LATIN BLOOD - ELITE [descontinuada]

chapter twelve

ANTES

TODOS LOS NOTICIEROS, PORTALES Y PERIÓDICOS DE ESPAÑA hablaban de los Nunier y el encarcelamiento del patriarca de la familia. Olivia observó el periodo que habían dejado sus padres sobre la mesa durante el desayuno, numerosas páginas hablaban del supuesto fraude que había cometido el padre de Guzmán y una gran foto suya, cuando los oficiales habían ido a buscarlo, ocupaban la primer hoja.

La latina agarró su bolso para subirse al coche junto a su madre, en el camino pasaron por una cafetería donde la muchacha compró cuatro vasos de café. Al llegar a Las Encinas logró ver que gran parte de los alumnos ya se encontraban en el interior de la institución, por lo que rápidamente subió las escaleras hasta llegar al aula que le correspondía. Un suspiro de alivio salió de su boca al ver que el profesor aún no había llegado.

Olivia observó que en los asientos de en medio se encontraba Guzmán, junto a sus amigos, Ander, Polo, Carla y Lucrecia estaban alrededor del rubio. La muchacha de ojos chocolate se acercó a ellos, colocando su mano en el hombro de Guzmán con su nariz ligeramente arrugada mientras con la otra sostenía la caja con los cuatro cafés.

— Guzmán sé que no tenemos una relación excepcional pero en verdad lamento lo que ocurrió con tu padre, y si hay algo que pueda hacer para ayudarlos en este momento estoy a su disposición. —murmuró dedicándole una mirada dulce y entregándole una de las tazas.

— ¿¡Tienes 300 mil euros!? Porque si no los tienes entonces tu ayuda no valdrá nada, ¿Qué pretendes que haga con un jodido café? —Olivia se sobresaltó ante el grito de Guzmán, habría esperado cualquier reacción ante sus palabras pero jamás que el español le gritara de esa forma. La muchacha observó con temor los ojos del rubio y como sus facciones lucían más toscas.

— Yo só-sólo quería ayudar, decirte que si que-querían organizar algo para sacar a tu padre me gustaría ayudarles. Y te-te traje el café porque creí que no habrías dormido bien y que lo necesitarías. —tartamudeó en un pequeño susurro, avergonzada por la situación y las palabras de Guzmán.— Lo lamento. —sin esperar a que alguno de los otros hablara Olivia se alejó para caminar hacia su asiento, donde se quedó observando por el cristal del ventanal, con la caja de los otros tres cafés frente a ella. Con su mirada perdida y sus labios temblorosos.