Capítulo 51

1.5K 170 200
                                    

A las 7 pm, después de que la joven pareja hablara, viera películas e incluso miraran fotos, todos se sentaron a la mesa para cenar. Casi toda la mesa estaba llena de deliciosos platillos que los padres de Arthit habían preparado hace unas horas.

—Hoy estoy muy feliz de que todos estemos aquí —empezó a hablar la madre de Arthit. —Toda mi familia está bien e incluso creció un poco más —dijo eso mirando sonriente a Kongpob.

—Kongpob, espero que sigas haciendo feliz a mi hijo cómo lo has hecho estos años.

Al padre de la familia fue a quien más le costó entender y aceptar aquella relación, pero en poco tiempo había visto que Kongpob era alguien más que digno de su hijo.

Y con la más honesta de sus sonrisas, Kongpob prestó atención a las palabras de cada uno de sus suegros mientras éstos hablaban. Cuando fue su turno de hablar, lo hizo con el corazón.

—Primero que nada, nunca hubiera imaginado ser recibido de forma tan cálida como lo han hecho ustedes, por ello estoy más que agradecido —suspiró y su semblante cambió a uno mucho más relajado. —Pero también por darme la oportunidad de estar así con Arthit, de ser su compañero de vida —volteó a ver a su novio por unos momentos, le tomó de la mano por debajo de la mesa y después se volvió hacia sus suegros. —Por favor, sepan que jamás he tenido o tendré otros motivos con él que no sean cuidarlo y amarlo infinitamente. Ganar su amor no fue sencillo, así que lucharé porque nuestra relación supere todo obstáculo... Yo daría lo que fuera por ver a su hijo feliz, por su bienestar...—inclinó su cabeza ligeramente de forma respetuosa. —Gracias de todo corazón por aceptarme en su familia.

—Pero mírate nada más Arthit... —La señora evidenció el notorio sonrojo en el rostro de su hijo, haciendo reír a todos en la mesa.

—Mamá, papá, no saben lo feliz que me hace el que reciban a Kong de esta forma... —Arthit para nada quería que Kongpob sintiera lo que lamentablemente su propia suegra le hacía. Él cada día intentaba hacer feliz a Kongpob, y aunque la madre de su novio no creyera que fuera adecuado para su hijo, el daría lo mejor para mantenerlo feliz y sano. —Sé que no es fácil para ustedes... Para mí... para nosotros tampoco lo fue —apretó el agarre que mantenía con su menor. Empezaba a sentir un nudo en la garganta. —Madre, sé que siempre quiso que le presentara a alguna de mis novias... Yo nunca lo hice porque... —su voz comenzaba a salir inestable— porque quería presentarles a sólo una persona, a la única con la que realmente deseara estar para siempre. Perdón por tardar cuatro años, pero en ese tiempo tuvimos tantos altibajos. Sólo hasta hoy puedo decir que jamás, nada ni nadie podrá separarme de este hombre que tanto amo.

En algún punto, algunas lágrimas se habían deslizado hacia abajo por las mejillas de Arthit. Y Kongpob había notado cómo a su novio se le entrecortaba la voz, desde entonces supo que Arthit no iba a poder terminar su pequeño discurso sin que alguno de los presentes derramara alguna lágrima.

Él estaba conmovido hasta el corazón por las hermosas palabras de su novio, sus ojos ya lo miraban con las lágrimas acumulándose en sus párpados, pero se resistía a dejarlas ir. Sin embargo, al ver a Arthit llorar, Kongpob simplemente no pudo evitar hacerlo también. Lágrimas de felicidad resbalaban por sus mejillas y no veía el momento de tomar a su novio en brazos y asegurarle una vez más que él sentía lo mismo, que jamás lo dejaría ir y que quería estar con él siempre. Todo lo vivido en esos cuatro años se reproducía en su memoria, lo cual hizo al corazón de Kongpob sentirse incluso más conmovido que antes.

—Mi sol... —Murmuró, aunque no esperaba ser oído, al menos no por alguien más que no fuera su pareja. Dio un cariñoso apretón a la mano de Arthit y, una vez que hubo terminado de hablar, subió su otra mano hacia el rostro del mayor para secar sus húmedas mejillas.

III. FrenesíWhere stories live. Discover now