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Ya había caído la noche en Luna Real, ambos líderes dormían, descansando del día tan agitado; por otra parte, ciertos seres no descansaban al igual que muchos hombres lobos sino planeaban atacar a la manada más débil por ahora, Luna Fuerte.

—Bien, sin Abbey, Adam ni Trevor tenemos ventaja— Jonas, el hombre que se le ocurrió la maravillosa idea de atacar.

—¿Y la mate de Abbey?— pregunta Cécile.

—Joyce... Hace tiempo no pisa Luna Fuerte. Pero ya mis hombres la están buscando— comenta, Daan dormía aburrido en la mesa— Despierta, no estoy para cuidarte, en unas horas atacaremos— dice golpeando a su sobrino.

—Solo recuérdame porque los atacamos

—Para que haya una gran pelea entre ambas especies, armaremos un desastre y desapareceremos de la escena— dice su plan "perfecto" (a sus ojos).

Cécile lo apreciaba callada, Daan se recostó de nuevo, mientras una chica del servicio entraba a la parte inferior y deteroriada del gran castillo.

—El señor Sharman lo llama— Jonas bufa.

—Ire para allá— la chica se retira, y él se da la vuelta para hablar— Estoy cansado de esto, pronto se formará un problema entre ambas especies y Sharman caerá— Cécile mira sus uñas y Daan duerme, suspira y va hacia su líder y ex amigo.

El plan ya estará en marcha en algunas horas, y su propósito también, hundir a Rafael Sharman y pasar a gobernar todo su reinado, ¿Luna Fuerte sobrevivirá?.

MARIAM

Desperté, con energías totalmente renovadas, me estiro y miró a mi acompañante despierto, mirándome con una sonrisa.

—Hola

—Hola... ¿Cómo sigues?— pregunta acariciando mi rostro.

—Bien, mucho mejor— digo acercándome a él.

Besa mis labios y acaricia mi cintura, nuestras lenguas se juntan y sube el tono del beso, me coloca encima de él y acaricia mi piel bajo la ropa, se desahace de mi blusa dejándome sin ropa en la parte superior, besa mis pechos y gimo acomodando me encima de sus caderas.

—¿Y el reposo?— gimo.

—Será suave— me da la vuelta quedando entre la cama y su cuerpo.

La ropa que nos queda a cada uno desaparece, comienza a besarme dejando un rastro de besos húmedos en todo mi cuerpo, devora mis labios y luego de colmarme la paciencia por ir tan lento, entra en mi lento.

—Eros...

—Shhh, suave— besa mi cuello, mueve las caderas en un vaivén agonizante.

Mis uñas se clavan en sus hombros, mi orgasmo se forma lento y punzante.

—No soy de cristal— me quejo, cambia de posición dejándome a sobre él.

—Lo se, pero no quisiera lastimarte, cariño— muevo mis caderas en un ritmo más intenso.

Eros suelta gruñidos de vez en cuando, me muevo rápidamente aumentando el fuego que se forma en mi vientre, lo beso desesperadamente enredando nuestras lenguas, nuestros cuerpos se tensan, gimo, mis paredes interiores se contraen y siento como su miembro se hincha, ambos llegamos al clímax juntos.

—Mierda, el condón— se queja corriendose dentro de mi.

—Existen las pastillas del día siguiente— le recuerdo recuperando mi respiración.

—Si, pero un lobo es más fuerte que un humano— dice besándome.

No digo nada y cuando ambos estamos recuperados me lleva al baño a darnos una ducha, le informo que en cualquier farmacia venden las pastillas pero me dice que no hay que preocuparnos tanto por eso.

ALPHA EROS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora