Mamá...

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Mamá...

Quien creería que en situaciones complejas nuestros corazones se tornaran palpitantes, es bastante común reflejar tristeza cuando estamos sujetos a tormentosos recuerdos.

Una hermosa mujer de melena oscura estaba arreglando una prenda entre sus manos, pasó un día sin mucha dificultad mientras realizaba algunas tareas de su hogar, estaba concentrada en su actividad cuando de repente sintió dos toques suaves en la puerta. Mikoto volteó a ver el lugar bastante extrañada, supo enseguida que no se trataba de Hideaki, aun no terminaba su jornada laboral, no era recurrente que tenga visitas, así que imagino que era Itachi.

Dejó la prenda que estaba cociendo a un lado y se acercó a la puerta, la abrió sutilmente mientras alzaba la vista para encontrarse con la mirada de su reciente visita. Sus labios se abrieron ligeramente y sus ojos se explayaron de sorpresa al observar unos ónix tan potentes que sin duda reconocía. Su labio tembló y sintió flaquear un instante, sus pupilas decoradas de negro empezaron a cristalizarse, su corazón empezó a doler.

—¿S-Sasuke? —pronunció su nombre con dificultad, el pelinegro sintió un escalofrío al escuchar su voz—. Hijo mío.

El aludido sintió un amarre en sus entrañas, por un momento pensó en girarse y huir, como lo había hecho anteriormente. Su mirada se posaba en el suelo, mordió su labio inferior con delicadeza, intentaba disipar el sentimiento de cólera que arraigaba su corazón y alma, frente a el estaba la persona que dejó herido su corazón y arruinó gran parte de su vida, era difícil procesar hasta qué punto había llegado.

Alzó la mirada sin observarla, sus labios temblaron al intentar hablar.

—Hablemos. —La voz de Sasuke era oscura, con mucha valentía clavó sus ónix en los de su madre y notó lo sorprendida que se encontraba.

—Mikoto-san —pronunció la mujer de cabello rosa, sus oscuros orbes se posaron en ella, apenas se daba cuenta que Sakura estaba acompañada de su hijo. Sus cejas se curvaron con bastante tristeza, supo enseguida que esa última oportunidad fue debido a ella, observó como la radiante muchacha asintió dándole a entender que este era su momento, Mikoto limpió sus lágrimas y sonrió débilmente.

Abrió la puerta por completo y prosiguió a hablar.

—Entren por favor —musitó en un hilo de voz, era difícil recuperarse de la sorpresa inicial.

La pareja se miró por un instante y Sakura negó suavemente con la cabeza, el pelinegro empezó a sudar frío, después de todo tenía que afrontar esto solo.

—Esperaré afuera —dijo la Haruno atrayendo la atención de Mikoto—, este es su momento y no puedo entrometerme.

Sakura sujetó la mano del Uchiha y le dio un suave apretón, últimamente se convirtió en una manera de hacerle saber que no estaba solo, sus impotentes ónix se posaron en sus destellos jades y tomó determinación.

El pelinegro se adentró al apartamento ante la mirada atenta de la Haruno, una vez desapareció por la puerta Mikoto no tardó en acercarse y darle un fuerte abrazo a la chica.

—Gracias —dijo desesperada con voz rota—, muchísimas gracias.

Sakura le devolvió el abrazo y sonrió una vez se separaron.

—Es el momento de arreglar las cosas —aseguró con una amable sonrisa—, todo va a salir bien.

Mikoto le devolvió el gesto y no tardó en adentrarse al apartamento.

AL FINAL DEL CAMINO「SS」|PAUSADA|Where stories live. Discover now