la que guardaba dos mudas de ropa.

Con un nuevo amanecer, venia su nuevo comienzo.

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Tras ese día, el héroe Ground Zero desapareció, de la noche a la mañana, nadie sabe que había sido de él, sus amigos lo buscaron pero nadie sabía a donde se había ido solo quedaba esperar, a que estuviera bien. Por qué nadie sabía nada.

En el ojo de la tormenta || KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora