XIV

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Querida Mimi:

Recién llegamos al departamento. Con Paul aprovechamos de ordenar un poco el desorden que Ringo tenía, pero el pobre se quedó dormido, estaba muy cansado. Como no tengo mucho más que hacer esta noche, le escribo esta carta.

Paris fue bellísimo y muy distinto a Nueva York, Liverpool y todas las ciudades que conozco. A penas bajamos del avión quedamos embobados con la arquitectura y el movimiento tan inusual de los transeúntes... aunque el olor, Mimi, era horroroso.

Nos costó encontrar el hotel, pero nada muy terrible. El edificio era una pequeña casa simple y encantadora, aunque la organización interna no era muy buena que digamos.

La habitación que habíamos reservado fue entregada por error a otros turistas y solo tenían disponible una matrimonial. Me molesté bastante, no le voy a mentir, pero se me pasó rápido al sentir la tranquilidad de Paul. Además, esa pieza era harto más cara que la que teníamos pagada, así que al final salimos ganando.

En estos días conocí otra faceta de mi amigo, una más dulce y sensible. No me había dado cuenta del brillo que tiene, una especie de aura atrayente y emocionante. Con los demás se muestra más tosco y le sigue el juego brusco a los otros dos, pero está semana fue distinto. Me gustó conocerlo.

En el viaje de vuelta le estuve dando muchas vueltas al tema, no pude concentrarme en las películas que vimos y el sabor de la comida no tuvo cabida en mis pensamientos. Estoy un poco confundido y, quizás, algo asustado por que algo cambie entre los dos, pero quiero que lo escuche de mí antes de que cree sus teorías. Algo en mi cambio y ahora no puedo verlo sin sentir algo más.

Mimi, no sé que hacer.

Con cariño, John.

Querida Mimi... -mclennon-Onde histórias criam vida. Descubra agora