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Christopher llegaba apurado, se le había hecho tarde para recoger a su nena. Cuando este baja del auto, no encuentra a su hija, y sabe bien que ella siempre lo espera ahí, aunque se demore un poco.

—Seguro a de estar en el salón —pone seguro a su carro y se dispone a entrar a la escuela para buscar a su hija— espero y estés aquí Layla.

—Señora Gwen.

—Señorita.

—Oh disculpe, señorita Gwen, creo que es mejor que me vaya, papá de estar buscándome.

—Esta bien, pero antes —saca una paleta de su bolso— es para ti.

—¡Gracias! —grita con emoción al recibir la paleta— adiós —sale corriendo del lugar.

Mientras que Layla iba en busca de su papá, Dylan se encontraba en un rincón, acurrucado por la esperada llegada de su papá.

—Creo que estas exagerando —lo mira Joel extrañado, ya que el comportamiento del niño no se veía muy bien que digamos.

—Usted no lo conoce, él es un monstro cuando se enoja, me dejará sin play station por un tiempo y me obligará a limpiar el baño —se tapaba el rostro con sus manos para que no lo vean.

—Es muy exagerado —suspira al verlo de esa manera. Agarra su celular para llamar al padre de Marco.

—Joel ya llamé al padre de Dylan —comenta el moreno cargando a su pequeña niña.

—Muchas gracias Rich, ¿Y Zabdiel?

—Dijo que iría al baño.

—Ah okey.

—Yo me adelantaré, nos vemos Joel —se despide saliendo con su hija en brazos.

—Si adiós y gracias —sonríe.

—Y una cosa más —ríe.

—¿Que?

—El padre de Dylan se notaba muy enojado —lo dice fuerte para que el niño escuche.

—¡No! —grita el pequeño rizado levantándose— ¡es mi fin!

—Deja de ser exagerado y siéntate.

Dylan solo se queda parado y mirando con miedo a la puerta.

—Papi donde quieras que estés, sálvame —susurra.

Christopher desesperado buscaba a su hija, no la encontraba por ninguna parte y lo peor de todo era que ni los maestros la habían visto.

—Donde estas princesa —corre desesperado y angustiado.

Mientras que él corría, Zabdiel salía del baño, ninguno se percató de la existencia del otro, haciendo que ambos caigan al chocar.

—Mi cabeza —gruñe el rubio sobándose, pero siente que su lobo interno se altera, levantando la vista y dejando ver al castaño, aquel chico que buscó hace mucho tiempo— Christopher —pronuncia con voz grave y captando la reacción del  cuerpo de este al escucharlo.

—Z-Zabdiel —levanta la mirada con temor, hace mucho tiempo que lo vé y nota que ha cambiado bastante.

Los dos se quedaron viendo sin decir o hacer algo.

—¡Papi! —grita la pequeña niña, corriendo a su dirección para abrazarlo— pensé que no ibas a venir —se acurruca en su pecho, estaba asustada al no verlo dentro del carro que pensó que algo le había sucedido.

Zabdiel mira a la niña y ahora si está completamente seguro que es su hija.

—¡Dylan! —entra el ojiverde gritando y empujando la puerta con violencia.

—Papi, p-puedo explicarlo —trataba de decir, su padre enojado no era muy bonito de ver.

Joel, que se encontraba durmiendo, despierta al escuchar el portazo y los gritos.

Levanta la mirada para ver quien era el maniático que gritaba de esa manera y se da con la sorpresa que era Erick, su Erick.

—Erick.

El chico al oír su nombre voltea enojado y dispuesto a gritarle, pero las palabras se traban al verlo a él de nuevo.

—¿Qué haces aquí? —es lo único que logra salir de sus labios al ver Joel frente a él.

Mi Origen |Chrisdiel|Joerick| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora