29.Alejate de mí

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-¿La conozco?- La mujer me era extremadamente familiar,tendría de la edad de mis padres, el pelo rubio perfectamente recogido en un recogido y unos vivaces ojos azules.

No era capaz de situarla en mi linea espacial y temporal pero sabía que la conocía de algo.

-Es muy probable que no te acuerdes de mi,la última vez que nos vimos eras pequeña yo casi no te había reconocido.- al volver a oír su voz decenas de recuerdos vinieron a mí.

-Bianca Fiore- solté cómo en un susurro.

Ella sonrió. Fue una de las mejores amigas de mi madre en la universidad y siempre tuvieron una relación muy estrecha, la última vez que la vi tendría ocho años y fue por mi cumpleaños, ese cumpleaños en el que me dijo que algún día me presentaría a su hijo.

-Ven aquí y dame un abrazo- ella siempre fue una especie de tía para mí y la tengo un cariño infinito.

Cuando nos separamos miró la camiseta y entonces caí en lo incómodo de la situación. Yo estaba saliendo por la puerta de atrás a escondidas con una malla manchada en una mano y una camiseta de su hijo cómo una prenda.

A todo esto Marco más que confuso miraba la escena desde un segundo plano.

-Puedo explicarlo...Marco y yo no hemos hecho nada solo....mmm ayer salí con unos amigos y me emborraché así que él me trajo aquí para que mis padres no me pillaran.

No se si se lo creyó pero no replicó

-Cuando Marco hablaba de una tal Olivia nunca me imaginé ni de una manera remota que fueras tú.

¿Marco hablaba de mí en casa? Esta vez la mirada fanfarrona fue mía y él se encogió de hombros- Alguna vez he mencionado lo plasta que eres.

Bianca le miró levantando una ceja

-Bueno yo ehh me tengo que ir

-No, quédate a desayunar tendrás que tener hambre y Hillary ha preparado tortitas.- Marco apretó los labios al oír el nombre.

- Mamá puede que no sea buena idea...

-Señora Fiore no quiero molestar de verdad, en un segundo llamaré a Josh y...- me rugió la tripa

-Hace mucho que nadie me llama por mi apellido de soltera- Ese desgraciado no se merece que lleves su apellido, pero mordí la lengua y me encogi de hombros- no seas boba,vamos tenemos que ponernos al día.- me cogió de la muñeca y me guió hasta la cocina.

Allí,el señor Ricci estaba leyendo el periódico mientras Hillary le servía café y disimuladamente él posó su mirada en su escote.

Ahora entendía el sufrimiento de Marco, tener que convivir con esto parece autenticamente insoportable, lo que más me extraña es que la señora Fiore todavía no se haya dado cuenta.

-Cariño- el rápidamente desvío la atención hacía ella y al verme miró alarmado a Hillary.- ¿Te acuerdas de Jane Sutherland?

-Porsupuesto tu amiga de la universidad.

-Pues esta es su hija Olivia, te presento a mi marido Giovanni Ricci.

-Ya nos conocíamos- dije fria mientras le daba la mano.

-Si, Olivia vino a hacer un trabajo con Marco hace unos meses.- respondió rápidamente.

Me senté y Hillary me sirvió un par de tortitas con un aspecto celestial. Cómo si los ángeles hubieran tenido bebés y estos fueran tortitas e hice todos mis esfuerzos por no avalanzarme cómo una fiera.

-¿Y bien Olivia como has acabado aquí? - el señor Ricci contemplaba bien entretenido mis piernas.

- Estaba borracha y la traje aquí para que no la pillasen sus padres punto- Marco se sentó y se sirvió un poco de café.

- Desde luego mi hijo es igual que yo cuando tenía su edad, todo un mujeriego, hasta que conocí a mi maravillosa esposa.

-Yo no soy como tú- contestó seco

-Marco, no hables así a tu padre...no sé si son cosas de la edad pero últimamente no se que te pasa con él.

Todo el cuerpo del señor Ricci se tensó y Marco se mordió el labio.- Serán cosas de la edad- respondió y volvió a guardar silencio.

-Señor Ricci no quiero sonar maleducada pero me gustaría matizar que su hijo y yo no tuvimos nada anoche así que yo no soy otra de las chicas que ven salir los domingos por la mañana de su casa.

Soltó una carcajada- Conozco a mi hijo y es un seductor,no una ONG que recoge chicas borrachas para que no las pillen en casa.

-Pues creela por que no hicimos nada, puede que no me parezca tanto a ti cómo crees.

Se hizo un intenso silencio, muy pero que muy incómodo. Me metí otro trozo de tortita en la boca sin saber muy bien que decir.

-En navidades quedé con tu madre, me contó que le gustaría estar con Aiden y contigo más a menudo pero el...

-Trabajo, lo sé, siempre he sido comprensiva en ese aspecto aunque si es verdad que muchas veces los echo en falta.

-No sabía que tu madre fuera italiana- siguió Marco

-Y no lo es, es inglesa lo que pasa es que mi abuelo la mandó a hacer la universidad a Harvad y ahí conoció a tu madre.

-Vaya parece que te acuerdas de la historia- rió la señora Fiore.

Acabé mis tortitas y me dispuse a levantarme.- Muchas gracias por dejarme desayunar pero ahora si me tengo que marchar.

-Pasate cuando quieras por aquí, que sepas que tienes una segunda casa- la señora Fiore me abrazó

-Espera, te acompaño hasta la puerta, es que...- se sonrojó otra vez, dos veces en un día esto es demasiado para mí, equivale a un vídeo de diez horas de cachorritos de esos que parece que te vas a morir de amor- te tengo que decir una cosa.

Asentí temerosa, las piernas me temblaban,mi corazón se aceleró y las mariposas en el estómago amenazaban con hacer que vomitara las tortitas.

Se va a declarar, me va a pedir salir, ya estaba ensayando mi reacción, me tiraría a sus brazos,le besaría y le diría que si mil veces entonces llegamos a la entrada.

-Yo te quería preguntar...- ¡Si!¡Si!¡Vamos porfavor!

Pero cuando iba continuar mi móvil comenzó a sonar cómo un loco y vi que Paul me estaba llamando, pero esto no me iba a arruinar mi momento de comedia romántica.

- ¿Quién es?- preguntó

-Paul, querrá saber si estoy bien, ayer me fui sin dar explicaciones, pero da igual, ¿que me estabas diciendo?

Resopló, algo cambió y la faceta cariñosa y dulce se volvió a sustituir con su máscara de indiferencia.

-Se acerca el baile de primavera y quería preguntarte si me puedes ayudar a pedirle a Amandine que sea mi pareja- se me calló el corazón a los pies, roto en mil pedazos.

-¡Eres un auténtico idiota! - grité mientras dejaba de contener el llanto- ¡¡ Aléjate de mi de una maldita vez y déjame en paz!

Y salí pegando portazo.




Esa Virgen es Mía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora