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   Entre todo el horror que protagoniazaba el ambiente, algo llamó la atención del castaño. Una manita se asomó entre el negro de las bolsas, abría y cerraba su puño, en un intento por sujetar las nubes.
A paso lento, se acercó al ser, que con sus ojos celeste cielo lo observó profundamente y una sonrisa se iluminó en el infante.

   Oliver cayó en cuenta, como algo tan pequeño podía representar algo tan grande como el arcoiris que salía después de la tormenta. Delicadamente tomó al pequeño entre sus brazos, lo sentía tan diminuto que pensaba que se le caería de sus manos.

     Su madre estaba ahí, el cuerpo de su madre se encontraba a pasos de él, no sabía que hacer con el bebé, así que lo sujeto con fuerza y agarró una manta que se encontraba junto a la madre, lo envolvió en ella y lo ató a su torso, para así llevarlo consigo.

  Logró llegar al bunker, y por tan increíble que parezca, el bebé dormía pacíficamente entre los brazos del muchacho, que con sus ojos luminosos lo miraba tiernamente.

— Oliver, Estas bien — confirmó la chica al verlo de arriba a abajo, ya vestida con un ajustado atuendo — ¿Qué se supone...?— logró modular la rubia, apuntando con su dedo a lo que su chico contenía entre sus brazos.

— No podía dejarlo allí solo. Su mama... Ella... — intentaba explicar, podría parecer que Oliver no tenía sentimiento pero, las cosas no son como parece.

— ¿Qué vamos a hacer? — pregunto Felicity, con un hilo de voz, sus ojos se habían cristalizado.

— Buscaremos a su familia, es lo menos que podemos hacer. ¿Te parece si se queda con nosotros por ahora? — propuso el castaño, viendo como el bebé comenzó a moverse para acomodarse.

— Investigaré en la base de datos y... Me parece una gran idea. — reconoció ella, intentando esbozar una sonrisa.

— En el caso de que no encuentre familiares. Laurel conoce a alguien en servicios sociales. Allí podrán cuidar de él — ofreció, mientras se sentaba en la silla más cercana... El pequeño comenzó a moverse.

—Dámelo, soy buena con los niños — estiro sus brazos a la par de que Oliver se lo entregará. — Hola pequeño —le sonrió.

   Los ojos del infante se dieron abriendo poco a poco, estiro sus manitas desperesandose, seguido de un bostezo que hizo soltar un suspiro en la joven rubia. Ella lo mira expectante ante cualquier movimiento.

  Oliver no podía dejar de mirar a su chica, impresionado por la belleza que estaba teniendo a centímetros de él.

— ¿Cuánto tiempo me fui? — preguntó Diggle entrando al Bunker, mientras miraba atentamente a la pareja con el bebé.

— Ocurrió algo... — comenzó a narrar el castaño, lo ocurrió en ese lugar y cómo el bebé llegó a ellos.

    Al concluir su relato, Diggle miraba con pena al infante, pero a la vez maravillado... Todo lo que él sufrió y aún así, no se limitaba a sonreír.

  Pero todo se les fue de las manos cuando una alerta sonó en la computadora, un sonido que hizo que el bebé comenzará a llorar.

— Tranquilo pequeño — intentaba calmar la rubia, meciendo al infante.

— Déjame a mi, tengo experiencia con el pequeño John Jr. — sonrió calmando y tomando al pequeño de los brazos de Felicity.

  Después de unos minutos, él se calmo, dejando de llorar por completo, mientras jugaba con un pequeño bolígrafo del escritorio.

— ¿Qué harán con él?— preguntó Diggle sin dejar de vijilar al niño.

— Buscar si tiene familia, eso es lo primero — hablo rápidamente Oliver.

— Recuerden que después tienen que comprar pañales, biberon, ropa nueva, algun juguete, shampoo para bebes.. — comenzó a enumerar Diggle y la cara de la pareja cambió completamente.

— ¿Todo eso para un solo bebé? — Hablo el castaño con sus ojos abiertos de par en par.

— Eso solo para un día. No se cuanto tiempo tardarán en encontrar a su familia — ambos jóvenes se vieron entre sí, estaban asustados.

— Lo que nos espera — comentó la chica, sujetando su cabeza con ambas manos.

  Horas después compraron las cosas necesarias para el bienestar e higiene del bebe, ambos jóvenes a su apartamento, Felicity comenzó a realizar la cena, mientras Oliver cuidaba al pequeño y llamaba a su hermana para que intentará investigar sobre su familia.

— ¡Amor! — exclamó el chico mientras miraba con atención al bebé. — ¿Las cosas que compramos las dejaste en la habitación?.

— Si, están sobre la cama — contestó la chica desde la cocina.

— Una cosa más, amor — agregó Oliver viendo como su novia se acercaba a él. — ¿Sabes cambiar un pañal? — preguntó con su cara neutra esperando su respuesta.

Pequeño ReclutaWhere stories live. Discover now