ALGUNAS VERDADES

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Luego de un año se acercaba el día del juicio. Estaba muy ansiosa, asustada por lo que pasaría, hubiera preferido no pasar por esto. No quería revivir nuevamente el infierno pero si quería justicia tenía que hacerlo. Además no quería que este desgraciado quedara libre como había estado hasta ahora, pudiendo hacerle lo mismo a otra joven. Con la impunidad con la que había caminado hasta este momento.

Mientras yo perdí amigos y tuve que dedicar horas de mi vida con abogados y psicólogos. Él solo seguía disfrutando de su vida.

Mi abogada ya me había preparado para los ataques que recibiría en el estrado. Sabía que mi vida sería juzgada. Pero aunque lo sabía, no estaba preparada.

Solo no quería subir y comenzar a llorar. No quería demostrar debilidad y menos que lo tomaran como inestabilidad emocional.

Ya tenía claro que sería violada una y otra vez, pero esta vez con las palabras. Por suerte tenía a Federico que me acompañaría durante todo el proceso. No estaba sola.

Ese día me levante, me bañe, recorrí mi cuerpo con mis manos. Solo tenía la cicatriz en mi pecho que se estaba desvaneciéndose. En mi cara la cicatriz de mi labio ya había desaparecido. Tenía aún, la de la sutura de la región superciliar izquierda, esa quedaría para siempre. Mi ojo izquierdo había reducido su visión por lo que usaba un lente de contacto. Eso era solo lo físico, mi alma seguía herida.

No podía creer que ya hubiera pasado un año de lo ocurrido. Reviviría la tortura, violencia, mutilación de mi ser, que como el ave fénix quería renacer.

Me preparé. Esta vez con un traje de pantalón, una remera blanca y unos tacos. No sabía si maquillarme, pero me dije siempre lo he hecho porque no. Entonces me maquillé de forma sutil como cuando iba a trabajar.

Federico me esperaba para acompañarme. Al llegar, vi a Andrés. No lo había visto desde ese día, sentí odio, impotencia. Creo que si hubiera tenido un arma en mis manos le dispararía. Al verme sonrió. ¿No sé por qué? era como que trataba de molestarme.

El juicio comenzó con un relato continuo sobre mi vida. La verdad no entendía, yo era la juzgada. No había hecho nada malo, sin embargo todo se centraba en mí. Esa era la defensa de este violador.

Al estrado llamaron a Cintia, mi ex amiga, venía a defender a su novio. Porque a pesar de todo lo ocurrido seguía con él.

Quisiera relatarle textualmente las preguntas que le hicieron

— Dígame vio al Sr Andrés incitando a la demandante, mejor dicho acosando a la demandante.

Ella respondió

— No.

— Vio a la demandante incitando al demandado

Dijo

—Sí, a todos los hombres que estaban en esa reunión como siempre lo hace.

El abogado le pidió que dijera como era mi forma para incitar a los hombres.

—Bueno, siempre hace chistes en doble sentido, mueve sus labios, se coloca sus biquinis, que por el cuerpo que tiene, resaltan sus pechos, su cola, su abdomen plano. Siempre está realizando ejercicio así que tiene un cuerpo perfecto. Cuando salíamos todos se fijaban en ella. Su cara angelical, sus labios perfectos, sus ojos claros, es muy molesto que todos la miren.

El abogado volvió a repetir

—Pero como incitó a mi defendido, le dijo que le gustaba, se abalanzó encima de él, no sé, como fue.

-No, no hizo nada de eso, la verdad yo no me di cuenta que lo hiciera, sino la mataba a golpes. Sí que Andrés la observó todo el tiempo, eso me molestó mucho.

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