𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟐.

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Días antes de nochebuena;
1989.

A Richie Tozier solía gustarle más recibir regalos que regalarlos, eso estaba muy claro

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A Richie Tozier solía gustarle más recibir regalos que regalarlos, eso estaba muy claro. Odiaba tener que adivinar lo que querían los otros y peor aún, ir a la tienda y comprarlo, recibiendo empujones de personas y haciendo interminables colas para pagar.

    Pero para su mala suerte ya se acercaba la navidad y este año tenía a muchas personas a las que hacerle regalos. Empezando por sus padres y abuelos, y siguiendo por sus mejores amigos, claro, todos menos Stan, que era judío. Richie siempre había pensado que las religiones eran muy confusas, pero aún así las respetaba.

Justo en ese momento se encontraba en la puerta de su casa, apoyado en la pared mientras esperaba a que Beverly llegara y se fueran juntos al mayor de los infiernos, también conocido como ir de tiendas a comprar los regalos de navidad. Realmente no tenía ningunas ganas de ir, pero sabía que sería peor hacerlo más tarde, las personas siempre lo dejaban todo para última hora.

Ya estaba comenzando a perder la paciencia, había quedado con Beverly hacía quince minutos y el aburrimiento podía con él, cuando la vio entrar por su calle.

—¡Rich! —chilló la chica un momento después.

—Al fin llega, Miss Sca'lett —chilló, mientras dejaba de recargarse en la pared de su casa y simplemente se acercaba a su amiga—. ¡Estuve esperándola media hora, señorita! ¡Qué impuntual! ¡Qué impuntual!

—Beep beep —dijo, antes de ponerse a su lado. Dio unas largas bocanadas de aire y despeinó su rojizo cabello, se veía agitada porque había estado corriendo—. Perdón, mi madre me pidió que la ayudara con las cosas de la casa antes de que mi padre llegara y se me hizo un poco tarde.

—No te preocupes, en realidad he salido hace unos cinco minutos, me quedé dormido y también se me ha hecho tarde —se encogió de hombros. 

La chica soltó una carcajada y golpeó suavemente su brazo.

—¡Lo sabía!

Mientras se dirigían a las tiendas hablaron un poco de lo que habían hecho el día anterior por la tarde y ambos coincidieron en que la habían pasado entera durmiendo. Había sido la semana de exámenes y estaban todos agotados, pero por fin esa fecha había terminado, y ahora solo les quedaban las vacaciones.

—¿Y ya tienes pensado lo que le vas a regalar a cada uno? —le preguntó Beverly cuando aquel tema se dio por finalizado.

—Pues no a todos, a mis padres les regalaré alguna taza, eso les gusta y, bueno, tengo claro el regalo de Bill, el de Eddie y el tuyo —respondió. 

—¿Solo? —alzó la cejas y negó suavemente con la cabeza, divertida—. Pues aún te quedan dos.

—Joder, lo sé, espero que ahora mirando en alguna tienda encuentre cosas chulas para los otros.

Solía... [Reddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora