Capítulo 13: Extrañar

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Cuando los ojos de Gerard se abrieron, el panorama fue nebuloso. Por instinto su mano fue a palpar a su costado, esperando encontrar a Frank ahí. La cama, sin embargo, estaba vacía, tan sola cómo su amarga presencia. Un suspiro salió de sus labios para solventar su soledad. Apretó la almohada que usaba Frank y el olor a frutas salió despedido justo cuando sus ojos se aclararon. Ya no le dolía la cabeza, ya no tenía nauseas y no estaba constipado. Podía respirar bien, tanto cómo para permanecer ahí un rato, aunque nada era igual cómo oler la piel de Frank directamente. Luego de dar un par de vueltas, se levantó y fue al baño.

Al salir, Frank estaba ahí, arreglando las sabanas y recogiendo los pañuelos que Gerard había tirado al suelo.

-Hola.- le saludó al mirarlo.

Gerard entonces, tuvo ese momento en el que recordó todo lo sucedido y lo meditó. Desde los besos en año nuevo, hasta los que se habían dado mientras estuvo enfermo. Sintió un retorcijón en el pecho una vez Frank se le quedó viendo inquieto. Lo vio acercarse a él y dio un paso atrás. No estaba asustado, sólo temía el debilitarse, temía que aquello en su pecho fuera algo más que miedo, que fuera esa ansiedad que se alborotaba en sus entrañas cada que tenía a Iero cerca. Bajó la mirada y caminó hasta su armario para buscar algo de ropa.

-Saldré.- informó Frank y eso le hizo dar un respiro.

-¿A dónde iras?- se interesó.

-A buscar más libros, hablé con Dana y ella tiene suscripción a varias bibliotecas que necesito. También tiene auto y se ofreció a llevarme.- le explicó, pero cada vez su voz sonaba más cerca, lo que hizo que Gerard tomara cualquier prenda, cerró las puertas y se quedó viendo a Frank, quien ya estaba pegado a él.

-¡Mierda!, mi auto.- se quejó, recién lo había recordado y era que con tanta contrariedad, era lo último en lo que pensaría. Cómo lo dijo Frank, sus prioridades habían cambiado.

-Oh. Lo traerán arreglado, no te preocupes.- predispuso con una sonrisa, Gerard cerró los labios en una línea y apretó los puños. Tenía ganas de besar a Frank, de abrazarlo y sonreír con él, pero debía contenerse, no se lo podía permitir. –Regresaré antes de que caiga la noche, ya sabes, para cubrir mi turno.- explicó y a Gerard se le hicieron mil interrogantes.

¿Qué había ocurrido con lo de sus prioridades? ¿Qué había pasado con eso de que lo quería? ¿Acaso luego de su declaratoria esperaba algo a cambio? ¿Acaso no quería pasar el día con él?... su rostro tuvo una seña de preocupación. A lo lejos se escuchó el grito de Dana llamando a Frank y ambos miraron la puerta con indignación.

-¿Te ocurre algo? ¿Te sientes bien?- indagó Frank al acariciarle una mejilla a Gerard, quien mantuvo su mirada ausente.

-Sí… sí.- le contestó apresurado.

-Porque puedo decirle a la Señora Grace que venga a cuidarte, o si quieres me puedo quedar a cuidarte.- repuso preocupado, los ojos de Gerard estaban perdidos y sus manos empuñadas le intrigaban.

-No. Oye.- se apresuró a responderle, le esquivó la caricia y se alejó unos pasos de él. –Estoy bien. Me siento genial. Iré a bañarme. Espero que encuentres lo que buscas.- masculló dándole la espalda, Frank fue rápido en tomarle una mano, lo jaló hasta dejarlo frente a él y de nuevo escucharon la voz de Dana llamándole. –Te esperan.- alcanzó a susurrarle Gerard, pero Frank fue sordo ante eso, vio sus labios moviéndose y no pudo evitar atraparlos con los suyos, retenerlos ahí un momento e intentar abrirlos, una vez sintió que Gerard por fin pudo respirar.

-Nos vemos en la noche.- le susurró dejándole la boca, las mejillas de Way estaban sonrojadas y sólo pudo asentir y esconderse de prisa en el baño.

El Libro de las Letras Escarlata |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora