Capítulo 0.6

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Primeros cuatro años de Bae.

El sol se filtraba por las ventanas de todo la casa. Era principios de verano, el calor estaba terrible y el sudor no dejaba de bajar por mi frente.

Dejando los platos ya lavados en el lugar correspondiente, me seque las manos. Levantando la vista, deje salir un brinco cuando me tope con los ojos salvajes de un gato negro, sentado sobre la ventana justo en frente de mi.

-Carajo...- Susurre entre dientes. Con el corazón mas calmado, estire mi mano, acariciando el suave pelaje negro del gato, quien cerro los ojos maullando levemente. Sonreí.

Alejando mi mano, de la nada, un copo de nieve cayó sobre su nariz, enternecido por la tierna imagen, observe como se deshacía en su nariz.

Un copo de nieve.

En verano.

Mis ojos se abrieron como platos, asombrados cuando más copos de nieve empezaron a caer sobre el gato, y sobre mi. ¿Como?.

Levante la vista tontamente hacia arriba, dos copos de nieve caían lentamente. Frunci el entrecejo, completamente confundido. Di media vuelta.

-¡Nieve!, ¡Paehyung!, ¡Hice nieve!.- Carcajadas acompañaron los divertidos gritos de Bae, quien saltaba sobre el sillón con sus manos extendidas hacia el techo, sus alas que se habían vuelto doradas agitándose con furor.

Entonces los vi. En sus manos, una luz blanco tenue apenas perceptible se encontraba en el centro de sus palmas, copos de nieve seguían saliendo de ellas, y en el sillón en el que Bae seguía saltando, se encontraba llenó de nieve.

Por un segundo, sentí felicidad al ver su propia alegría, pero cuando observe su rostro, con venas completamente azules sobresaltado y demasiado pálido para ser normal, el miedo se infiltró en mi sistema.

Con rapidez, y soltando el trapo entre mis manos, corrí hacia Bae, asustado.

-¡Bae!, ¡baja de ahí!, ¡Ven!.- Aquellas palabras salieron en sollozos, las lágrimas se arremolinaron en mis ojos. Tenía miedo. Mucho.

-¡Puedo hacer nieve, papá!, ¡Mira!.- Cuantos más copos de nieve salían de sus manos, mas pálido se ponía y las venas crecían por sus brazos de forma rápida. Incluso sus preciosas alas de bebe parecían enfermas.

Mi corazón latía a un ritmo demasiado rápido, las lágrimas cayeron, la impotencia me cegó y sin importarme ni medir las consecuencias de lo que podría pasarme siendo un humano, tome a mi hijo en brazos, casi pude sentir perfectamente como el hielo congelaba mi cuerpo, y lo abrace sobre mi pecho con fuerza teniendo cuidado de no aplastar sus plumas, arrullandolo.

-Deja de hacer eso, cariño, por fa-favor...- Aquellas palabras salieron en un susurro debilitado. Incluso con la piel sumamente fría de Bae que me estaba quemando, nunca lo solté.

-¿Papá?, ¿Por que...?, ¡papá!.- El grito asustado de Bae lo escuche lejano, me pregunte si se habría alejado de mi. Cuando deje de sentir mis brazos, mis piernas, mi cuerpo, entonces me preocupe.

Ni siquiera me había dado cuenta cuando había dejado de mirar, pues la oscuridad me cegaba. Y en lo único en lo que podía pensar era en Bae. Que este bien, por favor. Rece, la inconsciencia golpeándome sin previo aviso en segundos.

Y esa misma inconsciencia, me trajo recuerdos que luche por borrar de mi corazón y como era obvio, nunca logre.

"... Estaba enojado, su rostro, aquellas atractivas fracciones que siempre mostraban calma y superioridad, se encontraban tensas, furiosas.

Recargándome sobre la pared de su oficina, pese a que sabía que no debía entrar, lo analice. Sus enormes alas añil se sacudieron con ira.

-No deberías de estar aquí.- Murmuro de forma fría, sin levantar la vista de los papeles que había en aquel escritorio de madera con bordes de oro puro.

-No debería, pero te escuche gritar, nunca te he escuchado gritar, ¿sabes?.

No respondió, soltado las hojas entre sus manos, resolvió sus cabellos oscuros, gruñendo.

-Puedes contarme lo que sea, espero que sepas eso.- Susurré caminando hasta llegar al frente de aquel elegante escritorio.

-El maldito viejo esta amenazado de nuevo. No le tome importancia, no hasta que Chan llego y me dijo que habían tomado a dos de mis vampiros.

Abriendo los ojos en grande, no supe que decir.

-Pero puedes ir por ellos, ¿No?. Digo...

- Los mato, hoy por la mañana puso sus cabezas y sus corazones en la puerta de sus familias.

La habitación quedo en silencio. El horror me cubrió.

- Lo siento, Jungkook.- Murmuré acercándome al Arcángel, mis brazos lo rodearon, sintiendo lo tenso que se encontraba.

-El no va a parar, Taehyung, el no va a parar hasta tener mi territorio y todo lo que es mío.- Fue entonces que levanto la mirada, sus oscuros ojos redondos llenos de pesadillas y horrores me miraron.- Prométeme que no me odiaras incluso cuando haga atrocidades, prométeme que seguirás amándome como lo haces ahora, por que siempre te voy a necesitar por la eternidad, Taehyung. Por favor.

Tomando sus mejillas entre mis manos, presione mis labios sobre los suyos con amor.

-Mi corazón siempre va ser tuyo, en esta vida y en las siguientes..."

El Corazón del Arcángel [KOOKV] Where stories live. Discover now