Alma De Dragón: Construyendo Una Leyenda

3.Despedida

POV Hipo

La noche fue bastante larga, el sol estaba a punto de salir y las dudas que seguían surgiendo en mi cabeza alejaban el poco sueño que aún tenía. ¿Por qué de pronto mi padre cambio de opinión respecto al entrenamiento?, ¿por qué no quise matar a ese dragón?, ¿por qué no me asesino cuando lo libere? Necesito respuestas, si es que quiero dormir de nuevo.

Me encontraba aun recostado sobre una manta en el frío piso de la herrería, cuando de pronto un fuerte ruido hizo que me levantara rápidamente, me pusiera mis botas y saliera rápidamente a ver que sucedía.

-¿Bocón?- dijé bastante extrañado de que mi maestro llegara tan temprano a la forja.

-¿Qué haces aquí chico?, ¿dormiste aquí?- dijo mirándome algo preocupado.

-Si Bocón, los Hofferson se quedaran un tiempo en mi casa y creí que sería mejor idea dormir aquí por unos días, ya sabes, hay que ser hospitalarios- dije guiñando un ojo.

-Entiendo hijo, ya sabes que puedes estar aquí el tiempo que quieras... Y en otras cosas... ¿tu padre hablo contigo anoche?- dijo mi maestro algo serio.

-Si...al parecer quiere que entrene- dije cabizbajo -no entiendo porque de repente cambio de opinión, por 2 largos años estuve rogándole que me dejara entrenar, y ayer justo antes de irse me dice que cambió de opinión y que estoy obligado a asistir-.

-¿Y...y tú quieres entrenar?- dijo bocón mirándome fijamente.

-No lo sé...no puedo matar dragones, simplemente no sirvo para eso- dijé mientras bajaba mi rostro -sabes, mi sueño era matar un dragón porque creía que mi vida mejoraría, pero ahora sé que nunca cambiara...siempre seré la decepción de mi padre, la vergüenza de Berk; nunca podré matar un dragón, nunca seré un guerrero, nunca seré el líder que esperan...y mi padre lo sabe, pero creo que no quiere aceptarlo aún-.

-Hijo, tu padre lo hace por tu bien, el no estará siempre para cuidarte, quieras o no algún día tendrás que ser jefe, por eso tienes que prepararte para enfrentar tu futuro, el futuro de todo tu pueblo- dijo mirándome seriamente.

-Bocón, entiende que no quiero ser jefe, y nunca lo seré, yo no soy un líder, mucho menos un gran guerrero, ni alguien a quien por lo menos respeten. Aceptémoslo, a toda la aldea no le importaría si me largo de aquí, ni siquiera se darían cuenta, todos me miran con decepción, lastima y algunos con odio. ¿Como esperas que sea líder de todos ellos?-.

Bocón dejo escapar un corto suspiro, se sentó sobre un barril que tenía cerca, y me invito a sentarme a mí también, puso su mano sobre mi hombro y dirigió su mirada hacia mí.

-Tú lo dijiste, no eres un gran guerrero, y algunos en la aldea no te ven con buenos ojos, pero sabes, tú tienes algo que ninguno de nosotros tiene: una mente extraordinaria, un ingenio sin igual, y un corazón que nunca se rinde. He visto como has crecido, he visto todo el dolor y tristeza que has pasado, todas las noches que llorabas por la frustración encerrado en la bodega de la forja  cuando algo que no salió como esperabas... pero también he visto todos tus logros, las excelentes armas que has forjado, la satisfacción que expresas con tu gran sonrisa cada vez que uno de tus raros inventos funciona, las noches que has pasado en vela con tal de hacer realidad alguna de tus alocadas ideas, todas las veces que te has levantado después de un golpe que te daba algún idiota o de un regaño de tu padre. Hijo, tu estas destinado para grandes cosas desde el día en que naciste, porque eres alguien diferente, eres alguien que hace las cosas a su manera, alguien que nunca se rinde a pesar de que tan mal estén las cosas, eres un chico extremadamente listo y con las ideas más locas que he escuchado en mi vida, pero que estoy seguro te llevaran tan lejos como ni tú puedes imaginar- entonces me miro a los ojos fijamente -tú eres mejor que todos nosotros, y vas a iluminar el mundo entero con la luz que emana de tu ser...y sabes algo hijo, espero estar ahí cuando cumplas con tu destino-.