36. Volver a ser ella

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36. Volver a ser ella

Lily se acercó al ángel luego de que sus hermanos abandonaran el cuarto de motel, diciendo que se acomodarían en su habitación antes de partir para cenar. Dean bromeó con rehusarse dejar a su hermana a solas con su mejor amigo, pero en el fondo, no era capaz de impedirle aquello a los dos tortolos. Sin mencionar que las miradas que le otorgaban sus dos hermanos menores no eran pacíficas.

—Vendremos en un rato. —aseguró Dean. Sam ya se había alejado, metiendo las llaves de la puerta de su habitación para así abrirla. Lily se encontraba en el marco, a punto de cerrar la puerta ni bien su hermano partiera. El rubio opaco se giró para irse a su cuarto, cuando cambió de opinión y volvió hacia la rubia—. Sólo, por favor, estate con ropa puesta.

Chau, Dean. —dijo ella ignorando la vergüenza del comentario. Trató de no recordar aquella vez que ella, sin alma, salió de la ducha del búnker sin taparse con la toalla, pues pensaba que estaba sola, y su hermano, esperándole ahí, se llevó el susto de su vida. En su momento, a Lily sin alma no le había importado en absoluto, encima creyó que Dean era gay por no querer ver su figura. Pero ahora, con sus recuerdos y su alma, cuando pensaba en ello quería que la tierra le tragase.

Le cerró la puerta en la cara. Dean, divertido ante esa reacción se giró para entrar a su cuarto. Sam le miró con una ceja en alto pero no dijo nada, no era novedoso que su hermano hiciera chistes con respecto a Lily o él de vez en cuando.

Lily, al otro lado de la puerta, se enfocó en el ángel que se intentaba de incorporarse de la cama. Olvidándose de la conversación con Dean, la rubia se acercó para acudir a Castiel.

—Despacio, Cas. —le indicó ella con dulzura. Colocó una de sus manos en su espalda, tratando de ayudarle con el equilibrio—. Deberías descansar.

—Pensaba ponerme la ropa que Dean me ofreció. —le explicó con voz leve. Lily no pudo evitar sonreír ante el tono usado.

Ella suspiró para luego asentir — De acuerdo, deja que te ayude.

No intercambiaron demasiadas palabras, para no irrumpir el agradable ambiente que formaron. Lily tomó los bordes del abrigo puesto y con delicadeza lo deslizó por los hombros del ángel. Dejó la gabardina sobre la silla en la que se había sentado hacia un rato y prosiguió con el saco del traje.

Se sentía extraño, pero a la vez agradable. Era básicamente cuidar del otro, algo que Lily había extrañado. Cuidar de Castiel, ya con sus recuerdos y su alma podía experimentar aquello en su totalidad, adorando el poder ser así de cercana con él sin necesidad de aparentar nada.

Castiel apenas se movía. Lily parecía tener todo bajo control de la actividad, sacándole con suavidad sus prendas y realizando movimientos afectuosos. El ángel sentía que no podía dejar de mirarle, dejar de prestar atención a cualquier cosa que Lily hiciera.

Sus morochas pestañas se movían con elegancia, sus ojos verdes esmeralda se enfocaban en su tarea, sus manos hacían movimientos delicados y su entera aura daba calidez y seguridad. Castiel podría haber dicho que en ese momento se sentía vulnerable ante Lily. Y era la verdad.

 Y era la verdad

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Darkened Soul [Supernatural]Where stories live. Discover now