Atrevimiento

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No quería admitirlo pero, joder, estaba tan enamorada de su amiga.

Kanra era una chica tan diferente a las otras; era tan pálida y tan bajita, se veía tan delicada, como una muñeca de porcelana, con esa piel tersa y perfecta.
Pero a la vez era como una pulga escurridiza y molesta, saltaba para todos lados, sacando energía de quien sabe donde, teniendo mil y un temas de conversación y esa bella voz, burlona y suave al mismo tiempo.

Shizuka apretó su lápiz, rompiéndolo a la mitad, se sentía tan...contrariada por los sentimientos que estaban surgiendo dentro de sí.
Kanra y ella habían comenzado muy mal, se habían llevado del asco desde que se vieron pero gracias al cielo –y gracias a Shina– pudieron comenzar a llevarse bien.

Si tan solo...pudiera estar con la azabache como realmente deseaba.

—¡Shizuka!—su amiga de lentes la miro, confundida y desesperada, la había dejando hablando sola.—¿Me estás escuchando?

—La próxima vez que me grites voy a jalarte el cabello y te dejaré calva

Shina rió, atando su cabello en una coleta para evitar algún accidente con la rubia. La miró molesta, bufando.—¿Decías?

—Decía que Kanra me contó que le gusta alguien y quiero que me ayudes a descubrir quien es.

...

—¿Que...?—un horrible nudo se formó en su garganta, trató de no decir algo indebido y se limitó a voltear la mirada a la ventana, donde Kanra y Karime* estaban tomando la clase de gimnasia; se sonrojó –con algo de celos y dolor– al ver a la pelinegra con su pequeño short azul de gimnasia, pegadito y ceñido para mostrar sus bonitas y delgadas piernas. Suspiró.—¿Que te dijo exactamente?

—Me dijo que hay una persona en nuestro salón que le gusta mucho, pero le da pena hablarle

Bufó, otra vez, pensando que seguro era algún chico de la clase, algunos de esos idiotas que se burlaban –a espaldas– de la pequeña cuando traía cierto peinado o cierto adorno en sus cosas.

Ellos no merecían a Kanra, ella merecía a una persona que pudiera amarla tal y como era, que pudiera cuidarla y hacerla feliz.
Esos tarados no eran esas personas.

—Pues, no creo que la correspondan—soltó, realmente sin pensarlo, arrepintiéndose un poco al momento; no quiso decir eso con mala intención, obvio.—Digo ehm...creo que debería pensarlo mejor

La de lentes la miró, curiosa, como siempre.—¿Hay algo que querías decirme, Shizuka?

—No.—espetó—No me importa de quien esté enamorada la pulga, déjame en paz.—tomó sus cosas y salió del salón, ya casi era la hora de la salida; solo quería llegar a casa y golpear algo con todas sus fuerzas.

"—Que rara está—"pensó mientras sacaba su teléfono y le mandaba un mensaje a la pequeña pelinegra.

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No debió huir así, lo sabia.
Pero mierda, ¿soportar el escuchar a Shina hablando de que a Kanra le gusta a alguien? Carajo, no.
Todo menos eso.

Suspiró, mirando sus manos; ella era tan diferente a otras chicas también, pero no de la buena manera, como Kanra.
Ella era fuerte –incluso más que todos los chicos juntos–, la más alta de la clase –1.75–,tenía una voz un poco más gruesa a las demás; parecería un hombre si no fuese por su largo cabello rubio y sus buenos atributos pero aún así, no estaba al nivel de las demás, muchos menos de su bella Kanra.

Golpeó la pared, poco le importó el enorme agujero que dejó en ella.

Si tan solo...Kanra le mirase como ella la miraba a ella.

Shots ShizayaWhere stories live. Discover now