Capítulo 47 (parte 2)

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Cuando Arthit despertó, el cielo ya estaba oscureciéndose. Notó que tenían una manta ligera cubriendo a los dos, lo cual seguramente había sido obra de su madre. Debajo de él aún estaba Kongpob, durmiendo. Moviéndose un poco, quedó más arriba que este y le colocó la cabeza sobre su pecho. Acarició su cabello, mirándole dormir.

Por su parte Kongpob, quien apenas había sentido un  poco de movimiento, aún dormido se abrazó más a Arthit, sintiendo las suaves caricias de éste que lo llevaban de nuevo a un agradable sueño.

Sin embargo, en ese momento Arthit escuchó un ligero golpeteo en la puerta. Después de tres golpes, su madre abrió la puerta.

—Ah, ya estás despierto... —Susurró al ver aún dormido al más joven, sonriendo al ver la posición en la que estaban. —Vine hace rato, pero estaban dormidos. La cena ya está lista, creo deberías despertarlo.

Arthit simplemente asintió, no queriendo despertar a su novio, y su madre volvió a cerrar la puerta. El menor todavía estaba tan cansado que ni por aquel ruido terminó por despertarse, y eso que podía considerarse a sí mismo como alguien de sueño ligero. Además, estaba tan cómodo dormido sobre el cálido pecho de Arthit, que se negaba con todas sus fuerzas a salir de su mundo de sueños. Empezaba a sentir hambre, pero su cansancio le podía más en ese momento.

Pero eso significaba que esta vez Arthit tenía la oportunidad de despertar a su menor. Eso lo ponía muy feliz, pues no recordaba la última vez que tuvo aquella oportunidad. Agachó un poco la cabeza para hablarle.

—Kong... despierta... —bajó sus dedos a su rostro y comenzó a pincharle levemente, empezando por la nariz y luego las mejillas. —Debemos comer... Kong... Vamos.

Aunque Arthit no veía ninguna reacción de su joven novio, quien en ese instante estaba teniendo un sueño bastante agradable en el que dormía muy tranquilo y Arthit intentaba despertarlo con caricias y también algunos besos. Sin embargo, le bastó poco tiempo para saber que eso no era un sueño, sino la realidad... Al menos parcialmente, pues Arthit todavía no llegaba a la parte de los besos.

Aún medio dormido, Kongpob abultó los labios, como pidiendo que los labios de su pareja se encontraran con los suyos.

—No hemos comido desde medio día. Ya despierta —Arthit le tomó el rostro entre las manos y notó su puchero. —Si no abres los ojos, entonces no te daré un beso —él sabía que eso funcionaría.

—Mmhhh... Amooooor —habló Kongpob con voz adormilada a la vez que se incorporaba y escalaba por el cuerpo de su novio para tomarle también del rostro. Sus ojos cerrados empezaron a abrirse muy lentamente. —¿Bésame ahora? —Murmuró, acercando su rostro al de Arthit para intentar juntar sus labios.

El mayor no pudo evitar sonreír y, como lo dijo, al ver que Kongpob empezaba a abrir los ojos, Arthit le besó. La intención fue un beso corto, pero cada vez se alargaba más. Juntando toda su fuerza de voluntad, Arthit se apartó.

—Vamos a comer. Te encantará la comida de mi madre.

—Ya me encanta lo que ella hizo contigo —murmuró contra su boca y se acercó de nuevo para darle una leve mordida a su labio inferior. —Estoy seguro de que su comida también me gustará, aunque no tanto como tú.

Con ese beso que Arthit le había dado, Kongpob ya estaba bastante despierto. Sentía su estómago reclamarle por comida, pero si el mayor estaba tan cariñoso entonces él quería aprovechar.

—Ahh... No creo que pienses lo mismo cuando la pruebes. Y dudo que te atrevas a decirle a mi mamá que no te gusta tanto su comida... —Arrugó su nariz infantilmente mientras colocaba una de sus piernas entre las de su pareja.

III. FrenesíTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang