Capítulo 21: La casa de Barbara (2ª parte)

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-¿Cómo sabías que rodilla me dolía si tan solo me he quejado una vez?

-Porque te has pasado todo el rato evitando apoyarte en la pierna derecha.-Barbara le arremango del pantalón, destapó la botella y se puso loción en las manos y las frotó, mirándole la rodilla.

-Huele fatal-dijo Dani, frunciendo la nariz.

-Pero te sentará muy bien.-Barbara le puso las manos en la rodilla, y él se sobresaltó.

-¿Está frío?-preguntó ella-perdón.

-No, es...-se sentía de maravilla, aunque no sabía si era porque el ungüento lo estaba aliviando o porque las caricias de Barbara eran tan placenteras que hacían que el resto de su cuerpo quisiera llorar y fingir que también estaba dolorido. Dani le miró las manos en su rodilla, y le puso las suyas en los muslos, algo fácil de hacer dado que estaba sentada entre sus piernas.

-Podríamos hacer cosas más interesantes que hablar del ungüento, podría darte yo un masaje, por ejemplo.-ella rió.

-No me puedo creer las frases que sueltas ¿de verdad esperas que me seduzcan?

-¿Estás diciendo que no quieres que te devuelva el favor?-replicó él, echándose hacía delante para darle un mordisco en el hombro-tengo unas manos geniales, Barbara-a ella se le escapó un gemido cuando Dani comenzó a besarle el cuello, sensualmente.

-¿Estás tratando de evitar que hablemos?-él la tomó de la cintura y la levantó de la mesa para sentarla sobre su regazo.

-¿Por qué iba a hacer algo así?-Barbara soltó otro gemido cuando Dani le mordió el lóbulo.

-No sé.

-No tengo nada en contra de hablar-murmuró Dani, acariciándole suavemente la espalda-Puedes hablar todo lo que quieras, mientras yo te beso entera de pies a cabeza- con una carcajada, Barbara se apartó un poco.

-Tu rodilla debe de estar mucho mejor.-él estiró la pierna.

-Supongo que sí.-Barbara le sonrió con ternura.

-Bien-dijo, levantándose y dándole el frasco-puedes llevártelo, úntalo un par de veces al día en tu rodilla y...-Barbara se interrumpió cuando Dani la atrajo de nuevo hacía él y le robó un magnifico beso. Abrumada, se quedó inmóvil unos segundos, sin saber cómo reaccionar. Al parecer, él se lo tomó como un desafío, porque la soltó enseguida, como si supiera instintivamente que era capaz de resistirse a su pasión desenfrenada, pero no a su lento y seductor deseo.

Le deslizó una mano por la nuca y con el otro brazo le rodeó las caderas, mientras jugaba tierna y delicadamente con su boca. Le besó una comisura, luego la otra, y después le lamió los labios muy despacio hasta conseguir que los separara, y sólo entonces entrelazó su lengua con la de Barbara en una danza acompasada que la hacía mover las caderas y revelar lo que su mente no quería admitir, pero su cuerpo no tenía intención de negar.

—Aún tienes el biquini mojado —dijo Dani, con las manos cerca de su espalda baja ella cerró los ojos y tembló de anticipación—¿tienes frío? —preguntó él, abrazándola más.

—No.-Dani la miró a los ojos y le deslizó una mano por el estómago, rozándole el borde del pecho..

—¿Seguro?

—Me has invitado a tu casa sólo para ponerme loción en la rodilla, ¿verdad? —dijo—no para una sesión de sexo salvaje y desinhibido...

—Así es —contestó Barbara, riendo y tocándole la frente con la suya—. Pero he pensado mucho en el sexo salvaje y desinhibido ¿eso cuenta?

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