Capítulo 1- La Muerte

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3 pasos, cierro mis ojos tomando una respiración larga, siento como todo mi cuerpo se estremece mientras exhalaba el aire que mis pulmones se esforzaban por contener. Abro mis ojos de nuevo sintiendo la visión absolutamente nublada por las lágrimas que se acumulaban presurosas por querer derramarse sobre mis pálidas mejillas.

1, 2, 3...

Cuento en mi mente tratando de calmar los temblores que recorrían todo mi ser dominando mi cuerpo como si yo no pudiera ejercer más control sobre el. Desesperada pasé los dedos por mi cabello, el terror me invade, me ahoga a tal punto que siento que no puedo respirar. Mis ojos están tan hinchados que arden y solo puedo sujetar con mis temblorosas manos el borde de mi vestido blanco tratando de aferrarme a la realidad mientras con cada paso que doy estoy más cerca del acantilado, y del fin de esta maldita pesadilla.

Mierda, de verdad voy a hacer esto.

Miré al cielo sintiendo como toda mi vida se está escapando de mis manos.

¿Soy egoísta por querer morir?

Me importa una mierda la verdad, después de todo, la única que vive con este maldito sufrimiento soy yo.

Mamá en serio perdóname, tú siempre fuiste muy buena conmigo pero a pesar de tanto esfuerzo creo que siempre estuve defectuosa. Siento mi garganta arder, quema como el infierno, a la par que mis mejillas se mojan con las lágrimas que caen finalmente liberando todo mi dolor.

Lo siento mamá, de verdad lo siento por no ser perfecta, por ser una cobarde, perdón por lo que voy a hacer, es mi culpa, nunca seré suficiente, nunca seré como ella. Siento mi corazón latir más fuerte y mi cuerpo temblar como si un tsunami incontrolable se abriera paso en mi interior y ahora más que nunca soy presa de mis miedos.

Me quiero morir mamá.

Caminé más cerca del abismo cada vez me cuesta más respirar, me llevé las temblorosas manos al pecho como si de alguna manera así pudiera obligar a mi cuerpo a respirar, pero es inútil, estoy tan cansada de esto, de las estúpidas crisis de pánico, de los psicólogos, de las medicinas, de contar, de llorar en mi cuarto, de tratar tanto de ser alguien que no soy.

Recuerdo a mis padres sonriendo esperanzados creyendo que el tratamiento de verdad estaba funcionando, pero todo es una vil mentira, porque yo nunca voy a mejorar, no puedo. Frustrada golpeé mi cabeza llorando con más fuerza 1, 2, 3; repito una y otra vez en mi mente como siempre tratando de calmarme.

Estoy tan jodida.

Pero la única culpable de todo esto siempre he sido yo. Soy la responsable de mi propia miseria y por eso mi vida, día tras día, es un castigo, un recordatorio constante de que no soy ni nunca seré suficiente, sin importar lo mucho que me esfuerce.

Estoy condenada a ser un fantasma de una realidad que nunca podré ser, y sí, es mi entera culpa.

Aunque mis padres no han estado muy presentes en mi vida últimamente, ellos no son los responsables de mi castigo, siempre he sido yo. No los culpo por desaparecer, entiendo que les sea difícil verme pasar por toda esta mierda, por eso prefiero que estén ocupados en sus cosas, al menos así no tengo que verlos a la cara y fingir que todo está bien mientras el peso de mi culpa me carcome. Odio no ser perfecta, odio no poder arreglar todo con un abrir y cerrar de ojos, pero lo que más odio es saber que para poder estar en calma tenga que lastimarlos tanto otra vez, es lo que menos quiero pero simplemente ya no puedo continuar más.
Lo siento, de verdad quisiera nunca haber existido.
El dolor de mi cuerpo es indescriptible, duele ser una decepción, duele no cumplir con las expectativas, duele que siempre te desechen, duele no ser valorada, duele no ser perfecta, joder, como duele no poder ser como ella.

Un Día A La Vez (T.O.C)Место, где живут истории. Откройте их для себя